La Guerra Civil tambi¨¦n enfrent¨® a franquistas y milicianos en las vi?etas
El lenguaje sencillo de los tebeos permit¨ªa que hasta los iletrados entendieran las consignas
Los franquistas y los leales a la II Rep¨²blica no s¨®lo se enfrentaron en el campo de batalla. La Guerra Civil tambi¨¦n tuvo un frente abierto en los tebeos, utilizados por ambos bandos como un eficaz medio propagand¨ªstico. Hasta los analfabetos entend¨ªan las sencillas consignas estampadas en vi?etas. Una exposici¨®n recorre en el Sal¨®n del C¨®mic de Barcelona aquella pugna de papel entre el "no pasar¨¢n" de los milicianos y el "ya hemos pasado" de los sublevados.
El rigor hist¨®rico es una de las obsesiones del autor Vittorio Giardino
La historieta se convirti¨® en propaganda durante la Guerra Civil espa?ola. No obstante, los milicianos y los militares golpistas utilizaron el noveno arte de forma desigual. En la zona sublevada, los tebeos dirigidos a ni?os pronto rezumaron doctrina. Por el contrario, en las regiones leales a la Rep¨²blica no dejaron de publicarse historietas llenas de aventuras para deleitar a los m¨¢s peque?os. "En la Espa?a sublevada, los tebeos formaban parte del aparato propagand¨ªstico. Los hijos de los requet¨¦s recib¨ªan el nombre de pelayos, y los de los falangistas, balillas, aunque luego los rebautizaron como flechas. El lenguaje sencillo de los tebeos facilitaba su adoctrinamiento", sostiene Antonio Mart¨ªn, comisario de la exposici¨®n La jaula de la
memoria, que puede visitarse hasta hoy en el Sal¨®n del C¨®mic de Barcelona.
Los t¨ªtulos que se publicaban en el bando llamado nacional eran muy pocos, porque las editoriales m¨¢s importantes se encontraban en Barcelona, Valencia y Madrid, ciudades en las que no triunf¨® la sublevaci¨®n. De ah¨ª que los tebeos franquistas tuvieran una escasa calidad. Sin embargo, estas historietas mejoraron mucho gracias al trabajo profesional de ilustradores de derechas que hu¨ªan de Catalu?a, donde exist¨ªa una riqu¨ªsima tradici¨®n de humor gr¨¢fico.
Uno de ellos, Castanys, fue el autor de las vi?etas m¨¢s brutales, como se puede constatar en sus ilustraciones para la revista tradicionalista Pelayos. "Tengo sed de robar y asesinar, por algo soy rojo", se lee en una de sus historietas infantiles. Algunas de las estampas recogidas en la exposici¨®n ponen los pelos de punta. En la portada de la revista Flechas, semanario infantil de la Falange Espa?ola de las JONS editada en Arag¨®n en 1936, se ve a un ni?o extasiado dando la bienvenida con el saludo fascista al nuevo amanecer que empieza en Espa?a. Durante mucho tiempo, los tebeos republicanos para ni?os fueron menos virulentos y mantuvieron sus contenidos infantiles con protagonistas como la popular actriz Shirley Temple. Como mucho, aparec¨ªan Laurel y Hardy -conocidos aqu¨ª como el gordo y el flaco- vestidos de milicianos, pero en devaneos bufos. Empresas como la Hispano Americana, aunque se colectivizaron, siguieron publicando sus populares tebeos de aventuras, como La revista de Tim Tyler.
La situaci¨®n era similar en las tiras c¨®micas para adultos que se inclu¨ªan en los peri¨®dicos y otras publicaciones. "Algunas eran propagand¨ªsticas, pero no en su gran mayor¨ªa. Daban, sobre todo, instrucciones para conservar en buen estado las armas y para evitar contraer enfermedades ven¨¦reas y de otro tipo. Varios de estos peri¨®dicos se editaban en el mismo frente o en la retaguardia m¨¢s inmediata", asegura Mart¨ªn. As¨ª ocurr¨ªa, por ejemplo, en la delirante historieta Hay que evitar ser tan bruto como el soldado
Canuto, publicada por el Comisariado General de Guerra de Madrid. "Catalu?a acogi¨® a muchos ni?os madrile?os que escapaban de los bombardeos. Aqu¨ª hab¨ªa decenas de colonias infantiles. Para ellos se editaban revistas biling¨¹es, en catal¨¢n y en castellano, como Estel o Mirbal, que no ten¨ªan un inter¨¦s ideol¨®gico".
