Demoledor retrato de marginalidad
Basada en la pol¨¦mica novela hom¨®nima del colombiano Jorge Franco, que el eficaz guionista argentino Marcelo Figueras (lo recordar¨¢ el lector por ser el libretista de Plata quemada o de Kamchatka de Marcelo Pi?eyro) ha convertido en un demoledor retrato de marginalidad, desamparo, odio contra el mundo y muerte, Rosario Tijeras ambienta su acci¨®n en las turbulentas calles de la Medell¨ªn de finales de la d¨¦cada de los ochenta. A?os de narcotr¨¢fico, de sicarios, de coca¨ªna circulando sin problemas por todas partes y convertida en el combustible habitual de las noches en que la m¨²sica, el sexo y la sangre se mezclaban en una suerte de carrusel que se interrump¨ªa con frecuencia a balazos.
ROSARIO TIJERAS
Direcci¨®n: Emilio Maill¨¦. Int¨¦rpretes: Flora Mart¨ªnez, Unax Ugalde, Manolo Cardona, Rodrigo Oviedo, Alonso Arias. G¨¦nero: criminal, Colombia-M¨¦xico-Espa?a-Brasil-Francia, 2005. Duraci¨®n: 117 minutos.
Retrato, pues, y no s¨®lo de una ciudad; o para decirlo con m¨¢s propiedad, retrato de un peculiar tri¨¢ngulo y muy particularmente de una mujer explosiva, que no por casualidad da nombre al filme: sabiendo que es una mujer de turbadora belleza y nacida y criada en los altos mis¨¦rrimos que coronan la ciudad, imagine el lector el por qu¨¦ de su apelativo de Tijeras. Es una hero¨ªna extraviada en los vericuetos del deseo, pero tambi¨¦n en los de su deseo de venganza: lo sabremos desde la primera secuencia, las cosas para ella no van a ser precisamente f¨¢ciles.
Figueras, el guionista, y el director, Emilio Maill¨¦, cuentan la historia de Rosario (la volc¨¢nica, impresionante Flora Mart¨ªnez, actriz de telenovelas pero, por fortuna para el respetable, bastante m¨¢s que eso), de Emilio (Cardona), un pijo harto de ligar que frecuenta antros un tanto peligrosos, y de su amigo de infancia, Antonio (Ugalde, muy plausible con su deje colombiano) mediante una sucesi¨®n de flashbacks no siempre demasiado claros, pero que sirven para pautar dram¨¢ticamente una historia desgarradora y tremenda. Se sirven, es claro, del gancho de la actriz para componer su personaje, en principio sensual, provocadora, profundamente turbia y deseable; pero tambi¨¦n fr¨¢gil, desquiciada, v¨ªctima de violaci¨®n con s¨®lo once a?os y de casi todo lo que se puede adivinar, despu¨¦s; hermana de sicarios, mujer de gatillo f¨¢cil, ella y s¨®lo ella ser¨¢ capaz de coger con sus manos su destino y destrozar su vida a tiro limpio.
El edificio del filme se mantiene en pie gracias a Flora Mart¨ªnez, ante todo; pero tambi¨¦n a la h¨¢bil descripci¨®n de una psicolog¨ªa metida en un tiempo hist¨®rico preciso y en una ciudad angustiosamente hermosa, y en la que la vida no vale literalmente nada: la violencia, -no hay mayor explicaci¨®n para ella-, y sus estallidos nos sobrecogen en ocasiones por inesperados, en otras por premeditada, lentamente anunciados.
Rosario Tijeras es una pel¨ªcula poderosa, recorrida por un h¨¢lito de sexo y muerte (?esa secuencia del paseo con el muerto por las calles de la ciudad, a ritmo de m¨²sica tropical, tragos y l¨¢grimas!), de deseo, desilusi¨®n, desesperanza. Es un cap¨ªtulo m¨¢s, pero ciertamente de los m¨¢s ilustres, en la ya larga, abultada filmograf¨ªa sobre un pa¨ªs ensombrecido y con una violencia persistente, de una ciudad desgarrada, de un futuro hasta la fecha casi clausurado.
Babelia
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