La anchoa como met¨¢fora
El pez grande se come al chico, y el hombre se los come todos. El caso de la anchoa del Cant¨¢brico es el cuento de la civilizaci¨®n que no escucha las advertencias de sus Casandras, la historia de la especie que no reacciona ante peque?as se?ales de alarma y s¨®lo lo hace cuando ya es demasiado tarde. Pero es tambi¨¦n una met¨¢fora de sistemas pol¨ªticos que no funcionan, del desierto en el que claman los cient¨ªficos y de la inexorable defunci¨®n de ciertos mitos vascos por muerte biol¨®gica.
"Es un problema global que ya ha causado enfrentamientos armados entre pa¨ªses pesqueros, tiroteos entre pescadores y hambre en el mundo en v¨ªas de desarrollo. Si la actual mala gesti¨®n contin¨²a, podemos prever un futuro en el que millones de pescadores se quedan sin trabajo. Un futuro en el que los principales consumidores de pescado -sobre todo en los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo- pierden acceso a su principal fuente de prote¨ªnas. Un futuro en que culturas pesqueras tradicionales, desde Nueva Escocia a Malasia, desaparecen". Lo dec¨ªa Peter Weber, investigador del Instituto Worldwatch, en un informe sobre pesca en 1994.
Este es un caso perfecto para ilustrar las deficiencias del sistema cuasi-federal que tenemos en Espa?a
La voluntad pol¨ªtica no es sensible ante se?ales de alerta de hoy que apuntan a cambios dram¨¢ticos ma?ana
Diecis¨¦is a?os despu¨¦s de su profec¨ªa, la flota del Cant¨¢brico -unos 200 pesqueros- s¨®lo ha podido capturar 720 toneladas de anchoa en esta temporada, en comparaci¨®n con las 3.000 toneladas que pesc¨® en 2003, el a?o del naufragio del Prestige y del chapapote. En los a?os sesenta, la flota levantaba 80.000 toneladas y en el 2001 todav¨ªa se capturaron 20.000 toneladas de anchoa. El boquer¨®n ha muerto, o est¨¢ a punto. Los arratzales, despu¨¦s de reclamar a la UE el cierre urgente de la pesquer¨ªa, salen hoy a la mar para pescar otras especies, mientras lo hacen tambi¨¦n unos 80 arrastreros franceses, en busca de los escasos despojos de la anchoa, en cumplimiento de absurdas componendas pol¨ªticas en Bruselas.
La cuesti¨®n de la anchoa es un caso perfecto para ilustrar las deficiencias del sistema cuasi-federal que tenemos en Espa?a y el precio que pagamos por anteponer discusiones bizantinas sobre esencias patrias y nacionalismos casposos a la soluci¨®n de problemas concretos, l¨¦ase el boquer¨®n. Al ser la pesca un sector de competencia comunitaria, fue en Bruselas, a finales de 2005, donde se origin¨® el desprop¨®sito al que asistimos. El Gobierno vasco, junto a cofrad¨ªas de pescadores, cient¨ªficos, ecologistas y la propia Comisi¨®n Europea, defend¨ªa el establecimiento de una parada biol¨®gica (pesca cero) para permitir la recuperaci¨®n de la especie. Pero el Gobierno de Vitoria no tiene voz en las instituciones de la UE.
El Gobierno espa?ol, que es quien se sienta en la mesa del Consejo de Ministros de la UE, compart¨ªa inicialmente la tesis de la parada, pero termin¨® por aceptar una cuota de capturas de esta especie de 5.000 toneladas (4.500 para Espa?a y el resto para Francia) en 2006, a cambio de que Francia aceptara que la flota espa?ola pueda capturar cebo vivo en la zona de seis millas de sus costas.
La cuesti¨®n pone de relieve la necesidad de desdramatizar el debate sobre la participaci¨®n de las Comunidades Aut¨®nomas en la definici¨®n de la pol¨ªtica espa?ola en la Uni¨®n Europea. La soluci¨®n requiere aceptar de una vez por todas la forma cuasi-federal del Estado espa?ol y articular mecanismos de coordinaci¨®n eficaces y estables entre las 17 autonom¨ªas y de ¨¦stas con el Gobierno central, siguiendo el ejemplo de pa¨ªses como B¨¦lgica, Austria y Alemania. En ellos nadie ve en peligro la existencia del Estado porque ¨¦ste garantice la participaci¨®n de los entes federados en la definici¨®n de las pol¨ªticas a nivel nacional y en los debates y negociaciones a nivel comunitario. Abrazar la lealtad constitucional y el esp¨ªritu federal que implican estos modelos es la distancia que nos separa de ellos.
En segundo lugar, el agotamiento del caladero de la anchoa tiene que ver tambi¨¦n con el papel insignificante que atribuyen los pol¨ªticos a la voz de los cient¨ªficos. Aprobar una cuota de 5.000 toneladas cuando todos los informes cient¨ªficos demostraban que la biomasa de la especie estaba desde hac¨ªa al menos dos a?os por debajo del l¨ªmite de subsistencia, resulta imprudente y contrario a la m¨¢s t¨ªmida aplicaci¨®n del principio de precauci¨®n ecol¨®gica. "En caso de que el stock se halle efectivamente en torno o por debajo de la biomasa l¨ªmite, se desconoce la din¨¢mica del recurso y su capacidad de recuperaci¨®n", dice el informe de 26 de mayo del centro de investigaci¨®n marina Azti. Sabemos que jugamos con fuego y nos da igual, cual aprendices de brujo.
El ex vicepresidente de Estados Unidos, Al Gore, se queja amargamente en su reciente documental sobre el cambio clim¨¢tico (An Inconvenient Truth, en su t¨ªtulo original) de que la voluntad pol¨ªtica no es sensible ni suele movilizarse ante se?ales de alerta sobre peque?as alteraciones de hoy que apuntan a cambios dram¨¢ticos ma?ana. Y actuar ma?ana suele ser demasiado tarde.
La desaparici¨®n de la anchoa supondr¨ªa la extinci¨®n f¨ªsica de una nueva se?a de identidad vasca, como ya ocurri¨® antes con el lobo o las ballenas del Cant¨¢brico, que s¨®lo existen en los escudos de ciertas villas vascas, y como podr¨ªa ocurrir con el roble si siguen avanzando los pinares, la desertificaci¨®n de la pen¨ªnsula y la explotaci¨®n forestal. Quiz¨¢s no est¨¦ lejos el d¨ªa en que sea la especie humana la que est¨¦ en peligro de extinci¨®n. Ese d¨ªa, el ¨²ltimo nacionalista vasco y el ¨²ltimo centralista espa?ol seguir¨¢n discutiendo sobre los derechos irrenunciables de sus respectivas naciones, ambas desaparecidas, y la ¨²ltima librer¨ªa vender¨¢ el ¨²ltimo ejemplar del Manual del ecologista co?azo.
Borja Bergareche es abogado.
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