La hermana de Petr Ginz compara el diario del joven con el de Anna Frank
"En el Holocausto murieron un mill¨®n y medio de ni?os, hay muchas historias sin contar; Anna Frank y mi hermano eran chicos muy creativos y ambos tuvieron la capacidad de documentar esa gran tragedia con sus diarios". As¨ª se expresaba ayer, al comparar el c¨¦lebre diario de la joven jud¨ªa muerta en Bergen-Belsen con el de Petr Ginz, muchacho de Praga -de padre jud¨ªo- asesinado en las c¨¢maras de gas de Auschwitz, su hermana Chava Pressburger, de soltera Eva Ginz. Mujer de porte elegante, contenida hasta lo indecible pero infinitamente triste al hablar de ese querido hermano dos a?os mayor que ella, y con el que comparti¨® unos meses de reclusi¨®n en el gueto de Terezin antes de que a ¨¦l se lo llevaran hacia el horror definitivo, Pressburger dijo que no siente remordimientos por haber sobrevivido. "No, no tengo ese sentido de culpa. Preferir¨ªa haber muerto yo en vez de mi hermano. Pero no soy culpable de nada".
Pressburger present¨® ayer en Barcelona la edici¨®n que ha realizado del diario de su hermano -Diario de Praga, 1941-1942 (El Acantilado)-. Lo hizo mediante un texto que hab¨ªa escrito y al que dio lectura con un tono neutro que se contradec¨ªa angustiosamente con la tensi¨®n que parec¨ªa fluir por todos sus poros. "Petr era un muchacho de mucho talento, que escrib¨ªa y pintaba, y hubiera sido un gran artista", rememor¨®.
Record¨® la terrible manera en que el diario de su hermano sali¨® a la luz tras un estallido de muerte en el cielo. Fue en 2003, cuando explot¨® el transbordador espacial Columbia. Uno de los siete astronautas que murieron en el accidente era el israel¨ª Ilan Ramon. Llevaba con ¨¦l un dibujo de Petr Ginz. Hab¨ªa pedido al Museo Yad Vashem de Jerusal¨¦n un objeto que simbolizara el Holocausto para llevarlo al espacio -la propia madre del astronauta era una superviviente de los campos nazis- y le hab¨ªan dado uno de los dibujos que se conservaban de Petr: Paisaje lunar. Un escalofriante destino quiso que ese dibujo se hiciera, tambi¨¦n, cenizas.
La tragedia dio a conocer el nombre de Ginz y un ciudadano praguense comprendi¨® que los escritos que hab¨ªa conservado la anterior inquilina con Alzheimer de su piso eran del mismo autor. El Museo Yad Vashem y Pressburger compraron el material. "No sab¨ªa de la existencia de ese diario, ¨¦l siempre estaba escribiendo", dijo Pressburger. Ella misma recuerda mucho de la ocupaci¨®n nazi. "Fue un gran cambio en nuestras vidas, no pod¨ªas jugar en el parque, ni ir al cine y la comida estaba restringida". Recuerda la muerte de Heydrich en Praga y las represalias.
"Hab¨ªa muchos rumores de lo que pasaba en los campos al este", dijo, "pero los alemanes eran muy buenos ocultando informaci¨®n. Aun as¨ª, present¨ªamos que algo muy malo iba a sucedernos. Luego, en Terezin supimos algo m¨¢s, pero no exactamente. Nadie pod¨ªa imaginar la realidad".
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