Ir¨¢n se refugia en el f¨²tbol
La selecci¨®n asi¨¢tica, que hoy debuta frente a M¨¦xico, se ha convertido en una v¨¢lvula de escape tambi¨¦n aprovechada por el r¨¦gimen
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Mientras el mundo mira con preocupaci¨®n a Ir¨¢n por la crisis nuclear, Ir¨¢n mira hacia Alemania m¨¢s preocupado por los resultados de su selecci¨®n nacional. "Voy a irme a casa una hora antes", anuncia Ghiasi, un taxista de Teher¨¢n que, como millones de iran¨ªes, no quiere perderse el partido de hoy contra M¨¦xico. Quienes no han podido viajar a N¨²remberg, han comprado los televisores planos (ha habido un boom de ventas) o planean verlo en las pantallas gigantes instaladas en varias plazas y parques de la capital. Si Ir¨¢n gana, ser¨¢ una fiesta hasta el amanecer.
Hay precedentes. Cuando los iran¨ªes derrotaron a Estados Unidos en 1998 o cuando se clasificaron para el mundial frente a Bahrein hace unos meses, el triunfo dio un pretexto para que los aficionados, y los que no lo son tanto, lo celebraran tocando el claxon, cantando y bailando por las calles. Chicos y chicas desafiaron la segregaci¨®n que imponen las autoridades, y algunas muchachas hasta llegaron a quitarse los pa?uelos con los que obligatoriamente tienen que cubrirse el pelo.
El presidente Ahmadineyad ha permitido a las mujeres acceder a los estadios
Estas manifestaciones, que resultar¨ªan inocentes en cualquier ciudad europea, constituyen una clara violaci¨®n de las estrictas normas sociales de la Rep¨²blica Isl¨¢mica. Pero la polic¨ªa, que enseguida suele abortar cualquier desm¨¢n social, parec¨ªa tener instrucciones para dejar que los j¨®venes se desfogaran.
En un pa¨ªs en el que est¨¢ prohibido el alcohol, no hay bares ni discotecas y la juventud tiene pocas alternativas de ocio que no sean los paseos por los parques o las monta?as, pegar cuatro gritos de vez en cuando puede resultar muy liberador. Hacerlo bajo una cobertura que ning¨²n pol¨ªtico se atrever¨ªa a cuestionar, una garant¨ªa de diversi¨®n. Y eso es lo que suele pasar cada vez que los dos grandes equipos nacionales, el Esteghlal y el Pers¨¦polis, se enfrentan en el estadio Azad¨ª, el Bernab¨¦u de Teher¨¢n.
S¨®lo el r¨¦gimen talib¨¢n se atrevi¨® a prohibir el f¨²tbol durante los a?os que gobern¨® Afganist¨¢n (1996-2001). Pero la Rep¨²blica Isl¨¢mica, con todas sus restricciones, est¨¢ muy lejos de aquellos fan¨¢ticos. Hasta el presidente, el ultraconservador Mahmud Ahmadineyad, ha reconocido en una reciente entrevista su afici¨®n al f¨²tbol. Incluso lo ha demostrado dej¨¢ndose grabar mientras practicaba ese deporte.
Populista hasta la m¨¦dula, Ahmadineyad se ha valido tambi¨¦n del f¨²tbol para ganarse apoyos. En una medida que sorprendi¨® incluso a su c¨ªrculo m¨¢s cercano, el presidente anunci¨® el pasado abril que iba a permitir la entrada de mujeres en los estadios, una prohibici¨®n nunca escrita pero que se aplicaba desde el triunfo de la Revoluci¨®n Isl¨¢mica en 1979. El entusiasmo ante la noticia revel¨® un nivel de afici¨®n inusitado entre las f¨¦minas. Sin embargo, de momento tienen que esperar porque un destacado ayatol¨¢, Mohamed Fazel-Lankarani, ha decretado que la jurisprudencia "no permite la mirada de las mujeres sobre el cuerpo de los hombres, incluso si no es con lascivia".
En su despedida al equipo nacional, el presidente iran¨ª tambi¨¦n dej¨® caer que viajar¨ªa a Alemania si pasaban a la segunda ronda, una posibilidad que hizo saltar las alarmas en Berl¨ªn. En su calidad de jefe de Estado, Ahmadineyad no necesita visado, pero dadas sus pol¨¦micas declaraciones sobre Israel y el Holocausto, su improbable presencia supondr¨ªa una pesadilla para los responsables de la seguridad. Adem¨¢s de las anunciadas protestas de la comunidad jud¨ªa alemana en las ciudades donde jugar¨¢ la selecci¨®n iran¨ª, simpatizantes de los Muyahid¨ªn al Jalq (un grupo de oposici¨®n armada a la Rep¨²blica Isl¨¢mica que tanto EEUU como la UE consideran terrorista) han anunciado su asistencia a los partidos.
Poco interesado por la pol¨ªtica, Mahdi G., un periodista deportivo, expresa su preocupaci¨®n porque "M¨¦xico es un equipo fuerte". A¨²n as¨ª considera que a los iran¨ªes les sobra determinaci¨®n. "El apoyo a la selecci¨®n nacional supera adem¨¢s todas las barreras ideol¨®gicas y de clase", concluye.
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