Gresca o alternativas
En los carteles del Pleno del Congreso de los Diputados figura para hoy y ma?ana la celebraci¨®n de un debate de pol¨ªtica general en torno al estado de la naci¨®n. Se trata de una costumbre inaugurada en 1984, que forma parte de los usos parlamentarios consolidados. Su finalidad es que el Gobierno informe a la C¨¢mara y al conjunto de los ciudadanos sobre el contenido de su acci¨®n pol¨ªtica durante el a?o transcurrido desde el anterior debate. Ese informe queda enseguida sometido a la consideraci¨®n de los Grupos del Congreso, invitados a formular tambi¨¦n sus propias alternativas, de forma que puedan adoptarse despu¨¦s aquellas resoluciones que sean capaces de suscitar el apoyo mayoritario de los diputados para servir de orientaciones durante el curso pol¨ªtico de los pr¨®ximos meses. Todo esto sobre el papel, pero lo m¨¢s relevante que podremos observar estos d¨ªas ser¨¢ si el PP sigue echado al monte y se mantiene en la bronca o se aplica a la presentaci¨®n de alternativas propias.
Del anterior debate celebrado los d¨ªas 11 y 12 de mayo de 2005 apenas quedan los ecos de la resoluci¨®n aprobada el 17 de ese mes en torno al final dialogado de la violencia terrorista, una vez que fuera contrastada la voluntad inequ¨ªvoca del abandono de las armas por parte de la banda etarra. Pero esta cuesti¨®n ha sido deliberadamente excluida en la comunicaci¨®n del Gobierno y reservada para una pr¨®xima ocasi¨®n plenaria, a celebrar despu¨¦s de la convocatoria anunciada del pacto por las libertades y contra el terrorismo, que a¨²n vincula a los mayoritarios PSOE y PP. Si se diera el caso -dijo en ese debate Zapatero-, "me comprometo formalmente a acudir ante esta C¨¢mara para explicar los pasos a dar y para solicitar el respaldo de todos los grupos pol¨ªticos al logro de la gran aspiraci¨®n de poner fin al terrorismo en Espa?a".
En su r¨¦plica, el l¨ªder de los populares, Mariano Rajoy, le dijo al presidente Zapatero aquello de "est¨¢ usted dispuesto a saltarse la Constituci¨®n, fulminar la Ley de Partidos, deshacer el Pacto Antiterrorista, legalizar a Batasuna, indultar a los asesinos, amordazar a las v¨ªctimas y entrometerse en Navarra". Las acusaciones de Rajoy fueron m¨¢s all¨¢ al a?adir: "Es usted quien se ha propuesto cambiar de direcci¨®n, traicionar a los muertos y permitir que ETA recupere las posiciones que ocupaba antes de su arrinconamiento". El presidente Zapatero reclam¨® entonces, en vano, que su oponente retirara al menos la imputaci¨®n de traicionar a los muertos. Hubo, pues, en esos momentos temperaturas de incandescencia. Que el observatorio meteorol¨®gico registrara en el periodo transcurrido desde entonces fen¨®menos como la declaraci¨®n por ETA del alto el fuego permanente, la detenci¨®n de m¨¢s de 200 etarras, la continuidad de la vigente Ley de Partidos, la permanencia en la ilegalidad de Batasuna o la inalterabilidad del estatus de Navarra, para nada ha cambiado la actitud del PP.
Por su parte, los encapuchados de la banda en sus declaraciones al diario Gara, aparecidas el 14 de mayo pasado, vienen a coincidir de modo milim¨¦trico en sus exigencias con la disposici¨®n entreguista que Rajoy atribuye de manera invariable a Zapatero desde hace m¨¢s de un a?o. ?Sabremos alguna vez qu¨¦ perciben los del PP en el ¨¢mbito de la comunicaci¨®n no verbal de Zapatero para colegir de su compromiso de no pagar precio pol¨ªtico alguno por el desistimiento de las armas, la inminencia de lo contrario? ?O es que estamos en v¨ªsperas de que se nos diga de los t¨¦rminos autodeterminaci¨®n o territorialidad lo que ya escuchamos sobre la palabra naci¨®n al iniciarse el debate del Estatuto de Catalu?a, siempre, eso s¨ª, con el a?adido del "sin perjuicio de lo dispuesto en la Constituci¨®n?".
Mientras llega el momento de que salgan las mesas anunciadas de la carpinter¨ªa, veremos si prevalece la opci¨®n de la bronca o la de la presentaci¨®n de alternativas por parte del PP y advertiremos d¨®nde quieren recolocarse ERC y CiU. Otras cuestiones capitales, como la Ley de Financiaci¨®n de los Partidos Pol¨ªticos, la Ley Electoral o el nuevo reglamento del Congreso, quedar¨¢n como siempre guardadas para mejor ocasi¨®n.
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