Seamos serios
Todo aquel que tiene la valent¨ªa de vestirse de luces merece el m¨¢ximo respeto. Todos los j¨®venes que buscan la gloria y se someten al severo juicio de la plaza de Madrid son acreedores de toda consideraci¨®n. Dicho lo cual, hay cosas que claman al cielo, y, desde el respeto y la consideraci¨®n, enti¨¦ndase lo que sigue.
La novillada de ayer fue un festejo insufrible, un petardo de marca mayor. Los novillos de Santa Coloma, picante puro, mansurrones y de poca clase, no ofrecieron facilidades. Pero la terna, ay la terna, merece menci¨®n aparte. Los tres toreros fracasaron con estr¨¦pito porque los tres carecen de los m¨¢s m¨ªnimos recursos para este dif¨ªcil arte.
La empresa de Madrid deber¨ªa dar una explicaci¨®n porque el festejo suena a compromiso, a pura recomendaci¨®n, a tomadura de pelo de esta bendita afici¨®n que, en contra de lo que parece, todo lo admite. Tiene dif¨ªcil explicaci¨®n que se anuncien dos chavales, ambos han cumplido ya los 27 a?os, y est¨¢n en su quinta temporada como novilleros, y que ni en esta plaza ni fuera de ella han demostrado nada. Seamos serios. Madrid no merece esta falta de respeto. ??stos son los novilleros punteros de hoy? ?Qui¨¦n ha sido el veedor que los ha recomendado? ?No hay en toda Espa?a j¨®venes con condiciones y posibilidades para el triunfo? Seguro que s¨ª, pero no tendr¨¢n recomendaci¨®n. ?sta ser¨¢, en pura l¨®gica, la ¨²nica raz¨®n de este cartel sin sentido.
Bucar¨¦ / Lancho, Cuadrado, Savalli
Novillos de Bucar¨¦, bien presentados, mansurrones, flojos, descastados y con poca clase. Israel Lancho: estocada (silencio); estocada (algunos pitos). Ra¨²l Cuadrado: dos pinchazos y pinchazo hondo (silencio); metisaca en la paletilla y media estocada (silencio). Medhi Savalli: estocada ca¨ªda -aviso- (silencio); dos pinchazos, estocada -aviso- y dos descabellos (silencio). Plaza de Las Ventas, 30 de mayo. 21? corrida de feria. Casi lleno.
No es agradable dar cuenta de una tarde tan desastrosa, pero as¨ª es la vida. Y, sobre todo, la triste realidad de estos dos hombretones, Lancho y Cuadrado, que son los que menos culpa tienen de la encerrona. Est¨¢n equivocados, sin duda, pero seguro que alguien est¨¢ alentando una carrera imposible. Triste guasa es no servir y, encima, que te obliguen a venir a Madrid con una novillada que te deja a los pies de los caballos. Que alguien les diga la verdad a estos dos j¨®venes antes de que sea demasiado tarde. Y, por favor, que no jueguen m¨¢s con ellos. Una rid¨ªcula comisi¨®n del 10% no merece tama?o enga?o.
Un mal trago pasaron ambos por sus escasas condiciones y las dificultades de los novillos, que nunca se emplearon en los enga?os y desarrollaron peligro sordo. Lancho recibi¨® su lote con sendas largas cambiadas en la puerta de toriles y lo lance¨® de forma r¨¢pida. Muy vulgar con el inc¨®modo primero, ni novillo ni torero se entendieron nunca, y el trasteo fue excesivamente aburrido. Se lastim¨® el tobillo derecho el torero en los lances de salida al cuarto, lo que se convirti¨® en un inconveniente a?adido. El animal lo desarm¨® hasta tres veces seguidas y el p¨²blico no tom¨® en serio sus arrebatos de rabia cerca de los pitones.
Cuadrado tampoco tuvo novillos propicios, pero dej¨® claro que sus cualidades son muy escasas. Al primero lo pas¨® sin gracia alguna, y se zaf¨® como pudo del muy deslucido quinto que lo buscaba con descaro.
Decepcion¨® tambi¨¦n el m¨¢s joven, Medhi Savalli, cuya nota final es un suspenso muy bajo. Recibi¨® a sus novillos a porta gayola y evidenci¨® que desconoce absolutamente c¨®mo se maneja el capote. Puso banderillas con muy escaso acierto, siempre a toro pasado, y con la muleta se coloc¨® mal, despegado, acelerado, y ejecut¨® un toreo demasiado vulgar. Ojal¨¢ su futuro est¨¦ cuajado de ¨¦xito, pero, por lo visto ayer, no lo tiene f¨¢cil.
Seamos serios. Que nadie enga?e m¨¢s a estos novilleros, y que se respete a la afici¨®n, por favor. Festejos tan insufribles como el de ayer producen verg¨¹enza ajena y una inmensa pena. Por los que estuvieron y por los que pudieron venir y no tienen recomendaci¨®n.
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