'Mozart' bien vale un estadio

Rosicky creci¨® en el centro de Praga. En las mismas v¨ªas por las que un ingobernable n¨²mero de turistas ahora recorre la capital de la Rep¨²blica Checa. Pero, entonces, recuerda, no hab¨ªa "tantos visitantes". Rosicky jugaba en plena calle, escuchando las campanadas del reloj, retando a los chicos de los barrios cercanos o de su misma avenida. "N¨²meros pares contra impares". Su menuda figura llamaba la atenci¨®n con el bal¨®n, pero se dilu¨ªa seg¨²n llegaba la tarde y cada ni?o volv¨ªa a ser un ni?o que ten¨ªa que ir a cenar a casa. "Siempre ha sido as¨ª, nunca ha destacado por nada hasta que no le dan una pelota de f¨²tbol", dice su hermano Jiri, ex del Atl¨¦tico. "Su car¨¢cter no tiene malicia, es t¨ªmido, callado y la gente nunca se fija en ¨¦l", insiste. El pasado lunes fue nombrado mejor jugador del partido en la goleada de su equipo contra EE UU.

As¨ª fue desde siempre. El Sparta de Praga no quer¨ªa a Thomas Rosicky. Le parec¨ªa demasiado peque?o porque s¨®lo ten¨ªa ocho a?os y levantaba "un metro del suelo". Su hermano lo recuerda y le entra la risa floja: "Joder con el cr¨ªo al que no quer¨ªan, f¨ªjate d¨®nde ha llegado". El padre de ambos, un "trabajador manual" que fabricaba "m¨¢quinas pesadas" tuvo la intuici¨®n de que el min¨²sculo Thomas era un genio por pulir. Aunque los hermanos siempre se han sentido muy pr¨®ximos a su madre, "una funcionaria de Hacienda", sus carreras han estado gobernadas por su progenitor desde que eran casi beb¨¦s. "Nuestro padre pensaba que ten¨ªa que salir de la calle y aprender de verdad en una escuela con m¨¦todos fijos y con la intenci¨®n de que fuera profesional", explica Jiri.

Los dirigentes del club praguense quer¨ªan fichar a su hermano mayor, pero no les parec¨ªa oportuno hacer lo mismo con el actual l¨ªder de la selecci¨®n checa por su edad y desarrollo f¨ªsico. El jefe de la familia, que hab¨ªa vestido la camiseta del Sparta, impuso su criterio advirtiendo de que o fichaban a "los dos hermanos o a ninguno". La entidad accedi¨® a rega?adientes. Algunos a?os despu¨¦s, en 2001, pagaron todas sus deudas con el dinero que ingresaron por el traspaso del Rosicky menor al Borussia de Dortmund (25 millones de marcos). Ese dinero sirvi¨® para costear, adem¨¢s, un estadio nuevo en el que la familia Rosicky tiene un palco vitalicio en agradecimiento.

Rosicky nunca llama la atenci¨®n fuera del c¨¦sped. Es callado, prudente. Un chico t¨ªmido que siempre hace caso de las instrucciones que le dan. Un hombre acostumbrado desde ni?o a desfilar al paso. "Siempre ha sido as¨ª, muy adaptable a las situaciones, muy disciplinado", dice su hermano. Sin embargo, el pasado lunes marc¨® dos goles y tiene muchas papeletas para convertirse en "uno de los jugadores decisivos del torneo", seg¨²n la opini¨®n de la comisi¨®n de sabios de la FIFA. Ayer, despu¨¦s de entrenarse levant¨® el flequillo y se asust¨® de la muchedumbre que se agolpaba junto a las vallas para grabar alguna palabra suya. Discreto, se limit¨® a explicar que no es "el mejor de los delanteros pero que las necesidades del equipo" le han obligado a jugar m¨¢s en punta de lo habitual. Y, claro, por eso "lo de los goles". Su hermano puntualiza que "est¨¢ jugando fuera de sitio", pero insiste en que "Thomas nunca se va a quejar por ese tipo de cosas".

Rosicky debut¨® en el primer equipo del Sparta con 17 a?os. Le apodaban Mozart por su capacidad para armonizar al equipo. Debut¨® con la selecci¨®n absoluta en 2000 y particip¨® en la Eurocopa de aquel a?o en Holanda y B¨¦lgica. "Era siempre el m¨¢s peque?o desde ni?o", recuerda su hermano mayor, que desvela que ahora con quien mejor se lleva es con el gigante Jan Koller. "Son opuestos, Koller es hablador y extravertido y Thomas no, quiz¨¢ es por eso", comenta antes de arg¨¹ir otra causa m¨¢s probable: "Llevan cinco a?os juntos en Dortmund".

Pero ya no est¨¢n juntos. El mediapunta, que seg¨²n Jiri "ha mejorado una barbaridad defensivamente por las caracter¨ªsticas del f¨²tbol alem¨¢n", ha fichado por el Arsenal. Es una apuesta personal de Ars¨¦ne Wenger, que se lo arrebat¨® al Atl¨¦tico.