"Admiro la lucha del pueblo vasco por conservar su idioma"
Cinco a?os y medio lleva Cornel Gurei viviendo en Vizcaya, primero en Lemoa y ahora en Amorebieta, un plazo en el que ha progresado mucho, se ha comprado una casa y ha tenido a su segundo hijo, en el Hospital de Cruces, un peque?o que ahora habla y entiende castellano, euskera y ruso. ?l sabe que tiene una buena vida y que para sus hijos se presenta un futuro mejor que el que podr¨ªa darles en su pa¨ªs, que ha logrado lo que vino a buscar. Sin embargo, Gurei no ha superado la nostalgia y s¨®lo sue?a con regresar a Ruman¨ªa, a su pueblo, un sue?o que cada vez se va haciendo m¨¢s lejano.
"Nuestros antepasados eran rusos que emigraron a Ruman¨ªa hace 400 a?os. Nosotros hemos conservado sus costumbres y el idioma. En casa y entre nosotros, hablamos ruso, no rumano. Y as¨ª nos consideramos". Se llaman rusos lipovenos, denominaci¨®n que Gurei no sabe decir de d¨®nde proviene: "Algunos dicen que por trabajar la madera de un ¨¢rbol que se llama lipa". "Aunque tenemos sangre rusa, tambi¨¦n somos rumanos. Lo pone en el pasaporte y, adem¨¢s, de donde te cr¨ªas, de ah¨ª eres", recalca.
"Cuando nos reunimos, en Amorebieta se oye m¨¢s hablar ruso que castellano o euskera"
Para Gurei, del Pa¨ªs Vasco resulta admirable "su lucha por conserva su idioma y sus costumbres", como ellos hacen en Ruman¨ªa. "Si entras en un local y en lugar de buenos d¨ªas dices egunon, al dependiente se le cambia la cara", narra.
A pesar de todo su amor por el lugar donde naci¨®, Gurei no tuvo m¨¢s remedio que marcharse en busca de una vida mejor. "En el pueblo no hay oportunidades, ni en el pa¨ªs tampoco", destaca. Aunque ¨¦l pensaba que se marchaba s¨®lo por un par de a?os, a ahorrar algo de dinero y regresar, al final no ha sido as¨ª.
Lleg¨® a Madrid en septiembre de 2000 en autob¨²s "con un visado comprado por 1.500 d¨®lares de aquellos tiempos". Ten¨ªa algunos amigos en Espa?a que le hab¨ªan contado que aqu¨ª exist¨ªa trabajo. "Y no como en mi pa¨ªs tras el comunismo y el falso capitalismo y la falsa democracia de ahora. Dicen que las cosas han mejorado, pero como ninguno de los que hemos emigrado regresa a Rumania no sabemos si es cierto", comenta.
En Madrid pas¨® cuatro meses y en diciembre de ese a?o se traslad¨® al Pa¨ªs Vasco, donde viv¨ªa ya un primo suyo. Su esposa viaj¨® a Euskadi un a?o despu¨¦s. En Rumania dejaron al cuidado de las t¨ªas a su hijo, que ahora tiene 12 a?os, y no quiere ni o¨ªr hablar de marcharse del Pa¨ªs Vasco. "Me dice que si nos vamos antes de que cumpla 18, cuando llegue a esa edad regresar¨¢ a Euskadi, y que si nos vamos y ¨¦l ya ha cumplido 18, que se queda", explica Gurei. Por eso ve dif¨ªcil el regreso a Rumania.
Por eso y por otro peque?o de tres a?os y medio que naci¨® en Cruces y que habla en tres idiomas sin problemas. "No podr¨ªamos separar a los hermanos. Adem¨¢s, lo que mis hijos obtienen aqu¨ª, en educaci¨®n y en sanidad, no lo encontrar¨ªan en mi pa¨ªs", reconoce. A cambio, su mes de vacaciones lo pasan en el pueblo, donde se han comprado una vivienda, en compa?¨ªa de los abuelos. "Mi pueblo, que est¨¢ desierto en invierno y lleno de viejos, vuelve a cobrar vida en verano. Regresamos todos los emigrantes".
En Euskadi tambi¨¦n acaba de comprarse una vivienda, lo que ha supuesto que la familia se traslade de Lemoa a Amorebieta, donde est¨¢ su nuevo hogar y donde reside una numerosa colonia de rusos lipovenos. "Seremos unos 200, muchos de mi pueblo y del vecino, y cuando nos reunimos los fines de semana, en Amorebieta se oye m¨¢s hablar ruso que castellano o euskera", asevera.
Hace dos a?os, crearon la Asociaci¨®n Cultural de Rusos Lipovenos, cuya finalidad principal es encontrar un lugar para poder practicar su culto, el ortodoxa ruso. Adem¨¢s, quieren organizar actividades para participar este a?o en las fiestas de Amorebieta. "Nuestros bailes son parecidos a los vascos y nos gustar¨ªa mostrarlos, y hay algunos de nosotros que han cantado en coros", indica Gurei.
No oculta que, a pesar de la nostalgia, se siente satisfecho de su vida. "Me ha ido bien en el Pa¨ªs Vasco", reconoce. Tiene planes de futuro. Actualizar¨¢ su carn¨¦ de conducir, del que s¨®lo le convalidan el de turismo, para poder llevar un cami¨®n. Y dejar¨¢ atr¨¢s la construcci¨®n. "Es que yo s¨¦ mucho de mec¨¢nica y de conducir camiones, no de construcci¨®n, donde tuve que trabajar porque no me convalidaban el can¨¦", explica.
De emigrar piensa que lo m¨¢s duro viene ahora. "Cuando me march¨¦ de mi pa¨ªs pensaba que iba a regresar en un par de a?os, por lo que no me result¨® dif¨ªcil. Ahora s¨ª es duro, porque ya s¨¦ que de Euskadi no me voy a ir".
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