El fin de 'Solania'
La independencia de Montenegro supone una derrota demoledora para la Gran Serbia
Cu¨¢ntos pa¨ªses hay en Europa? Pues depende de lo que entendamos por Europa y de lo que entendamos por pa¨ªs. La Uni¨®n Europea, en la actualidad, cuenta con 25 Estados miembros. La Organizaci¨®n para la Seguridad y la Cooperaci¨®n en Europa (OSCE) tiene 55 "Estados participantes", entre los que figuran Andorra, la Santa Sede, Liechtenstein, M¨®naco y San Marino -que est¨¢n dentro de los l¨ªmites de la UE, pero no son miembros de ella-, adem¨¢s de Rusia, Turqu¨ªa, Armenia, Georgia, Azerbaiy¨¢n, Kazajist¨¢n, Kirguizist¨¢n, Uzbekist¨¢n, Canad¨¢ y Estados Unidos, varios de los cuales, para algunos o incluso muchos europeos, no pertenecen a Europa. Cuando los "-st¨¢n" de Asia central se incorporaron a la OSCE en 1992, hubo gente que coment¨® que Europa empezaba a parecerse a la definici¨®n de Dios de Nicol¨¢s de Cusa: un c¨ªrculo cuyo centro est¨¢ en todas partes y su circunferencia en ninguna.
Solana tem¨ªa que una independencia de Montenegro pudiera animar a los kosovares y serbo-bosnios a hacer lo mismo, con el perjuicio para la fr¨¢gil paz
Muchos montenegrinos, como el comunista disidente Milovan Djilas, se consideraban "serbios por antonomasia", incluso "la sal de Serbia"
El resultado de tener tantos Estados peque?os ser¨¢ forzosamente un nuevo aumento del precio que paga la Uni¨®n Europea por la diversidad
El Consejo de Europa, que en su p¨¢gina web asegura representar a "800 millones de europeos", tiene 46 Estados miembros, incluidos Andorra, Liechtenstein, M¨®naco y Turqu¨ªa. El Festival de Eurovisi¨®n tiene una participaci¨®n variable, pero entre los 24 concursantes de este a?o hab¨ªa esperanzados artistas de Turqu¨ªa, Armenia, Moldavia e Israel. El concurso de belleza de Miss Europa ha incluido a representantes de Turqu¨ªa, Armenia, Israel y L¨ªbano. La Uni¨®n Europea de Asociaciones de F¨²tbol (UEFA), que se define como "el ¨®rgano rector del f¨²tbol en el continente europeo" y, curiosamente, "una asociaci¨®n de asociaciones basada en la democracia representativa", posee 52 miembros, entre los que est¨¢n Andorra, Azerbaiy¨¢n, Turqu¨ªa e Israel, pero tambi¨¦n Inglaterra, Escocia y Gales como selecciones nacionales independientes (estamos tan acostumbrados, que se nos olvida lo peculiar que es).
Miss Montenegro
Se utilice el criterio que se utilice, lo que est¨¢ claro es que Europa tiene m¨¢s pa¨ªses por cabeza que ning¨²n otro continente. Mientras China es un solo pa¨ªs para 1.300 millones de habitantes, Europa engloba entre 45 y 55 pa¨ªses para (como m¨¢ximo) 800 millones de personas. Seg¨²n un c¨¢lculo generoso, tenemos la octava parte de la poblaci¨®n mundial, pero la cuarta parte de los Estados del mundo. Y esta semana vamos a tener uno m¨¢s. ?Un paso adelante, Miss Montenegro!
El 21 de mayo, el 86% de los 484.720 habitantes del reci¨¦n limpiado censo electoral de Montenegro (calificado por la OSCE como el mejor de toda la historia del pa¨ªs) acudi¨® a votar en el refer¨¦ndum sobre la independencia, y el 55,53% de ellos vot¨® a favor. Seg¨²n las normas adoptadas por Montenegro, ante las presiones de la UE, se necesitaba una mayor¨ªa del 55%, en una participaci¨®n que superara el 50%, para que el voto fuera v¨¢lido. Es decir, sali¨® por los pelos. Podr¨ªamos preguntarnos con qu¨¦ derecho la UE, cuyo Tratado de Maastricht se aprob¨® en Francia con una mayor¨ªa de s¨®lo el 51%, impuso ese list¨®n del 55% a los montenegrinos. Al final, fue mejor as¨ª, porque hizo que los que se opon¨ªan a la independencia, serbios en su mayor¨ªa, participaran de lleno en la votaci¨®n con la esperanza de ganar. Ahora les ser¨¢ m¨¢s dif¨ªcil poner en duda la legitimidad del resultado.
