La guerra llega a las pantallas
Dos pel¨ªculas sobre los soldados de EE UU en Irak coinciden en las carteleras cuando aumentan las cr¨ªticas a la invasi¨®n
Soldados y civiles son los protagonistas involuntarios de las estad¨ªsticas de todas las guerras, incluida la de Irak. Aunque en los ¨²ltimos tres a?os apenas se ha prestado atenci¨®n al n¨²mero de v¨ªctimas iraqu¨ªes, esta semana los estadounidenses se han visto obligados a mirar a trav¨¦s de las noticias hacia los 24 civiles iraqu¨ªes asesinados a sangre fr¨ªa en Haditha a manos de los marines, un hecho que ha vuelto a agudizar la pol¨¦mica en torno al comportamiento de los soldados estadounidenses en Irak. La casualidad ha querido que el esc¨¢ndalo provocado por la denuncia de la matanza haya coincidido con el estreno de dos documentales, The war tapes y Bagdad ER, que de forma muy diferente obligan al espectador estadounidense a enfrentarse con la realidad de la guerra.
Mandos militares no quisieron asistir al estreno del documental 'Bagdad ER'
The war tapes (Las cintas de la guerra) lleg¨® el viernes a los cines de Nueva York precedida por el premio al mejor documental en el Festival de Cine de Tribeca. La directora Deborah Scranton renunci¨® a empotrarse con las tropas y a cambio le cedi¨® c¨¢maras de v¨ªdeo a 10 soldados de la Guardia Nacional de New Hampshire que durante 11 meses se filmaron a s¨ª mismos en acci¨®n, al m¨¢s puro estilo reality show. Aunque la pel¨ªcula arranca con un tono que rezuma patriotismo por todas partes, con soldados que hablan de la necesidad de vengar el 11-S o de ir a la guerra para "hacerse hombres", y aunque en ning¨²n momento critican abiertamente la invasi¨®n y sus efectos en Irak, los tres protagonistas principales no son est¨¢ticos y regresan a casa, como todo soldado, transformados por la experiencia.
Sus comentarios y observaciones abarcan todo el espectro de las emociones humanas, desde el grito de "?s¨®lo quiero matar!" de la escena inicial del filme, filmada desde el casco de uno de los soldados, atacado por la insurgencia iraqu¨ª, hasta el cinismo absoluto con el que los tres describen su trabajo de escoltas de los camiones de KBR / Halliburton, "la empresa del vicepresidente Cheney, que se est¨¢ forrando con esta guerra", llegan a decir. Pero m¨¢s que una cr¨ªtica a la guerra, la pel¨ªcula retrata los efectos en sus protagonistas, que por un lado son capaces de llorar la muerte de una iraqu¨ª atropellada por uno de ellos y por otro, como en el caso del soldado Steve Pink, pueden hablar sin inmutarse de haber permitido que un perro se comiera frente a ¨¦l los cad¨¢veres de tres iraqu¨ªes a los que acababa de disparar. El horror de esas contradicciones es quiz¨¢ el arma m¨¢s poderosa de un documental que su directora considera "antiguerra", aunque algunos cr¨ªticos, como Michael Atkinson del Village Voice, la defina como pura propaganda.
En el l¨ªmite entre la propaganda y la denuncia tambi¨¦n est¨¢ el documental Bagdad ER, una mezcla de Urgencias y MASH, centrado en la vida diaria del principal hospital estadounidense de campa?a de Irak. A su estreno en Washington hace dos semanas no quisieron asistir los altos mandos del Ej¨¦rcito, preocupados por la posible interpretaci¨®n antib¨¦lica que se le pudiera dar, seg¨²n citaban fuentes an¨®nimas en la CNN. Desde entonces la pel¨ªcula est¨¢ disponible para el mill¨®n de abonados a HBO, convertidos en los primeros estadounidenses testigos de amputaciones en directo y operaciones que terminan con la muerte sobre la camilla. El filme se cierra con las cifras de las que nunca se habla en Estados Unidos: los 17.381 hombres heridos en Irak y los 2.346 muertos contabilizados hasta marzo de 2006. Del recuento est¨¢n ausentes las v¨ªctimas iraqu¨ªes.
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