El fiscal abre la muralla
Una trama de funcionarios se adjudic¨® la mayor¨ªa de los proyectos de obras durante 10 a?os en la Diputaci¨®n de Lugo
La polic¨ªa la ha llamado Operaci¨®n Muralla por la fortaleza romana que durante dos milenios ha cobijado a la ciudad de Lugo. Una denominaci¨®n en clave cargada de posibilidades metaf¨®ricas. Porque la espectacular redada dirigida por el fiscal de Lugo contra funcionarios de alto rango de la Diputaci¨®n ha sido como abrir un boquete en otra clase de muralla que ya parec¨ªa una parte de m¨¢s del paisaje de Lugo: la estructura de poder creada por Francisco Cacharro Pardo, presidente del organismo provincial desde hace 23 a?os y el ¨²nico senador que mantiene su esca?o desde 1979.
Los hechos son sorprendentemente sencillos, porque sus protagonistas ni siquiera se molestaron en procurarse muchas tapaderas. Los datos m¨¢s relevantes se pod¨ªan encontrar en el registro mercantil y en el seguimiento de las adjudicaciones de la Diputaci¨®n, que suministraron a los grupos opositores al PP los datos para las denuncias p¨²blicas emprendidas hace una d¨¦cada sin que hubiese la menor reacci¨®n ni se interrumpiesen las pr¨¢cticas.
Nadie actu¨® hasta que, hace 10 d¨ªas, el esc¨¢ndalo erupcion¨® de forma atronadora: el fiscal jefe de Lugo, Jes¨²s Mar¨ªa Izaguirre, orden¨® la detenci¨®n de 10 personas y, rodeado de polic¨ªas, se present¨® en la sede de la Diputaci¨®n para registrar cajones y archivos.
La presunta trama corrupta se sosten¨ªa sobre una empresa fundada por dos altos funcionarios de la Diputaci¨®n de Lugo, el anterior y el actual jefe del servicio de V¨ªas y Obras, y de la que fueron administradoras sus respectivas esposas. Esa firma, Sen¨¦n Prieto Ingenier¨ªa, SL, empez¨® a copar, a mediados de los a?os noventa, directamente o a trav¨¦s de empleados suyos, la inmensa mayor¨ªa de los contratos para realizar proyectos t¨¦cnicos del organismo provincial.
Ya en marzo de 1996, el Bloque Nacionalista Galego (BNG) hizo la primera denuncia p¨²blica. "No hab¨ªa m¨¢s que ver el listado de adjudicaciones", explica Xos¨¦ Ant¨®n Bao, el actual portavoz nacionalista en la Diputaci¨®n. "Alrededor del 80% o el 90% de los proyectos de los planes de obras eran adjudicados a Sen¨¦n Prieto o a personas directamente vinculadas. Eran estudios que pod¨ªan haber hecho los t¨¦cnicos de la Diputaci¨®n, pero que se encargaban a esa consultor¨ªa externa. Y todo quedaba en familia: las mismas personas adjudicaban el proyecto, lo elaboraban, lo supervisaban y certificaban finalmente la obra".
Ni Cacharro actu¨® entonces ni la pr¨¢ctica se interrumpi¨®. S¨®lo los beneficiarios tomaron algunas precauciones y cambiaron los nombres de su consejo de administraci¨®n. En 2004 volvi¨® a la carga el socialista Manuel Mart¨ªnez. Durante el ejercicio anterior, seg¨²n los datos del PSdeG, el grupo vinculado a los cargos funcionariales de la Diputaci¨®n hab¨ªa facturado proyectos por valor de m¨¢s de 600.000 euros.
"Las adjudicaciones", apunta Mart¨ªnez, "se hac¨ªan mediante un mecanismo fraudulento. Como se trataba de muchas obras de peque?a cuant¨ªa, se adjudicaban por el procedimiento directo, que s¨®lo exige pedir ofertas a tres empresas. T¨¦cnicos de Sen¨¦n Prieto presentaban las tres, normalmente con un presupuesto id¨¦ntico".
Poco despu¨¦s de las denuncias socialistas, un dirigente del BNG, el actual consejero de Industria de la Xunta, Fernando Blanco, acud¨ªa al fiscal para entregarle documentaci¨®n sobre la trama. Socialistas y nacionalistas enfatizaban que, desde las primeras denuncias, la red se hab¨ªa extendido a numerosos municipios gobernados por el PP, que tambi¨¦n encargaban la redacci¨®n de sus proyectos al grupo vinculado a los cargos de la Diputaci¨®n.
Cacharro no ha podido negar los hechos y su defensa se reduce a un pertinaz ataque al fiscal Izaguirre por lo aparatoso de su actuaci¨®n. Pero sea cual sea el desenlace de la investigaci¨®n judicial, sus rivales pol¨ªticos y muchos de sus compa?eros de partido coinciden en que el m¨¢s veterano bar¨®n del PP gallego tiene los d¨ªas contados.
El feudo personal de Cacharro se hab¨ªa vuelto un problema para su propio partido, que desde la retirada de Manuel Fraga ya estaba busc¨¢ndole un sustituto.
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