Egipto, el cambio que no llega
El permanente acoso policial a la oposici¨®n contradice las promesas de apertura del presidente Hosni Mubarak
Un egipcio que est¨¢ haciendo un crucigrama le pregunta a otro: "?Dos palabras que signifiquen cortina de humo?". "Reforma pol¨ªtica", responde el segundo. La vi?eta del diario opositor Al Wafd refleja la frustraci¨®n de los egipcios ante un cambio que no termina de llegar. Cierto, hoy se habla de ello e incluso un pu?ado de activistas osan manifestarse a pesar de la ley de emergencia. Pero los desproporcionados despliegues policiales que les rodean y la brutalidad de que hacen gala contradicen las promesas de apertura de su presidente, Mohamed Hosni Mubarak.
"Al principio dejaron que nos manifest¨¢ramos debido a la presi¨®n exterior, pero tras el ¨¦xito de los Hermanos Musulmanes en las legislativas del a?o pasado y el triunfo de Ham¨¢s en Palestina, EE UU tiene miedo de los islamistas y el r¨¦gimen se siente m¨¢s libre para reprimirnos", asegura Abir, una abogada que simpatiza con la Hermandad. Al menos 600 personas han sido detenidas en el ¨²ltimo mes en varias manifestaciones de apoyo a dos jueces sometidos a una comisi¨®n de disciplina por denunciar el fraude electoral con el que el r¨¦gimen limit¨® su p¨¦rdida de esca?os.
"El Ejecutivo s¨®lo existe para proteger al turismo", opina un analista
"Si el Gobierno no cambia de actitud, hay que salir a la calle", dice un l¨ªder islamista
"Los ciudadanos egipcios han dado muestras de una conciencia y madurez pol¨ªtica incre¨ªbles, buscan la justicia y la equidad", declara Mahmud Mekki, uno de los magistrados investigados, pero que finalmente ha sido absuelto. Su caso, y por extensi¨®n la defensa de la independencia judicial, se ha convertido en una prueba de fuerza entre Gobierno y oposici¨®n.
"Esperamos que sirva de catalizador para el cambio", afirma Mohamed Habib, n¨²mero dos de los Hermanos Musulmanes, el grupo islamista ilegal pero tolerado que est¨¢ capitalizando la mayor parte del descontento. Y tambi¨¦n de las detenciones. "Si el Gobierno no cambia de actitud, la opini¨®n p¨²blica tiene que salir a la calle. Sabemos que la libertad y la democracia no se regalan, deben ser conquistadas a trav¨¦s de un movimiento popular y pac¨ªfico", a?ade.
Sin embargo, la Hermandad no moviliz¨® a sus bases en alguna de las manifestaciones recientes. Y se not¨® en la magra participaci¨®n popular. "Han detenido a 600 hermanos y a muchos otros les han golpeado; hay que darles un respiro", explica Abdel Galil Shernopy, portavoz del grupo. "No es valiente protegerse detr¨¢s de los soldados; eso da idea del deterioro del ambiente", denuncia Mohamed Gamal Heshma, diputado islamista y profesor de la Universidad de Alejandr¨ªa.
"No estamos ante una situaci¨®n tan grave como para hablar de un punto sin retorno, pero [las protestas] reflejan la inquietud de la sociedad", interpreta Abdel Moniem Said, director del Centro de Estudios Estrat¨¦gicos Al Ahram. En su opini¨®n, lo que impide el avance es que "ambos campos est¨¢n divididos". Por un lado, el partido en el Gobierno afronta una lucha interna entre partidarios y detractores de la reforma. Por otro, "en la oposici¨®n hay quien teme que se repita el caso iran¨ª, que todos luchen por el cambio y los islamistas se hagan con el poder".
"El Gobierno ha convencido a EE UU y la Uni¨®n Europea de que o aceptan su dictadura o gobernar¨¢n los Hermanos Musulmanes; s¨®lo trata de justificarse", denuncia Habib. "Es el pueblo el que tiene que elegir y las urnas deben ser el ¨²nico juez", insiste tras subrayar que su grupo cree en la democracia y acepta la alternancia, algo que a muchos les cuesta creer.
"?Por qu¨¦ no dejan que decidamos nosotros?", pregunta Maryam Jabi, una secretaria que aunque no milita en la Hermandad vot¨® por su candidatura en las pasadas elecciones. "Si incluso con las trampas del Gobierno han obtenido un quinto del Parlamento, no pueden seguir diciendo que se trata de un grupo ilegal", se queja indignada.
"Ahora mismo s¨®lo existen esas dos alternativas", se?ala Said, "pero en el futuro no lo s¨¦, porque hay un 75% de la poblaci¨®n que no participa no ya en las elecciones, sino en ninguna actividad social, sean partidos pol¨ªticos, ONG o clubes deportivos". Nada ha unido a¨²n a las masas de la forma que lo hace la copa de ?frica de f¨²tbol. Y no parece que el apoyo a los jueces vaya a llegar tan lejos. "La pol¨ªtica sigue siendo un asunto de las ¨¦lites; el resto de la poblaci¨®n est¨¢ m¨¢s preocupada con los problemas econ¨®micos", a?ade. ?Qui¨¦n va a hacerse con esa reserva de capacidad pol¨ªtica? Said dice no saberlo. Otros observadores tienen menos dudas. "Los Hermanos Musulmanes van a hacerse con el Gobierno, no de inmediato, pero tampoco va a pasar mucho tiempo", afirma un periodista ¨¢rabe con varios a?os de residencia en Egipto. "Fuera de los barrios residenciales y las zonas tur¨ªsticas, no hay Gobierno. De hecho, da la impresi¨®n de que el Gobierno s¨®lo existe para proteger al turismo", concluye.
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