La negociaci¨®n diplom¨¢tica da sus frutos
La oferta de di¨¢logo de EE UU es un triunfo para el r¨¦gimen isl¨¢mico de Ir¨¢n. Sea cual sea el resultado de este gesto, la Rep¨²blica Isl¨¢mica que fund¨® el gran ayatol¨¢ Ruhol¨¢ Jomeini (1979-1989) ha conseguido por fin que la ¨²nica superpotencia reconozca su relevancia como actor pol¨ªtico despu¨¦s de 27 a?os de rechazo. Y lo ha conseguido gracias a su apuesta por el programa nuclear.
Reconocimiento. ?se ha sido el objetivo de Ir¨¢n durante todos estos a?os. Frente a la imagen de pa¨ªs aislado que a menudo ha transmitido, su diplomacia se ha esforzado en tender lazos con sus vecinos tanto en las antiguas rep¨²blicas sovi¨¦ticas, como con los pa¨ªses ¨¢rabes, los No Alineados e incluso los europeos. EE UU era la asignatura pendiente, a la vez que un tab¨².
Washington rompi¨® relaciones diplom¨¢ticas con Teher¨¢n en 1979, a ra¨ªz de la revoluci¨®n isl¨¢mica y la toma de su embajada en esa capital. Desde entonces, ambos Gobiernos han tenido escasos contactos oficiales. A pesar de algunos gestos por parte de Ir¨¢n, el trauma de aquel incidente (que tuvo secuestrados durante 444 d¨ªas a medio centenar de diplom¨¢ticos y funcionarios estadounidenses) ha prevalecido sobre cualquier otra consideraci¨®n pol¨ªtica.
En conversaciones privadas, los diplom¨¢ticos iran¨ªes se duelen a menudo de que Estados Unidos pag¨® la colaboraci¨®n de Mohamed Jatam¨ª en Afganist¨¢n incluyendo a su pa¨ªs en el eje del mal. Desde el descubrimiento de su programa nuclear, el presidente George W. Bush no s¨®lo se hab¨ªa negado a hablar con Ir¨¢n, sino que hasta el a?o pasado desestimaba los esfuerzos europeos para limitarlo.
La pol¨ªtica nuclear de Mahmud Ahmadineyad puede terminar sentando las bases para un futuro intercambio de embajadores. Muchos iran¨ªes est¨¢n convencidos de que las relaciones con el que la propaganda revolucionaria calific¨® de "Gran Sat¨¢n" son el ¨²ltimo obst¨¢culo para vencer su aislamiento, al que atribuyen en gran medida su estancamiento econ¨®mico y su falta de oportunidades.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.