Antonio Rumeu de Armas, historiador
Catedr¨¢tico en varias universidades, fue director de la Academia de la Historia
Cuando hablaba de la historia, Antonio Rumeu de Armas era como si estuviera explicando lo que le hab¨ªa ocurrido a ¨¦l mismo hac¨ªa unas horas. Era uno de esos canarios ardientes, entusiastas, que desmienten con su acci¨®n el t¨®pico del aplatanamiento que habita en los insulares. Era, adem¨¢s de un historiador que puso en com¨²n los aspectos m¨¢s diversos de la historia de Am¨¦rica, un hombre elegante y un profesor querido. Muri¨® el viernes ¨²ltimo, a los 94 a?os, en Madrid, donde desarroll¨® casi toda su vida profesional y donde estudi¨® Historia, Filosof¨ªa y Letras, y Derecho.
La pasi¨®n por la historia fue la principal constante de su vida; escribi¨® numerosos tratados que tuvieron como eje la aportaci¨®n espa?ola a la historia del nuevo mundo, pero tambi¨¦n puso sus esfuerzos al servicio de instituciones, como la Academia de la Historia, de la que fue presidente, primero en sustituci¨®n del arabista Emilio Garc¨ªa G¨®mez.
Era un hombre dedicado a tiempo completo a su vocaci¨®n, y cuando ya la edad le llev¨® a lo que ¨¦l consider¨® "el rinc¨®n de los em¨¦ritos" se rebel¨® trabajando a¨²n con m¨¢s ah¨ªnco. Aunque se fue muy pronto de las islas, tuvo con ellas una relaci¨®n muy estrecha, como persona -su familia, numeros¨ªsima, sigui¨® en gran parte en Tenerife, donde naci¨®- y como historiador. Recibi¨® all¨ª homenajes, dio nombre a premios, fue doctor honoris causa de las dos universidades isle?as y fue profuso en la publicaci¨®n de documentos y libros que aclaran la relaci¨®n del archipi¨¦lago con la historia del mundo.
Fue catedr¨¢tico de Historia de Espa?a en Granada, Barcelona y Madrid, y sus textos fueron pronto materia docente para los estudiantes espa?oles de ense?anza media y superior. El Rumeu fue uno de los instrumentos de aprendizaje de varias generaciones de espa?oles.
Crist¨®bal Col¨®n parec¨ªa su contempor¨¢neo, e incluso su paisano, porque el paso del descubridor por La Gomera camino de Am¨¦rica fue para ¨¦l materia habitual de reflexi¨®n y descubrimientos. Entre sus trabajos figura la transcripci¨®n de la correspondencia in¨¦dita del navegante; a Rumeu se le confi¨® la presidencia del Congreso de Historia del Descubrimiento celebrado en Sevilla y Madrid en 1991. Entre los estudios que hizo acerca de la historia de su propia tierra est¨¢n los que realiz¨® sobre las pirater¨ªas que tuvieron su asiento en aguas del archipi¨¦lago.
Fue acad¨¦mico de la Historia y presidente de la instituci¨®n. Tambi¨¦n fue profesor en la Escuela Diplom¨¢tica, director de varias revistas de historia, y miembro de patronatos y directorios de investigaci¨®n a los que aport¨® la lucidez, el entusiasmo y el amor por la historia que mantuvieron viva hasta el final su profunda, diversa curiosidad intelectual. Su dedicaci¨®n le procur¨® premios, como el Antonio de Lebrija, de Historia, en 1945, y el Nacional de Literatura, 10 a?os m¨¢s tarde. Aunque vivi¨® en Madrid toda su vida, desde los 15 a?os, ten¨ªa su coraz¨®n en el Atl¨¢ntico, y con su alma fue un viajero, un descubridor de lo que pas¨® en siglos en los que hubiera querido vivir.
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