Un ni?o, secuestrado durante tres a?os para obligar a su madre inmigrante a prostituirse
La polic¨ªa rescat¨® al peque?o en un piso del barrio Parque Coimbra de M¨®stoles
Un ni?o ha vivido tres a?os como reh¨¦n de una pareja que forz¨® as¨ª a su madre a saldar una supuesta deuda de 45.000 euros por haberla introducido en Espa?a. Durante ese tiempo, la madre del chiquillo no pudo verlo y fue obligada a prostituirse para conseguir el dinero y as¨ª pagar la libertad de su hijo. La mujer, una nigeriana de 24 a?os, denunci¨® su calvario hace 14 meses en la comisar¨ªa de los Mossos d'Esquadra de Sort (Lleida). Pero la Brigada de Extranjer¨ªa de Madrid no logr¨® hasta hace dos d¨ªas entrar en el piso de M¨®stoles en el que Becky Franklin, de 27 a?os, y Nosa Gibson Ehiorabo, de 24 a?os, conviv¨ªan con el chiquillo. ?ste sol¨ªa pasar todo el d¨ªa solo en casa. No es extra?o que apenas balbucee unas palabras.
La madre del ni?o, Joy David Ogbebor, acudi¨® el 8 de abril de 2005 a la comisar¨ªa de los Mossos en el municipio de Sort para denunciar lo que le estaba sucediendo. ?ste es su estremecedor relato.
La terrible odisea de Ogbebor comenz¨® en 1999, cuando contact¨® con un individuo en Lagos (Nigeria), su ciudad natal. ?ste le asegur¨® que por 35.000 euros podr¨ªa ir a Espa?a y abandonar la miseria que sufr¨ªa en ?frica. Nada m¨¢s lejos de la realidad. Su periplo comenz¨® con un viaje a Mal¨ª, lugar desde el que volar¨ªan a Espa?a. Iba con otras cuatro mujeres y dos hombres, que ejerc¨ªan de patrones. Las miserias tardaron poco en aparecer. A los pocos d¨ªas se quedaron sin dinero y no ten¨ªan nada que comer.
Los propios patrones les dieron una salida poco recomendable. Les invitaron a que se prostituyeran por clubes de la ciudad. Ogbebor tuvo que hacerlo para subsistir y se dio cuenta de los problemas que ello acarreaba. Muchos hombres le promet¨ªan que la traer¨ªan a Espa?a, pero, tras mantener relaciones sexuales, se olvidaban de lo prometido.
La situaci¨®n se repiti¨® durante un a?o y medio. Al final decidi¨® abandonar Mal¨ª y subir a Marruecos para intentar llegar a Espa?a. Pero una complicaci¨®n m¨¢s le sali¨® al paso. Cuando estaba cerca de Marruecos, comprob¨® que se hab¨ªa quedado embarazada. Eso motiv¨® que no encontrara a ning¨²n hombre (patr¨®n, en su lenguaje) que la llevara hasta la Pen¨ªnsula. Su cuerpo no era rentable para ser explotado sexualmente en clubes de alterne. Al final contact¨® con un hombre que le exigi¨® 1.500 euros para guiarla por Marruecos y conseguirle una patera que la llevara a Espa?a.
Viaje en patera
Pero la realidad de Ogbebor era bastante distinta. No ten¨ªa nada de dinero. Logr¨® telefonear en 2002 a la pareja formada por Nosa Gibson Ehiorobo y Becky Franklin, que eran los que la iban a traer a Espa?a, gracias a un conocido de ¨¦stos. La mujer crey¨® que la pareja, que le ofreci¨® introducirla en Espa?a a cambio de 35.000 euros, actuaba de buena fe y que le facilitar¨ªan un trabajo digno. Al final cogi¨® una patera que la llev¨® hasta Tarifa (C¨¢diz). Tras desembarcar en tierra andaluza, llam¨® a sus nuevos patronos, quienes le dijeron que cogiera un autocar que la trasladara a Madrid.
