M¨¢s diferencias que similitudes
El giro a la izquierda en Am¨¦rica Latina es un lugar com¨²n que no deja de repetirse en foros pol¨ªticos y en los medios de comunicaci¨®n. Sin embargo, ?de qu¨¦ izquierda se est¨¢ hablando? El t¨¦rmino ha sido tradicionalmente complejo en la tradici¨®n europea, e incluso equ¨ªvoco en la reciente historia latinoamericana, donde se lleg¨® a negar la aplicaci¨®n te¨®rica de las propias categor¨ªas de izquierda y derecha como definidoras del juego pol¨ªtico. Las posibilidades de la confrontaci¨®n izquierda-derecha fueron diluidas por el peso del populismo que comenz¨® a extenderse por casi toda la regi¨®n a partir de la d¨¦cada de 1930. El populismo, por su vocaci¨®n centr¨ªpeta, el ensalzamiento de los patrones de identidad nacional, el desprecio a la competencia partidista y la utilizaci¨®n del Estado como regulador de las relaciones sociales y econ¨®micas, dej¨® nulo margen para la expresi¨®n pol¨ªtica de la liza ideol¨®gica.
Las alianzas internacionales hacen parecer an¨¢loga una izquierda heterog¨¦nea
La confrontaci¨®n izquierda-derecha fue diluida por el peso del populismo
Hoy, adem¨¢s, conviven diferentes escenarios de una gran variedad que dificultan el uso del t¨¦rmino izquierda con similar significado para todos ellos y que son producto de la heterogeneidad de Am¨¦rica Latina y del dise?o institucional sobre el que gira la pol¨ªtica en la regi¨®n.
Am¨¦rica Latina conforma un territorio tan diverso que su uso como referente espacial ¨²nico es equ¨ªvoco, si no directamente err¨®neo. Las realidades nacionales son tan diferentes que los denominadores comunes tienden a confundir lo que acontece ocultando su significado. Desarrollos hist¨®ricos distintos, sedimentos poblacionales variopintos, recursos naturales y marcos geogr¨¢ficos y clim¨¢ticos dis¨ªmiles, combinados con escenarios institucionales que, partiendo de matrices singulares, han tenido evoluciones a veces contrapuestas, proyectan Estados con culturas pol¨ªticas que dibujan diferencias tan marcadas entre los pa¨ªses como las que se pudieran dar en el seno de Europa. Todo ello est¨¢ afectando a Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Uruguay y Venezuela, haciendo que, pese a lo que se viene defendiendo a veces con ¨¦nfasis, sus diferencias sean mayores que sus similitudes.
Por su parte, el dise?o institucional de la regi¨®n se articula en torno al presidencialismo como forma de gobierno que implica, para llevar a cabo el programa electoral del presidente, la necesidad de tener mayor¨ªas parlamentarias s¨®lidas y estables del color pol¨ªtico de ¨¦ste. Circunstancia que acontece en Argentina, Bolivia, Uruguay y Venezuela, pero no en Brasil y Chile. En estos dos pa¨ªses, sus presidentes, de inequ¨ªvoca militancia izquierdista y adscritos a formaciones como el Partido Socialista chileno, con setenta a?os de historia, y el brasile?o Partido de los Trabajadores, con un cuarto de siglo de andadura, no disponen de Gobiernos monocolores ni con mayor¨ªas que les apoyan en sus respectivos Congresos, implement¨¢ndose con mucha frecuencia decisiones ajenas al programa izquierdista presidencial. Escenarios ambos a los que podr¨ªa sumarse Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, en el caso de que el 2 de julio una mayor¨ªa simple le eligiera como presidente de M¨¦xico, pero que la imposibilidad de que su formaci¨®n, el Partido de la Revoluci¨®n Democr¨¢tica, con una historia de menos de veinte a?os y una herencia pri¨ªsta con componentes de la izquierda tradicional, consiguiera mayor¨ªa en el Congreso le abocar¨ªa a una situaci¨®n si cabe aun m¨¢s precaria, por no existir el mecanismo de la segunda vuelta presidencial que potencia la figura presidencial en Brasil y Chile.
De los cuatro casos con presidentes que tienen amplias mayor¨ªas parlamentarias, el m¨¢s difuso es el tibio populismo del argentino Kirchner quien, salvando las distancias temporales, gozar¨ªa de aquella confusi¨®n que tan dif¨ªcil hizo el uso del binomio izquierda-derecha, al mantener el peronismo, nacido hace sesenta a?os, una vocaci¨®n de sistema pol¨ªtico en s¨ª mismo m¨¢s que un partido a secas, donde cabe y se da el juego de dicho binomio. Kirchner ahora se identifica con el sector de la izquierda de su partido contraponi¨¦ndose a Menem, que se situ¨® a la derecha. Uruguay cuenta con un Gobierno de izquierda tras el veredicto mayoritario de las urnas a favor del Frente Amplio, formaci¨®n que se aproxima a los cuarenta a?os de edad, y que controla la presidencia, un Gabinete mucho m¨¢s homog¨¦neo que el brasile?o o el chileno, y un Congreso en el que tiene una c¨®moda mayor¨ªa.
El pa¨ªs que m¨¢s recientemente ha experimentado un cambio de profundo calado ha sido Bolivia, donde el Movimiento al Socialismo, partido fundado hace poco m¨¢s de seis a?os y aupado sobre un movimiento social conformado por los productores de coca, ha alcanzado el poder con una mayor¨ªa ins¨®lita en la reciente historia del pa¨ªs andino. La figura de su l¨ªder, el sindicalista Evo Morales, el secular abandono y exclusi¨®n de su mayoritaria poblaci¨®n ind¨ªgena y el se?uelo de una venturosa explotaci¨®n nacionalista de los hidrocarburos han proyectado la situaci¨®n de Bolivia como un refuerzo a las tesis del giro a la izquierda de la regi¨®n. Un componente decisivo de este marco ha sido la entrada en escena del presidente venezolano, quien ha apadrinado el proceso.
Hugo Ch¨¢vez ha atizado cinco de los componentes m¨¢s cl¨¢sicos del populismo latinoamericano de hace medio siglo: el papel del caudillo sobre el partido, el lenguaje emocional, ret¨®rico y lleno de claves con un fuerte contenido simb¨®lico, el movimentismo como expresi¨®n y cauce de la participaci¨®n y de la representaci¨®n pol¨ªtica de un pueblo-naci¨®n que hasta la llegada del caudillo ha sido despose¨ªdo de todo su significado; el furibundo antiamericanismo, traducido en la creciente confrontaci¨®n verbal con el presidente Bush, parejo con el alineamiento irrestricto con Castro, y la vuelta al papel preponderante del Estado en una econom¨ªa nuevamente centralizada.
La pol¨ªtica hace muy extra?os compa?eros de viaje y, en ese sentido, el factor internacional de alianzas, identificaciones y padrinazgos puede hacer parecer an¨¢loga hoy m¨¢s que nunca una izquierda latinoamericana heterog¨¦nea.
Manuel Alc¨¢ntara S¨¢ez es catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica y director del Instituto de Iberoam¨¦rica de la Universidad de Salamanca.
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