Anestesiados
Reconozco que es as¨ª: estamos anestesiados a la realidad, o la realidad nos ha anestesiado al dolor, de forma que ¨¦ste, por su constante presencia, nos hace olvidarlo, aun mir¨¢ndolo a la cara todos los d¨ªas.
Durante a?os se nos ha ido inoculando, lenta y pertinazmente, en sucesivas dosis diarias, un narc¨®tico que, a trav¨¦s de la mirada, nos ha hecho inmunes a la realidad. La muerte enmarcada en dorado, expuesta a nuestros ojos como si fuese el triunfo de una tesis, la del vencedor.
La demostraci¨®n de un teorema matem¨¢tico o una lecci¨®n magistral que imparte un adusto y fr¨ªo profesor, una paradigm¨¢tica lecci¨®n, la del horror como una m¨¢s de las bellas artes (y me cuesta trabajo traer esos nombres a colaci¨®n, tanto la del profesor como la de las bellas artes).
Una fr¨ªa y dura lecci¨®n: en portada, un soldado, como el nuevo adalid de la verdad, nos ense?a algo que no debemos olvidar: el horror.
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