Como no ten¨ªa dinero, Ogbebor mendig¨® en Tarifa para pagarse el billete. Entonces ya estaba embarazada de siete meses y tres semanas. El recibimiento no fue nada bueno. Cuando la mujer que le iba a dar trabajo la vio y se dio cuenta de que estaba embarazada, la oblig¨® a tomar una p¨ªldora abortiva. La pastilla le hizo el efecto contrario y tuvo p¨¦rdidas de sangre. Fue trasladada al hospital de M¨®stoles, donde naci¨® su hijo. El beb¨¦ pas¨® dos meses en la incubadora, ya que naci¨® bajo de peso.
Los problemas que la mujer dio a sus nuevos patronos hicieron que la deuda subiera hasta los 45.000 euros. Y, para asegurarse de que la indefensa Joy iba a saldar la deuda, la pareja de nigerianos se qued¨® con el beb¨¦ como reh¨¦n. A la vez, los protectores le facilitaron a la mujer clubes de toda Espa?a para que pagara su deuda. As¨ª, estuvo en Logro?o y en Lleida, entre otras provincias, adem¨¢s de en la Casa de Campo de Madrid. Cada cuatro o cinco meses era cambiada de local cuando ya estaba quemada ante la clientela.
Cuando hace 14 meses acudi¨® a denunciar su calvario ante los Mossos d'Esquadra, entreg¨® una tarjeta de los hoteles Vaji, donde supuestamente ejerci¨® la prostituci¨®n. Ogbebor llevaba documentaci¨®n falsa facilitada por los patrones, ya que ¨¦stos se hab¨ªan quedado su pasaporte. La mujer, en su intento de recuperar a su hijo, ingresaba regularmente dinero en una cuenta facilitada por la pareja de desalmados que ten¨ªa a su hijo secuestrado. Hasta el d¨ªa de la denuncia hab¨ªa desembolsado 20.000 euros a cuenta de su deuda.
La soluci¨®n le vino cuando estaba en un club de Gaina (Granada). All¨ª conoci¨® a Antonio M., que dijo que la ayudar¨ªa. A partir de entonces, dej¨® de ingresar dinero a la pareja e intent¨® que su compa?ero acabara con el secuestro de su hijo. En represalia, la familia de Ogbebor sufri¨® agresiones en su tierra natal, Nigeria. Y ella misma fue amenazada con rituales de vud¨² (brujer¨ªa africana), con abandonar a su hijo y matarla a ella y a su familia.
Cuando denunci¨® los hechos, Joy estaba nuevamente embarazada de seis meses. Los Mossos d'Esquadra dieron traslado de la denuncia a la Jefatura Superior de Polic¨ªa de Madrid. Los agentes del Grupo VIII de la Brigada Provincial de Extranjer¨ªa y Documentaci¨®n iniciaron las pesquisas y comprobaron que una mujer hab¨ªa dado a luz en M¨®stoles a un ni?o, cuyos apellidos correspond¨ªan con los de la denunciante, el 20 de agosto de 2002.
Los investigadores localizaron el piso de la pareja en el 2? D del n¨²mero 12 de la calle de La Haya, en el barrio de Parque Coimbra, en M¨®stoles. Tambi¨¦n comprobaron que en el Libro de Familia de la pareja de extorsionadores, en el padr¨®n y en el centro de salud del barrio no constaba el peque?o. Tan s¨®lo figuraba una ni?a de un a?o y medio.
Los agentes efectuaron numerosas vigilancias durante d¨ªas y preguntaron a los vecinos. Ninguno de ellos les dijo que hubiera visto a un ni?o de cuatro a?os. Sin embargo, las esperas de los polic¨ªas dieron sus frutos cuando un d¨ªa baj¨® el menor con el hombre a la calle y comenz¨® a jugar al bal¨®n. Adem¨¢s, se asom¨® a la terraza. Los agentes pidieron una orden a un juzgado de M¨®stoles para poder entrar en el domicilio y detener a la pareja.
El peque?o, que se encuentra bien de salud aunque casi no habla, pas¨® a disposici¨®n del Servicio de Protecci¨®n de Menores de la Comunidad de Madrid.
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