El verdadero 'efecto llamada' migratorio
EL VERDADERO efecto llamada de las migraciones irregulares es la econom¨ªa sumergida. Cuando nos referimos a la inmigraci¨®n como una dificultad no hablamos de Espa?a como pa¨ªs receptor de las poblaciones europeas de la tercera edad, que se jubilan aqu¨ª, ni de los casi 55 millones de turistas que todos los a?os entran en nuestro territorio. La migraci¨®n como problema es la pobreza como problema. Las migraciones de este principio de siglo est¨¢n directamente relacionadas con los diferenciales de riqueza: el desarrollo no resuelve autom¨¢ticamente todo, pero permite estabilizar a las poblaciones.
Espa?a, Italia, Grecia, Portugal y algunos de los nuevos pa¨ªses de la UE no s¨®lo son lindantes con ?frica, sino zonas en las que la econom¨ªa sumergida abarca un porcentaje superior de su PIB al de los otros Estados europeos. El empleo informal es m¨¢s independiente de los mecanismos de control que los puestos de trabajo que incorporan el pago de impuestos y la protecci¨®n social. Por ello, criticar el proceso de regularizaci¨®n de inmigrantes, como hizo Mariano Rajoy en el debate parlamentario del estado de la naci¨®n, lleva al absurdo, y su instalaci¨®n en la opini¨®n p¨²blica es muy peligroso. Si no se les regulariza, ?se expulsa por la fuerza a centenares de miles de personas?
O se les regulariza y se les integra en el aparato productivo, o se les expulsa, lo que es casi imposible en un Estado-frontera como Espa?a. El problema es la econom¨ªa 'golfa', casi una cuarta parte del PIB
La estructura de la econom¨ªa sumergida -que algunos expertos elevan a la cuarta parte del PIB espa?ol- necesita de trabajadores sin papeles, poco cualificados, maleables y sin capacidad de respuesta ante los abusos que padecen. Pero Espa?a est¨¢ obligada -no s¨®lo por ser un pa¨ªs civilizado, sino tambi¨¦n fronterizo- a integrar a sus inmigrantes para que participen en el proceso productivo si al mismo tiempo quieren utilizar el Estado de bienestar.
Los puestos de trabajo sumergidos y precarios, las subcontrataciones que tanto abundan en el mundo de los inmigrantes irregulares, permiten a quienes los contratan (los aprovechados de la econom¨ªa golfa) hacer recaer las cargas sociales en el propio trabajador y presionan a la baja los salarios de la econom¨ªa legal. A pesar de que la tasa de inflaci¨®n en Espa?a es muy alta en relaci¨®n a la de su entorno (4,1% de incremento del IPC interanual, seg¨²n el ¨²ltimo indicador avanzado), en ella no inciden de modo sustantivo los costes salariales de las empresas.
La causante de la llegada de miles de inmigrantes no es la regularizaci¨®n de los anteriores, sino la existencia de altos porcentajes de econom¨ªa sumergida en la agricultura, la hosteler¨ªa, los servicios, el turismo, etc¨¦tera, sobre todo en peque?as y medianas empresas de matriz familiar. Al rev¨¦s, la integraci¨®n de for¨¢neos en la econom¨ªa legal es, en alto grado, responsable de algunas de las mejores cifras que Rodr¨ªguez Zapatero pudo exhibir la semana pasada en el Congreso: creaci¨®n de 900.000 puestos de trabajo en 2005 (2.700 empleos por d¨ªa en los dos ¨²ltimos a?os), crecimiento de la poblaci¨®n activa y de la tasa de empleo, y reducci¨®n del paro hasta niveles europeos. La poblaci¨®n activa -el dato m¨¢s relevante para este an¨¢lisis- ha pasado de 16,5 millones de personas en 1996 a 18 millones en 2000, a 19,5 millones en 2003 y a 21,3 millones a d¨ªa de hoy.
Este aumento de la poblaci¨®n activa contribuye al sostenimiento del sistema p¨²blico de pensiones, ya que la Seguridad Social tiene un mill¨®n y medio de afiliados m¨¢s desde 2004. En los ¨²ltimos d¨ªas se ha cerrado un acuerdo entre la patronal, los sindicatos y el Gobierno para actualizar el Pacto de Toledo, con el objetivo de adaptar las finanzas de la Seguridad Social a las condiciones demogr¨¢ficas, para sostener lo m¨¢s indefinidamente posible el sistema de pensiones p¨²blico y universal, como parte central del Estado de bienestar. Por ejemplo, en el acuerdo se incrementa el n¨²mero de a?os de cotizaci¨®n obligatoria para obtener una pensi¨®n p¨²blica, lo que exigir¨¢ m¨¢s tiempo a los inmigrantes que se han incorporado hace poco a la Seguridad Social. Otro efecto positivo para los anfitriones.
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