El Parlamento tiene todav¨ªa que formalizar la declaraci¨®n de independencia, y a¨²n est¨¢n por negociar los delicados detalles para que el divorcio de Serbia sea de terciopelo, pero no cabe duda de que pronto aparecer¨¢ en el mapa pol¨ªtico de Europa un pa¨ªs llamado Montenegro. O, mejor dicho, reaparecer¨¢, porque Montenegro ya estuvo ah¨ª hace tiempo, durante 40 a?os, entre 1878 y 1918. Como nos recuerda Elizabeth Roberts en su detallada historia de Montenegro reci¨¦n publicada, Realm of the black mountain [El reino de la monta?a negra], en la d¨¦cada de 1870, los brit¨¢nicos liberales apoyaban, adoraban e idealizaban a los montenegrinos por su lucha armada contra los turcos otomanos. El gran pol¨ªtico liberal William Ewart Gladstone dec¨ªa que eran "un grupo de h¨¦roes como pocas veces ha visto el mundo". El poeta Alfred Tennyson se deshac¨ªa en loas:
"Se alzaron hacia donde vuela su ¨¢guila soberana. / Conservaron su fe, su libertad, en las alturas. / Castos, frugales, salvajes, armados de d¨ªa y de noche...", etc¨¦tera. Tras su nacimiento, el reino de Montenegro fue el modelo para el c¨®mico reino de Pontevedro -parecido al de Ruritania- en la opereta de Franz Lehar La viuda alegre, lo cual provoc¨® una airada manifestaci¨®n de estudiantes montenegrinos cuando se estren¨® en Viena. El reino desapareci¨® con ayuda de los aliados occidentales tras la Primera Guerra Mundial, para ser sustituido por Yugoslavia, pero ahora, 80 a?os despu¨¦s, el ¨¢guila soberana -de dos cabezas, coronada, oro sobre rojo- volver¨¢ a volar sobre la monta?a negra.
Se trata, ante todo, de una derrota demoledora para el proyecto nacionalista de la Gran Serbia que con tanto oportunismo adopt¨® el poscomunista Slobodan Milosevic. Numerosos montenegrinos, como el comunista transformado en disidente Milovan Djilas, se consideraban "serbios por antonomasia", incluso "la sal de Serbia", y pensaban que Montenegro era un territorio hist¨®ricamente serbio. Cuando Kosovo siga los pasos de Montenegro, como seguramente ocurrir¨¢, Serbia se convertir¨¢ en un resto de Estado rodeado por todas partes, un perdedor maltrecho y amargado de la historia europea.
Javier Solana
Sin embargo, el salto de p¨¦rtiga con el que Montenegro ha salvado el list¨®n colocado por la UE es tambi¨¦n la derrota de un determinado punto de vista de Europa Occidental, que inst¨® constantemente a los ex yugoslavos a permanecer unidos cuando ellos, claramente, quer¨ªan separarse. En la regi¨®n, la gente llamaba a la Uni¨®n de Serbia y Montenegro -la destartalada estructura estatal de la que Montenegro ha decidido escindirse ahora- Solania, una referencia ir¨®nica al jefe de la pol¨ªtica exterior de la UE, Javier Solana, que fue su principal arquitecto. Solana tem¨ªa que una independencia apresurada de Montenegro pudiera animar a los albano-kosovares y los serbo-bosnios a hacer lo mismo, con el consiguiente perjuicio para la fr¨¢gil paz que la UE trataba de proteger en los Balcanes. Aunque el temor era comprensible, la forma de abordarlo fue, en mi opini¨®n, un error. Si los pueblos quieren verdaderamente separarse, y es posible hacerlo dentro de los l¨ªmites de unos Estados viables, hay que dejarles que se separen. Lo que importa es que lo hagan por medios pac¨ªficos, constitucionales y democr¨¢ticos.
Como es l¨®gico, el mosaico de peque?os Estados que ha surgido tiene elementos absurdos. En otro tiempo exist¨ªa una lengua llamada serbocroata. Hoy, oficialmente, hay cuatro idiomas nacionales: serbio, croata, bosnio y montenegrino. Si los cuatro pa¨ªses acaban incorpor¨¢ndose a la UE, ?habr¨¢ traducci¨®n simult¨¢nea entre las cuatro lenguas oficiales? Aunque prevalezca el sentido com¨²n (algo que nunca se puede dar por descontado en las instituciones europeas), el resultado de tener tantos Estados peque?os ser¨¢ forzosamente un nuevo aumento del precio que paga la UE por la diversidad. Pero los costes de la diversidad en un Estado multi¨¦tnico y disfuncional son a¨²n mayores. Los aspectos no resueltos de la soberan¨ªa y la situaci¨®n constitucional han obstaculizado los intentos de reforma econ¨®mica y social en Serbia y Montenegro y en Kosovo durante los ¨²ltimos cinco a?os. A veces es mejor cortar el nudo gordiano, a veces es verdad que unas buenas vallas crean buenos vecinos. Ahora, los ciudadanos de Montenegro y Serbia saben que tienen que labrarse su propio camino hacia la prosperidad, la democracia y el imperio de la ley. S¨®lo entonces podr¨¢n avanzar, a trav¨¦s de la OSCE, el Consejo de Europa, la UEFA, Miss Europa, el Festival de Eurovisi¨®n y la OTAN, hacia lo que constituye hoy el sello definitivo de la europeidad: la pertenencia a la UE.
Si la UE mantiene sus puertas abiertas, pero unos criterios de entrada exigentes, el fin de Solania no querr¨¢ decir el regreso a Ruritania. La proliferaci¨®n de Estados en Europa hace las cosas m¨¢s complicadas en las relaciones entre pa¨ªses, pero las facilita dentro de ellos. M¨¢s no tiene por qu¨¦ querer decir peor.
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