El precedente Montenegro
Ni Espa?a es Serbia ni el Pa¨ªs Vasco es Montenegro, pero el refer¨¦ndum celebrado el domingo 21 de mayo, en el que los montenegrinos han decidido independizarse de Serbia, es un precedente que no va a poder ser desconocido en el futuro pero no lejano debate pol¨ªtico en Espa?a y en el Pa¨ªs Vasco. Entre otras cosas, porque hay partidos con amplia representaci¨®n en el Pa¨ªs Vasco que as¨ª lo consideran y que van a hacer uso del mismo en el debate.
Pero es que, adem¨¢s, el refer¨¦ndum de Montenegro es un precedente porque lo es. No es un precedente solamente porque los nacionalistas vascos as¨ª puedan considerarlo, sino porque lo es objetivamente. En el refer¨¦ndum de Montenegro han concurrido todos los requisitos que cabe exigir desde la teor¨ªa democr¨¢tica a un proceso de independencia. Desde la descomposici¨®n de la URSS han sido muchos los procesos de independencia que se han llevado a cabo en la parte oriental de Europa y en Asia. Pero ninguno de ellos se ha producido como consecuencia de una consulta directa a la ciudadan¨ªa de los nuevos Estados independientes. Han sido el resultado de un vac¨ªo de poder en el centro del imperio que se ha llenado con la multiplicaci¨®n de Estados en la periferia. En consecuencia, ninguno de ellos puede ser considerado precedente para el debate pol¨ªtico espa?ol y vasco.
Montenegro, s¨ª. En el refer¨¦ndum montenegrino se han cumplido escrupulosamente las tres exigencias que figuraban en la famosa sentencia del Tribunal Supremo de Canad¨¢ para que un refer¨¦ndum sobre la independencia de Qu¨¦bec pudiera considerarse leg¨ªtimo desde una perspectiva democr¨¢tica.
En primer lugar, no se ha tratado de un ejercicio del derecho a la autodeterminaci¨®n. Montenegro no es una colonia de Serbia de la misma manera que Qu¨¦bec no lo es de Canad¨¢. Los ciudadanos de Montenegro, igual que los ciudadanos de Qu¨¦bec, no est¨¢n privados del ejercicio de ning¨²n derecho, sino que simplemente tienen derecho a reivindicar poder ejercer sus derechos independientemente de los ciudadanos de Serbia o de los ciudadanos del resto de Canad¨¢. Lo que han dicho los ciudadanos de Montenegro en el refer¨¦ndum es que quieren ser independientes, no porque est¨¦n privados del ejercicio de alg¨²n derecho, sino porque quieren serlo.
Como consecuencia de ello, la consulta ha versado sobre una pregunta clara, carente de toda ambig¨¹edad. No se les ha preguntado a los montenegrinos si quieren ejercer el derecho a la autodeterminaci¨®n, como si estuvieran privados del ejercicio de tal derecho, sino si quieren independizarse de Serbia, y se les ha preguntado en ausencia de violencia y en un proceso en el que se han podido defender libremente todas las opciones. Y en tercer lugar, el refer¨¦ndum ha sido decidido por una mayor¨ªa clara, que el Tribunal Supremo de Canad¨¢ no cuantific¨® en su d¨ªa, pero que en este caso s¨ª ha sido cuantificada con anterioridad por un ¨¢rbitro neutral, la Uni¨®n Europea, que ha sido aceptado por todos los participantes, cincuenta por ciento de participaci¨®n y cincuenta y cinco por ciento de los participantes para que el resultado tuviera validez.
M¨¢s de esto no se puede exigir. Pregunta clara. Nada de ambig¨¹edad. Ausencia de violencia y proceso referendario limpio. Mayor¨ªa cualificada para que tenga validez. Una vez que los ciudadanos de un territorio se expresan en estos t¨¦rminos, su manifestaci¨®n de voluntad tiene que ser aceptada por los dem¨¢s, tanto por el Estado del que antes formaban parte como por la comunidad internacional.
?ste es el precedente Montenegro y como tal va a estar presente en el futuro debate en Espa?a y en el Pa¨ªs Vasco. Es posible que tambi¨¦n pueda estar presente en el futuro debate en Catalu?a, aunque no parece que vaya a estarlo en la agenda inmediata. Pero en el Pa¨ªs Vasco s¨ª. De ah¨ª la necesidad de fijarnos en ¨¦l y de determinar qu¨¦ uso del precedente es aceptable desde la teor¨ªa de la democracia. Porque el riesgo para el debate vasco y espa?ol no es el recurso al precedente Montenegro, sino el recurso a una interpretaci¨®n parcial del mismo que lo desvirtuar¨ªa como tal precedente. Quiero decir que no podr¨ªa hacerse uso del mismo en un proceso de reforma estatutaria, en el que el nacionalismo vasco pretendiera aprobar en el Parlamento Vasco la reforma del Estatuto, someterlo a refer¨¦ndum y que posteriormente las Cortes Generales lo ratificaran como Ley Org¨¢nica y lo incorporaran al bloque de la constitucionalidad.
?se no es el precedente Montenegro. Precedente Montenegro y Constituci¨®n Espa?ola son incompatibles. Radicalmente incompatibles. Para hacer uso del precedente Montenegro hay que salirse de la Constituci¨®n Espa?ola, y, una vez verificado el fin de la violencia, preguntar a los ciudadanos vascos si quieren constituirse en un Estado independiente y alcanzar el 55% en el refer¨¦ndum.
O se est¨¢ dentro de la Constituci¨®n Espa?ola o se est¨¢ fuera. Lo que no se puede es estar con un pie dentro y otro fuera. Si se est¨¢ dentro, la reforma del Estatuto de Gernika tiene que ser pactada entre el Parlamento vasco y las Cortes Generales y los ciudadanos vascos ¨²nicamente podr¨¢n pronunciarse en refer¨¦ndum sobre el resultado de ese pacto. Tendr¨¢n la ¨²ltima palabra, pero no sobre lo decidido unilateralmente por el Parlamento Vasco, sino sobre lo pactado entre el Parlamento vasco y el Parlamento espa?ol. ?sa es la regla del juego con la Constituci¨®n espa?ola. Y dentro de ella no cabe el precedente Montenegro. Si se quiere hacer uso de ¨¦ste, hay que salirse de la Constituci¨®n y entrar en el terreno de la independencia. No en el de la autodeterminaci¨®n, porque el Pa¨ªs Vasco no es una colonia de Espa?a y los ciudadanos vascos no est¨¢n privados del ejercicio de ning¨²n derecho, sino en el de la independencia. Los nacionalistas vascos tendr¨¢n que preguntarle a los ciudadanos que viven en el Pa¨ªs Vasco si quieren ejercer sus derechos conjuntamente con los dem¨¢s ciudadanos del Estado o si, por el contrario, quieren ejercerlos independientemente de ellos.
Como puede verse, el precedente Montenegro es un precedente. Pero lo es en su integridad. No vale trocearlo y hacer un uso ventajista del mismo. El refer¨¦ndum de Montenegro ha sido irreprochable desde la teor¨ªa de la democracia porque han concurrido todas las exigencias a las que antes hemos hecho referencia. La ausencia de cualquiera de ellas lo hubiera privado de legitimidad. Lo mismo vale para quienquiera que pretenda hacer uso del mismo como precedente.
Javier P¨¦rez Royo es catedr¨¢tico de Derecho Constitucional de la Universidad de Sevilla
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