Arte contempor¨¢neo

Muchos creen que el arte ha de ser bello. Pero algunos reclaman que sea, adem¨¢s, moral o socialmente ¨²til. A mediados del siglo XX, tras el horror de la II Guerra Mundial, cambi¨® el mundo y el concepto del arte. La actividad art¨ªstica pas¨® a formar parte de la sociedad de consumo. El valor ten¨ªa que ver con la belleza, con la notoriedad del autor y, en suma, como objeto de inversi¨®n. Son los artistas quienes imponen su propio arte, sin etiquetas, y hay quien crea con un depurado estilo figurativo, mientras otros exponen las instalaciones m¨¢s desfiguradas. Nuevas disciplinas como la fotograf¨ªa y el v¨ªdeo son ya arte contempor¨¢neo. De todo ello trata la nueva entrega de la Historia del Arte de EL PA?S.

A partir de los a?os cuarenta, las galer¨ªas y museos, y la incorporaci¨®n al mercado de la figura del coleccionista, activan la difusi¨®n de las nuevas tendencias. Durante los a?os sesenta se produce una ruptura total de las fronteras entre la pintura y la escultura y entre la vida y el arte. El arte norteamericano se apropia de casi todo lo nuevo. El hiperrealismo y la nueva figuraci¨®n ampl¨ªan los caminos y desaparecen los grandes maestros de las primeras vanguardias.

El dise?o ser¨¢ una de las claves de la renovaci¨®n del arte contempor¨¢neo. La experiencia que mejor interpret¨® y materializ¨® la confluencia intelectual entre arte e industria fue la que llev¨® a cabo la Bauhaus, la gran escuela creada en 1919 en la Rep¨²blica de Weimar, en Alemania, por Walter Gropius. La Bauhaus revolucion¨® el dise?o, la arquitectura y el arte de la ¨¦poca y cont¨® hasta el fat¨ªdico a?o 1933 en el que Hitler se hizo con el poder con los mejores artistas: Kandinsky, Klee, Moholy-Nagy, Josef Albers y el arquitecto Mies van der Rohe, el ¨²ltimo director de escuela. La Bauhaus defini¨® una nueva est¨¦tica para los objetos cotidianos y la arquitectura, y se convirti¨® en el emblema del pensamiento progresista de los a?os veinte.

Nuevos estilos como el arte conceptual tienen su origen en el happening norteamericano, un espacio-espect¨¢culo a medio camino entre la pl¨¢stica, la m¨²sica y el teatro. Un arte-acci¨®n en contraposici¨®n con otro estilo pict¨®rico, el land art, que regres¨® a la naturaleza por el camino contrario a la vivencia urbana y consumista del pop art. El minimalismo fue otro de los movimientos pl¨¢sticos de origen estadounidense que afect¨® de manera determinante tanto al arte norteamericano como al europeo. Donald Judd y Sol Lewitt ser¨ªan las figuras clave de este movimiento.

En 1967, el cr¨ªtico de arte italiano Germano Celant dio nombre a uno de los movimientos art¨ªsticos que mayores consecuencias tendr¨ªa en el arte de finales del siglo XX, el arte povera. Pistoletto, Kounellis, Merz son, entre otros, los encargados de oficiar la ruptura sociocultural con los materiales m¨¢s heterog¨¦neos y m¨¢s ef¨ªmeros, recre¨¢ndolos o transformando sus apariencias. Cuando en 1969 Kounellis mostr¨® 11 caballos vivos en una sala de exposiciones de Roma, lo hizo como una bofetada simb¨®lica al car¨¢cter comercial del arte al hacer de los caballos el propio objeto.

La escultura del siglo XX adopta las l¨ªneas curvas y los vol¨²menes planos del cubismo. Desmantelaron la forma compacta, alternaron lo c¨®ncavo y lo convexo y aplicaron el principio de los "vac¨ªos activos". Brancusi, Arp y Moore; el espa?ol Julio Gonz¨¢lez, Calder, Marino Marini y sus c¨¦lebres jinetes, o Alberto Giacometti, otro de los escultores m¨¢s originales con sus obras longuil¨ªneas y planas, sin volumen.

El siglo XX asiste tambi¨¦n a la renovaci¨®n del arte hispanoamericano, una s¨ªntesis entre las vanguardias europeas y las culturas aut¨®ctonas, como la del muralismo mexicano en el que destacan los Tres Grandes: Orozco, Diego Rivera y Siqueiros. Sus obras colosales en los edificios p¨²blicos tienen un contenido profundamente indigenista. En Uruguay, Joaqu¨ªn Torres Garc¨ªa fue el precursor del arte abstracto hispanoamericano con su teor¨ªa del universalismo constructivo. La pintora mexicana Frida Kahlo es un fen¨®meno aparte, con sus pinturas cargadas de dramatismo y sus autorretratos tan pr¨®ximos al surrealismo y llenos de s¨ªmbolos de la cultura popular.