Y en lado franquista, todo lo contrario. "En el a?o 1937, con la reunificaci¨®n de falangistas y requet¨¦s, la prensa se dedica a cantar las glorias de Franco. Los tebeos de los sublevados le colman de elogios como salvador de la patria", dice Mart¨ªn. "Miguel Mihura dirig¨ªa la revista La
Ametralladora, en la que colaboraba Tono y que fue un claro antecedente de La Codorniz. En ella se ridiculizaba a los rojos y se sol¨ªa repartir por todo el frente. Eran bastante beligerantes. Jugaban mucho con el manique¨ªsmo m¨¢s rancio", agrega.
La exposici¨®n de La guerra de papel se completa en el Sal¨®n del C¨®mic, que ayer estuvo muy concurrido, con otras dos: La jaula de la
memoria, en la que se han reunido tebeos sobre la Guerra Civil de autores nacionales y for¨¢neos publicados desde la transici¨®n hasta hoy, y otra en la que se rinde homenaje a Carlos Gim¨¦nez, el m¨¢s destacado cronista gr¨¢fico de la posguerra y cuya obra publica Gl¨¦nat.
Varios de los originales exhibidos en La jaula de la memoria est¨¢n firmados por Vittorio Giardino, uno de los referentes de la vi?eta europea. El dibujante ha aprovechado su visita a Barcelona para documentarse y poder concluir su trilog¨ªa ?No pasar¨¢n! (Norma), protagonizada por el burgu¨¦s y aventurero Max Fridman. El rigor hist¨®rico es una de las obsesiones de este autor. "Aunque se han escrito muchos libros sobre la Guerra Civil espa?ola, es dif¨ªcil descubrir algunos detalles. Por ejemplo, saber el valor de la peseta en noviembre de 1930. Un novelista puede escribir que un hombre entra en una tienda y se compra un sombrero, pero yo tengo que dibujarlo", explica Giardino. "Esta trilog¨ªa reivindica la recuperaci¨®n de la memoria hist¨®rica. Puede parecer extra?o que un dibujante italiano se interese tanto por la Guerra Civil de Espa?a, pero la cosa tiene truco. Tambi¨¦n en Italia hubo una contienda civil al final de la II Guerra Mundial. Yo nac¨ª despu¨¦s, pero en mi familia se contaban muchas historias sobre aquella ¨¦poca. Varias de estas historias me han servido de inspiraci¨®n", apunta el autor, y a?ade: "Empec¨¦ esta obra cuando se produjo el cerco a Sarajevo, que me parec¨ªa similar al que hab¨ªa sufrido Madrid".
Tambi¨¦n Forges tiene su espacio en la exposici¨®n. Adem¨¢s, el humorista ha reunido sus vi?etas sobre aquella dram¨¢tica contienda en Historia de aqu¨ª. La guerra incivil (Espejo de Tinta), primero de ocho vol¨²menes en el que Forges repasar¨¢ la historia espa?ola. "No creo que Espa?a sea un buen nombre. Tendr¨ªa que llamarse Las Espa?as. Por eso le he puesto ese t¨ªtulo al libro. ?Por qu¨¦ historia de Espa?a y no del reino de los tartesos? Los tartesos estuvieron por aqu¨ª m¨¢s de 700 a?os", apunta Forges.
Tras su paso por Barcelona, una versi¨®n ampliada de la exposici¨®n La guerra de papel recalar¨¢ en la pr¨®xima edici¨®n de Vi?etas desde el Atl¨¢ntico, el encuentro comiquero de A Coru?a, y tambi¨¦n se podr¨¢ ver meses m¨¢s tarde en el Archivo de Salamanca.
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