Sobre 'Montenegro libre'
En el art¨ªculo Montenegro, libre, su autor, el profesor Colomer, nos brinda, con ocasi¨®n de la reciente independencia de dicho pa¨ªs, un fervoroso alegato en favor de la integraci¨®n en la Uni¨®n Europea de todos los pa¨ªses de nuestro continente que todav¨ªa no lo est¨¢n, sobre todo de los peque?os. Integraci¨®n que es, seg¨²n ¨¦l, garant¨ªa de su desarrollo econ¨®mico y de su afirmaci¨®n democr¨¢tica.
Funda su pretensi¨®n en la discutible tesis de su ¨²ltimo libro Grandes imperios, peque?as naciones, en el que sostiene que la estabilidad democr¨¢tica es funci¨®n de que las mayor¨ªas no sacrifiquen a las minor¨ªas y de que ¨¦stas puedan agregarse para otorgar apoyos efectivos a los gobiernos. Ahora bien, ¨¦stas, afirma, se producen m¨¢s f¨¢cilmente en ¨¢mbitos pol¨ªticos reducidos que en los grandes Estados, cada vez m¨¢s heter¨®clitos, donde se ven condenadas al papel de minor¨ªas impotentes. La condici¨®n para que funcione esta estabilizaci¨®n democr¨¢tica es que las comunidades peque?as se integren en estructuras geoinstitucionales muy amplias, en nuestro caso la Uni¨®n Europea, que Colomer llama imperios, olvidando que ¨¦stos se caracterizan por la dominaci¨®n frente a la voluntariedad de las ¨¢reas federadas.
En cualquier caso, la pr¨¦dica entusiasta de la ampliaci¨®n de la Uni¨®n le hace compa?ero de viaje de los euroesc¨¦pticos y los antieuropeos, que buscan reducir la Europa pol¨ªtica a un simple espacio econ¨®mico. Por ello, los euroatl¨¢nticos, con Blair en cabeza, presionaron y siguen presionando con el fin de acelerar la incorporaci¨®n de cuantos m¨¢s Estados mejor, a la par que se niegan, cuando llega el momento del presupuesto, a dotarlo de los recursos necesarios para que las expectativas sean realidad. Con lo que la inevitable frustraci¨®n que se produce y la extrema dificultad de gestionar un colectivo estatal tan numeroso condena esa pol¨ªtica al desencanto, cuando no a la hostilidad a lo europeo. Polonia es el ejemplo.
En definitiva, puede ser leg¨ªtimo arrimar el ascua europea a la sardina nacionalista, pero evitando que tantas sardinas apaguen el ascua. Aunque s¨®lo sea para impedir que el proceso de implosi¨®n de la Europa pol¨ªtica, ya tan en marcha, acabe convirti¨¦ndose en siniestro destino ineluctable. Lo que ser¨ªa lamentable para Europa, para sus grandes Estados y sus peque?as naciones.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.