Salir de novios
Louis Van Gaal nos dijo un d¨ªa, durante una reuni¨®n en el vestuario del Barcelona, que antes los ni?os eran m¨¢s felices porque no ten¨ªan que escoger. Como s¨®lo ten¨ªan una cosa, no hab¨ªa elecci¨®n posible. Segu¨ªa diciendo el entrenador holand¨¦s que ahora los ni?os lo tienen m¨¢s dif¨ªcil. Deben decidir qu¨¦ escoger entre las miles de cosas que tienen. Despu¨¦s de cenar, puedes ir al cine, a ver la pel¨ªcula de David Trueba Bienvenido a casa o ir a ver cualquier otra cosa.
Ricardo Lavolpe, argentino ¨¦l y seleccionador mexicano, ha escogido que su defensa salga jugando. No que empiece jugando, que es otra cosa. Para Ricardo Lavolpe, empezar jugando es pasarse la pelota entre los defensas, sin mucha intenci¨®n, para pasar la pelota algunas veces y lanzarla, la mayor¨ªa de las veces. Pero Lavolpe obliga a otra cosa. Obliga a salir jugando, que no es otra cosa que jugadores y pelota avancen juntos, al mismo tiempo. Si lo hace uno solo no hay premio, no vale. Han de hacerlo juntos. Como lo hacen los novios cuando salen juntos.
Me contaron cuando estuve en M¨¦xico que Ricardo Lavolpe, de manera intervencionista y conductista, obliga, en los entrenamientos, durante 30 minutos, a que sus defensores avancen, ellos y la pelota, una y otra vez. Al m¨¢s m¨ªnimo error en un pase, o no ensanchar el campo estir¨¢ndolo como si fuera una goma hasta las l¨ªneas de banda, o no jugar con el portero cuando se deb¨ªa jugar, repito al m¨¢s m¨ªnimo error, vuelta a empezar. Para, corrige, grita y vuelta a empezar. Una y otra vez. Cientos de veces hasta que sus tres defensores hagan de novios durante 30 minutos. Ellos y la pelota.
En el partido frente a Ir¨¢n, M¨¢rquez, Osorio y Salcido, ejercieron de alumnos aventajados. Los tres son maravillosos generando juego. Me viene a la memoria que un d¨ªa, escuchando a Johan Cruyff, contaba que los jugadores m¨¢s importantes para que un equipo juegue bien con la pelota en su poder, son sus defensores. Si sales bien, puedes llegar a jugar bien; si no lo haces, no hay opci¨®n. Johan cree que aquello que equilibra el juego es la pelota. Pierde muchas, y ser¨¢s un equipo desequilibrado. Pierde pocas, y ser¨¢ todo equilibrio.
Los mexicanos, viviendo sus defensas de esta manera, saben el riesgo que corren. Una p¨¦rdida all¨ª por donde se mueven puede ser terrible. Pero no s¨®lo lo saben ellos. Lo sabe todo el mundo. Por eso todo el mundo evita hacer lo mismo que los mexicanos. El mundo escoge una manera, los mexicanos otra. Unos empiezan, otros salen.
Durante la primera parte del partido ante Ir¨¢n, los mexicanos tuvieron problemas porque sus delanteros (Franco, Borgetti y Omar Bravo) jugaron un partido mientras que los otros ocho componentes del equipo jugaban otro. Nunca pudieron hacer un poco de tr¨¢nsito por el centro. En el descanso, Lavolpe dio entrada a Zinha y a Luis P¨¦rez. El primero desequilibr¨® y decidi¨®. El segundo, en un equipo donde les gusta a todos conducir mucho con el bal¨®n en los pies, les dio control y pase. Dos toques.
Cierto es que ganaron por un error del portero iran¨ª. Pero tambi¨¦n es cierto, que s¨®lo le pod¨ªa pasar al portero iran¨ª. Era imposible que Oswaldo, el portero mexicano, incurriera en semejante error porque nunca le llegaron. En parte, porque Lavolpe mientras era portero en sus a?os mozos, tuvo tiempo entre gol y gol recibido, de ver como empezaba su defensa a jugar. All¨ª, seg¨²n cuentan, empez¨® a decidir que un d¨ªa entrenar¨ªa a una selecci¨®n mundialista. En aquellos tiempos no sab¨ªa cual. S¨®lo sab¨ªa que su defensa saldr¨ªa jugando. Como los novios que escogen salir y deciden ir a ver la pel¨ªcula de David Trueba.
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