Marcos
Ahora que se cumplen tres a?os sin v¨ªctimas mortales del terrorismo vasco es cuando empiezan a cernirse sombr¨ªos nubarrones sobre el llamado proceso de paz. ETA reitera en Gara que su alto el fuego es permanente pero no definitivo, pues est¨¢ condicionado a que se le pague un precio pol¨ªtico: autodeterminaci¨®n y territorialidad. Adem¨¢s, Batasuna reclama la suspensi¨®n del Estado de derecho y la inmediata apertura de una negociaci¨®n pol¨ªtica. A su vez, Rajoy aprovecha para retirar su anterior apoyo al Gobierno, limit¨¢ndolo a negociar la rendici¨®n incondicional. Y al verse as¨ª acosado por tirios y troyanos, el presidente Zapatero ha optado por anunciar unilateralmente que da por verificado el final de la violencia, y que se dispone a solicitar en junio autorizaci¨®n al Parlamento para negociar con ETA.
Pero a estas alturas, todav¨ªa no contamos con ninguna hoja de ruta que nos indique por d¨®nde espera abrir el Gobierno alg¨²n sendero de paz. Ya se nos ha dicho lo que no piensa aceptar: ni precio pol¨ªtico, ni amnist¨ªa, ni autodeterminaci¨®n, ni territorialidad. Pero todav¨ªa no sabemos lo que s¨ª espera ofrecer. Y a falta de una estrategia efectiva, s¨®lo contamos con las sibilinas palabras de Rubalcaba: "Ya saben mi tesis, soy monotem¨¢tico: hay una cosa que se llama Ley de Partidos y ¨¦se es el marco. En ese marco se puede jugar en democracia, fuera de ese marco no hay nada que hacer". He ah¨ª el concepto, la nueva metodolog¨ªa: no estrategia ni hoja de ruta sino "marco" (frame). Es el framing o encuadre, hoy de moda en los estudios de agenda p¨²blica y movimientos sociales, que hace depender las interacciones estrat¨¦gicas de los marcos cognitivos que las definen y califican. Y al parecer, el marco que esgrimir¨¢ el Gobierno en su negociaci¨®n con ETA ser¨¢ la Ley de Partidos, como contrapartida del abandono de las armas.
Pero ?y Batasuna? ?Cu¨¢l ser¨¢ el marco estrat¨¦gico que esgrimir¨¢n los abertzales en su negociaci¨®n con Zapatero? En su libro sobre ETA, S¨¢nchez-Cuenca distingue tres estrategias sucesivas. En un comienzo, guerra de liberaci¨®n nacional mediante la espiral acci¨®n-reacci¨®n para provocar una insurrecci¨®n popular. Fracasada la v¨ªa revolucionaria, se inicia la segunda fase: guerra de desgaste contra el Gobierno, intensificando los atentados para forzar una negociaci¨®n. Esta etapa se cierra con la ca¨ªda de Bidart y el llamado esp¨ªritu de Ermua, que obliga a ETA a buscar un frente nacionalista con el PNV, sellando as¨ª el fracasado Pacto de Lizarra. Finalmente, la irrupci¨®n de las masacres islamistas y el efecto Zapatero brindaron a ETA una cuarta oportunidad, abriendo la fase actual de alto el fuego permanente. Pero ?qu¨¦ clase de marco estrat¨¦gico es ¨¦ste? ?Un marco irland¨¦s como la paz de Belfast o un marco sudafricano al estilo Mandela?
Cabe plantear la hip¨®tesis de que la estrategia de ETA-Batasuna, en esta cuarta fase de su trayectoria hist¨®rica, esgrima un marco zapatista. Con este apelativo no me refiero a Zapatero, sino a la revoluci¨®n zapatista, armada pero virtual e incruenta, que puso en escena el subcomandante Marcos desde las selvas lacandonas en nombre del indigenismo mexicano. Y ha de recordarse que el sesentayochista Marcos eligi¨® su alias en honor de los frames o marcos cognitivos que justifican las movilizaciones colectivas. Pues bien, lo mismo habr¨ªa hecho ETA: como tras el 11-S y el 11-M ya no puede matar, ha decidido seguir blandiendo las armas con estrategia ya no mortal sino virtual. Es la continuaci¨®n de la guerra por otros medios, ahora ficticiamente pac¨ªficos. De ah¨ª que su alto el fuego s¨®lo sea virtual, o sea permanente pero no definitivo, pues no tiene intenci¨®n de abandonar el escenario, al que desea seguir imponiendo para siempre su propia agenda de cumplimiento imposible. Sabe que nunca lograr¨¢ la independencia ni la territorialidad, pero quiere seguir monopolizando el protagonismo p¨²blico con la ficticia representaci¨®n de un sinf¨ªn proceso de paz. Por eso mantiene sus armas en reserva virtual para esgrimirlas indefinidamente como ret¨®ricos instrumentos de paz.
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