La nueva cara de Zegna
Emblema de la sastrer¨ªa italiana cl¨¢sica y potente multinacional, la firma rompe con algunos de sus clich¨¦s con su colecci¨®n m¨¢s joven y l¨²dica. Firmada, por primera vez, por un dise?ador reconocible, Alessandro Sartori
Es justo comenzar por la cara. Una regi¨®n alargada, oculta tras unas generosas gafas y partida por una nariz aguile?a. Lo que hace especial el rostro de Alessandro Sartori no son sus rasgos italianos, bronceados en invierno, sino el que vengan a representar a Ermenegildo Zegna, una compa?¨ªa de siempre poco amiga de los personalismos.
Conoc¨ªamos otras caras, s¨ª. La de Ermenegildo, que lo empez¨® todo en 1910 en Trivero, en el coraz¨®n de los Alpes bieleses. Y las de la tercera generaci¨®n de Zegna, familia de gestores: Gildo y Paolo (consejeros delegados) y Anna, responsable de la imagen y las acciones filantr¨®picas del grupo.
Hasta la llegada de Alessandro Sartori, dise?ador de Z Zegna, apuesta joven y l¨²dica del grupo, los creadores eran incorp¨®reos como los duendes que trabajan de noche. "Cuando decidimos comenzar la marca [en 2003], estuvimos de acuerdo en que si quer¨ªamos apelar a un cliente m¨¢s preocupado por la moda necesit¨¢bamos una cara", explica Sartori. "Para que se pudiese reconocer en ella y escuchar lo que le estaba contando. Los compradores de Ermenegildo Zegna, leales como pocos, no necesitan rostros, s¨®lo la fuerte imagen de compa?¨ªa". Algo que, sin duda, hallan en los n¨²meros de esta multinacional con maneras reposadas de empresa familiar.
En 2005, a?o de la entrada en la junta directiva del antiguo e influyente gestor de Gucci, Domenico de Sole, el grupo, que emplea a unas 5.000 personas, obtuvo un beneficio de 713 millones de euros (un 12,5% m¨¢s que en 2004); fabric¨® sus trajes, camisas y accesorios de aroma cl¨¢sico en las 18 f¨¢bricas que posee en todo el mundo (tres de ellas est¨¢n en Espa?a, un mercado tradicionalmente comprador de Ermenegildo Zegna), y produjo en r¨¦gimen de licencia los dise?os de marcas como Gucci, Versace o, desde febrero, Tom Ford (en cuyo equipo trabaj¨® Sartori a finales de los noventa).
Tambi¨¦n confirm¨® la apuesta por Z Zegna ("no una segunda l¨ªnea, sino una marca para otro mercado"), su estilo deudor del cine italiano de los cincuenta y la elegancia atrevida de Steve McQueen, y lo que tiene de modernizaci¨®n de la imagen del m¨¢ximo guardi¨¢n de los valores de la sastrer¨ªa italiana.
La revoluci¨®n es, con todo, tranquila. Como su abanderado. Alessandro Sartori (hijo de modista y apellidado sastre en italiano) naci¨® a cinco kil¨®metros de Trivero, creci¨® con la imagen siempre presente de la f¨¢brica madre de Ermenegildo Zegna recortada contra los Alpes y entr¨® a formar parte del grupo en 1986. Es de la clase de dise?adores que, m¨¢s que de musas y arrebatos creativos, habla de valores de marca. "Me gusta dise?ar bajo el nombre de otro. Porque el grupo me ofrece lo que ning¨²n otro lugar puede ofrecerme. Una producci¨®n excelente, una distribuci¨®n inmejorable. He crecido con esta compa?¨ªa".
Mirando a Italia y a Asia. Alessandro Sartori acaricia los pantalones rectos, las cazadoras de cuero y las chaquetas de finas solapas al mostrar la colecci¨®n de primavera-verano para la que se inspir¨® en viejas fotograf¨ªas de Cinecitt¨¤. Estamos en la tienda de Ermenegildo Zegna en Madrid, donde Z Zegna tiene reservado su espacio.
La ropa respira la misma sinton¨ªa con la empresa que su creador. "Nuestra pol¨ªtica no es crear muchas tiendas exclusivas de Z Zegna", admite Sartori. S¨®lo existen unas pocas de este tipo desde que se abri¨® la primera en Malaisia. Un s¨ªntoma m¨¢s del inter¨¦s creciente del grupo por el mercado asi¨¢tico, donde ya posee 56 tiendas s¨®lo en China. Pero no el ¨²nico. Estados Unidos ya representa el 26% de los ingresos del grupo. En el caso de Z Zegna, la ropa se vende deliberadamente en pocos y bien elegidos espacios y con la importante ayuda de actores j¨®venes como Adrien Brody (que protagoniz¨® las publicidades de la marca en sus cuatro primeras temporadas) y el mexicano Diego Luna. "Nos parecen personajes adecuados para hacer entender al p¨²blico estadounidense el mensaje de Z Zegna". Esto es, calidad, con un moderado toque de atenci¨®n a las tendencias para treinta?eros (con dinero, porque ¨¦sta es una marca de semilujo) que ya tuvieron suficiente streetwear por el momento.
Aprobaci¨®n de la cr¨ªtica. Un mensaje muy acorde con el signo de estos tiempos en los que las chaquetas y los pantalones de traje han vuelto a los corazones juveniles y a los clubes de rock. "Desde luego, es un momento muy interesante para Z Zegna", admite Sartori, que, pese a tanta discreci¨®n, ya ha empezado a recoger frutos como la aprobaci¨®n de las cr¨ªticas de la ¨²ltima pasarela de moda masculina de Mil¨¢n, o el premio de la edici¨®n espa?ola de la revista GQ como mejor dise?ador del a?o pasado. "Fue muy halagador. Cuando me llamaron, pas¨¦ de la pura sorpresa a sonrojarme", recuerda. Y el mero recuerdo vuelve a conseguir atraer la atenci¨®n a su cara. Est¨¢ roja como el carm¨ªn.
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