El ant¨ªdoto contra el 'maracanazo'
Garc¨ªa Schlee dise?¨® hace 50 a?os el actual uniforme de Brasil para olvidar el fracaso ante Uruguay
Nadie le vio marcar nunca un gol, ni bonito ni feo, ni siquiera dar un mal pase. Nadie escuch¨® hablar nunca de un regate suyo o de una mano abajo impresionante para mandar a c¨®rner el remate de un delantero. No, de Aldir Garc¨ªa Schlee, (Pelotas, 1931) nadie en Brasil supo nunca de su deb¨² en la selecci¨®n o que un martes fuera la portada de Placar, la revista semanal dedicada al f¨²tbol, sencillamente porque nunca jug¨® al f¨²tbol m¨¢s all¨¢ de una pelada con sus amigos de Pelotas antes de comerse un asado un domingo por la ma?ana.
Pero el f¨²tbol brasile?o no ser¨ªa sin ¨¦l lo que es, ni el Mundial ser¨ªa lo que es, y puede que Pel¨¦, Garrincha, Tost?o, Carlos Alberto, Zico o Romario no habr¨ªan sido quienes fueron aunque s¨®lo fuese por no vivir vestidos de amarillo en un rinc¨®n de nuestra memoria. La camiseta de Brasil puede que pesara lo mismo, pero nada ser¨ªa lo mismo si en 1953 el entonces dise?ador gr¨¢fico, hoy profesor de universidad, no hubiera acertado con el dise?o de una nueva camiseta para la Confederaci¨®n Brasile?a de F¨²tbol (CBF).
La historia empieza, como todo en el f¨²tbol brasile?o, con el maracanazo: la victoria de Uruguay sobre el anfitri¨®n en el Mundial de 1950, en Brasil. El partido dej¨® tan tocado al f¨²tbol brasile?o que la CBF, en colaboraci¨®n con el Jornal do Manh¨¢, decidi¨® convocar un concurso p¨²blico para escoger un nuevo uniforme y renegar del blanco de la camiseta y el pantal¨®n usados hasta entonces.
Mientras se com¨ªa una parrillada con su esposa en La Paisana, un restaurante de Pelotas, a Garc¨ªa Schlee se le ocurri¨® jugar con los colores de la bandera del pa¨ªs para dar forma a la nueva equipaci¨®n. Desde 1889, fecha de la independencia, la bandera recoge el verde de los bosques, el amarillo como referencia al oro por las riquezas naturales, el azul del planeta y el blanco de las estrellas en una noche de R¨ªo.
"Su boceto fue el m¨¢s armonioso", reconoci¨® entonces Adolfo Alberto Lima, presidente de la Brazilian Society Of Fine Art, que eligi¨® los dibujos de Garc¨ªa Schlee, autor del muy recomendable libro Contos de futebol, publicado en 1997, por delante del trabajo de Nei Damasco. El premio fue pasar unos d¨ªas con los jugadores de la selecci¨®n, casi una tortura para el premiado. "Conocerles fue una terrible decepci¨®n", remerora el hoy profesor de literatura, que en 1954, contra Chile, vio a Brasil jugar por vez primera con su camiseta. Gan¨® la que desde entonces fue conocida por siempre como la canarinha.
El resto, ya lo saben: cinco t¨ªtulos del mundo contemplan a un equipo que si juega de amarillo es por culpa de un tipo al que nunca nadie abraz¨® o felicit¨® por marcar un gol, ni por una buena parada ni por inventar un regate, pero con quien el f¨²tbol siempre estar¨¢ en deuda. Si no fuera por ¨¦l, Brasil no jugar¨ªa de amarillo.

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