Tragedia asi¨¢tica
Las calamidades naturales -un se¨ªsmo, un maremoto, una riada- son inevitables. A veces se pueden prevenir y as¨ª mitigar los efectos. En cambio, s¨ª son evitables las cat¨¢strofes propiciadas por la voracidad de poder, la incomunicaci¨®n, la estupidez humanas. Indonesia y Timor-Leste son, por distintos motivos, ejemplos de un nuevo drama en el sureste asi¨¢tico. La primera, tras el terremoto que azot¨® la isla de Java el pasado s¨¢bado y que caus¨® m¨¢s de 4.500 muertos. La populosa naci¨®n de m¨¢s de 200 millones de habitantes todav¨ªa no se ha repuesto del tsunami que arras¨® la provincia de Aceh dejando 170.000 muertos en diciembre de 2004. La segunda, Timor, vive en el caos despu¨¦s de las peleas entre el presidente Gusmao, un venerado ex jefe guerrillero y el primer ministro Alkatiri, musulm¨¢n y l¨ªder del gobernante partido Fretilin y las luchas entre un dividido Ej¨¦rcito y la Polic¨ªa, que ha causado una veintena de muertos y le ha llevado al caos m¨¢s absoluto y a un clima de guerra civil. Una l¨¢stima, porque Timor, una antigua colonia portuguesa ocupada brutalmente durante 25 a?os por Indonesia hasta 1999, hab¨ªa sido mod¨¦lica en el proceso de independencia, supervisado por la ONU y que ahora cumple cuatro a?os. Dos millares de soldados australianos tomaron ayer su capital, Dili, mientras la mayor parte del contingente de la misi¨®n de Naciones Unidas, era evacuado. La peque?a isla, que cuenta con apenas 800.000 habitantes, es uno de los pa¨ªses m¨¢s pobres del mundo, lleno de interferencias internacionales y geoestrat¨¦gicas. Hay quien sospecha que este conflicto institucional ha sido agitado desde fuera para desestabilizar el pa¨ªs a fin de controlar sus recursos naturales de gas y petr¨®leo.
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