'Baobab', un hogar en peligro
Una asociaci¨®n aloja a un centenar de inmigrantes en un local de Valencia cuyo alquiler expira en julio
Baobab, el ¨¢rbol m¨¢s apreciado y representativo del continente africano, es en Valencia el hogar de cerca de un centenar de inmigrantes africanos que moraban bajo uno de los puentes del antiguo cauce del r¨ªo Turia. Este es su techo desde febrero. Pero s¨®lo hasta julio, el tiempo que dura el alquiler de este local de aproximadamente 450 metros cuadrados, ubicado en el intercultural barrio de Russafa. Un lugar discreto, a espaldas de la bulliciosa Estaci¨® del Nord, que parece un negocio con una inexorable persiana semiabierta. En su interior, una austeridad espartana: una modesta cocina y ba?os, una televisi¨®n, mobiliario de pl¨¢stico... pero un hogar.
"Hasta ahora han pasado unas 300 personas. Algunos viven aqu¨ª unas semanas; otros est¨¢n desde el principio", dice Kuami Mensah, un m¨²sico de la Rep¨²blica de Ben¨ªn, afincado en Valencia desde hace cinco a?os, que no pod¨ªa resignarse a ver c¨®mo "todas aquellas personas perd¨ªan la dignidad y se degradaba la imagen de ?frica y de Valencia", que le ha "acogido". Ten¨ªa que sacarlos all¨ª, de la sentina del cauce, y mont¨® un concierto en enero, en la sala El Loco. Con lo recaudado, 9.350 euros, alquil¨® el local.
"Por 1.500 euros al mes viven 90 personas", se?ala Patricia Zaragoz¨ª, una alcoyana que en todo momento ha ayudado a Kuami en su andanza. "Baobab no deber¨ªa existir, ni tendr¨ªa que haber salido de ciudadanos de a pie", reflexiona la joven, que denuncia la abulia institucional ante este proyecto para el que se han constituido como asociaci¨®n, bajo el nombre Musiclini-k, con el prop¨®sito de recibir auspicio. "Hemos escrito a la concejal Marta Torrado, a Alicia de Miguel, a Rita Barber¨¢, al presidente... tambi¨¦n a la Mesa de Entidades de Solidaridad para los Inmigrantes en la Comunidad Valenciana y no recibimos respuesta. Estamos en el quinto mes de alquiler y si no conseguimos financiaci¨®n pronto, tendremos que devolver la llave a su due?o y echar a toda esta gente a la calle". Pero antes de claudicar, anuncian movilizaciones. Y hacen un llamamiento a trav¨¦s de una direcci¨®n de Internet: nadiesintecho@hotmail.com a cualquier persona que quiera colaborar econ¨®mica o asistencialmente. De momento, a Baobab acuden una decena de personas, entre amas de casa, estudiantes y amigos, a ayudar en lo que pueden: cursos de castellano, de limpieza... "La mayor¨ªa no ha utilizado nunca un estropajo, ni saben c¨®mo se barre o se limpia un ba?o, es necesario ense?arles", aclara Patricia, de una vivienda autogestionada por sus residentes. Ellos son quienes realizan las comidas, la limpieza y los depositarios de las llaves: las tienen cinco personas, cada uno de un pa¨ªs. Hay residentes de Ghana, Gambia, Guinea, Mal¨ª, Marruecos, Mauritania, Senegal...
Baobab tambi¨¦n ha servido para hermanar: en estos momentos hay cinco grupos de cinco personas que estar¨ªan dispuestos a marcharse y alquilar un piso para dejar terreno a otros, pero encuentran problemas para ello, aunque hayan reunido dinero. Una situaci¨®n id¨¦ntica a cuando Baobab quiso echar ra¨ªces, aunque finalmente sus precursores recibieron la aprobaci¨®n de un propietario y de la Plataforma de Vecinos de Russafa. Otras entidades, como Psic¨®logos sin Fronteras, prestan tambi¨¦n sus servicios a los residentes.
Lo id¨ªlico, seg¨²n coinciden Kuami y Patricia, ser¨ªa suplantar Baobab por una red de centros de acogida creada por la Administraci¨®n para acoger a los inmigrantes africanos que todav¨ªa deambulan por la ciudad, especialmente bajo el cauce del Turia. Aut¨¦nticos centros de acogida y no moradas trampa desde los que se deporta a los inmigrantes, denuncian ambos.
"Llegan a Espa?a desubicados, han perdido todo, se enfrentan a una cultura que no es la suya, a unas promesas incumplidas, necesitan una mano, no les podemos abandonar, y sobre todo, no podemos consentir que pierdan su dignidad", concluye Kuami.
De Ghana a Valencia
La mayor¨ªa de africanos que residen en Baobab lleg¨® a Espa?a en pateras y cayucos, pero hay historias como la de Eric, un ghan¨¦s que lleg¨® desde su pa¨ªs a Vigo en barco, acompa?ado por sus dos hermanos. Desde all¨ª marcharon a Lleida y a Valencia. A su llegada ingres¨® en un centro de acogida de menores, pues Eric ten¨ªa apenas 17 a?os, separ¨¢ndose durante seis meses de sus hermanos. Su vida en Valencia no ha sido f¨¢cil. Adem¨¢s de no poder trabajar por ser un extranjero sin papeles, perdi¨® a uno de sus hermanos y el otro ingres¨® en prisi¨®n. Para m¨¢s inri, tras un accidente, extravi¨® todo lo que ten¨ªa: su pasaporte, enviado por su familia desde Ghana, su dinero... A sus 20 a?os, Eric, ajado prematuramente por los sufrimientos, malviv¨ªa en el antiguo cauce del r¨ªo. Ya no le importaba su vida. Fue rescatado por Kuami Mensah, el promotor de Baobab. "Es como nuestro hijo. ?l nos da mucha esperanza. Su actitud ante la vida ha cambiado totalmente", manifiesta Kuami, quien tenazmente lucha por conseguir que los inmigrantes africanos vivan decentemente en Valencia.
Otro hu¨¦sped, el maliense Modibo, ha trabajado escasos d¨ªas y sin contrato desde que lleg¨® a Espa?a el pasado mes de septiembre. "No he venido a quedarme s¨®lo a ganar algo de dinero y regresar a mi casa", dice. Se enter¨® de que Baobab exist¨ªa por un compatriota. En este hogar se sirve ahora algo de t¨¦, al comp¨¢s de una m¨²sica, afro-latin-reaggae, que recuerda a Afasa, el grupo musical de Kuami.
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