Pasear por el cielo de Madrid

Unir los puertos de Cotos, Navacerrada y Fuenfr¨ªa, caminando por todo lo alto, es una paseata que, por su duraci¨®n -siete horas, sin contar la de comer ni, claro est¨¢, la de la siesta-, s¨®lo puede acometerse en los d¨ªas largos y a¨²n no demasiado calurosos de junio, justo cuando el piorno amarillea en las crestas de la sierra, suavizando los agrios repechos con su aroma dulz¨®n.

Ese aroma, mezclado con el que sube del pinar de Valsa¨ªn, que hoy vamos a llevar en todo momento a nuestros pies, es la fragancia t¨ªpica del Guadarrama. Si alguien nos preguntara a qu¨¦ huele el cielo, le dir¨ªamos que, en Madrid, huele as¨ª.

Emprenderemos la larga marcha en Cotos (altitud, 1.848 metros), subiendo por la loma que se alza entre la carretera que viene de Navacerrada y la que lleva a Valdesqu¨ª. Al comienzo de esta loma -que se llama del Noruego, en recuerdo de Birger S?rensen, primer esquiador de la sierra all¨¢ en los albores del siglo XX-, veremos uno de los cotos o mojones que mand¨® colocar Carlos III en 1761 para acotar su pinar de Valsa¨ªn y que, desde entonces, dan t¨ªtulo al puerto.

Y al final, tras dos horas de ascensi¨®n, las antenas rojiblancas de la Bola del Mundo, el repetidor de televisi¨®n que -adem¨¢s de feo, ladr¨®n- le ha quitado el nombre, para poner el suyo, al alto de las Guarramillas (2.268 metros).

En media hora m¨¢s, por una carreterilla de cemento, bajaremos al puerto de Navacerrada (1.860 metros), desde donde, siguiendo la pista del Tel¨¦grafo, treparemos a Siete Picos, el macizo m¨¢s reconocible de la sierra, con su pl¨¦yade de cimas gran¨ªticas quebrantadas por mil rayos.

En el s¨¦ptimo pico -el m¨¢s cercano al puerto, pues se numeran en orden inverso a nuestra marcha, de oeste a este-, descubriremos el v¨¦rtice geod¨¦sico que se?ala la m¨¢xima cota del macizo (2.138 metros). En el tercero, nos asomaremos a la legendaria Ventana del Diablo. Y, al llegar al segundo, doblaremos a la derecha para descender, por una empinada trocha marcada con hitos, al collado Ventoso (1.896 metros; cinco horas).

Por el collado Ventoso pasa, procedente del valle de la Fuenfr¨ªa, el camino Schmid. Avanzando a la derecha por esta archifamosa senda y luego a mano contraria por la de los Cospes -ambas se?alizadas con letreros de madera y c¨ªrculos de pintura amarilla-, llegaremos al puerto de la Fuenfr¨ªa (1.796 metros) tras cinco horas y media de marcha. Antes habremos catado la fuente de la que recibe su bautismo el paso, la cual, en efecto, da un agua muy fr¨ªa, a unos seis grados en pleno verano, ideal para coger un pasmo.

Para volver a la civilizaci¨®n, ya s¨®lo nos quedar¨¢ bajar por la calzada romana, con rumbo sur, a las Dehesas de Cercedilla, y de all¨ª, por la orilla de la carretera, a la estaci¨®n de tren.