La aventura espacial del 'Halc¨®n' japon¨¦s en el asteroide Itokawa
La nave tiene problemas serios, pero se intenta que traiga a la Tierra la c¨¢psula de muestras
L a exploraci¨®n espacial es una actividad de alto riesgo en la que, una vez que una nave ha partido de la Tierra, muchas cosas pueden salir mal y pocas tienen soluci¨®n. Lo normal es que los problemas graves, y especialmente la acumulaci¨®n de ellos, desemboquen en fracasos definitivos r¨¢pidos, como cuando se estrella una nave en otro mundo o se pierde en el espacio. Sin embargo, el caso de la sonda espacial Hayabusa (Halc¨®n, en japon¨¦s) es at¨ªpico. Casi desde que parti¨® de la Tierra, en marzo de 2003, con destino al asteroide Itokawa, la misi¨®n ha sufrido un contratiempo tras otro: se degradaron sus propulsores, realiz¨® maniobras equivocadas con consecuencias graves, se qued¨® sin bater¨ªas, etc¨¦tera.
Tras el encuentro con el asteroide, la nave se dio por perdida; luego se recuper¨® el contacto
Pese a ello, la nave de la Agencia de Exploraci¨®n Aeroespacial de Jap¨®n (JAXA) empez¨® su encuentro con el asteroide Itokawa en setiembre de 2005 y luego logr¨® tomar contacto con su superficie haciendo un descenso en picado, como un halc¨®n, en ese cuerpo del Sistema Solar de unos 535 metros de longitud. La c¨¢mara de la sonda hizo fotograf¨ªas, sus aparatos realizaron buenos an¨¢lisis y tal vez, incluso, se tomaron unas muestras. Poco despu¨¦s del encuentro con el asteroide la nave lleg¨® a darse por perdida; luego se restableci¨® el contacto y ahora intenta regresar a la Tierra. De momento, por el inter¨¦s de los datos que ha obtenido y por las lecciones de ingenier¨ªa aprendidas, la heroica misi¨®n se considera un ¨¦xito.
El Itokawa, as¨ª bautizado en honor del pionero de cohetes Hideo Itokawa, es un conglomerado de material suelto, como un mont¨®n de escombros que se mantienen unidos a duras penas por la propia gravedad del asteroide, dicen los cient¨ªficos que han analizado los datos de la misi¨®n y acaban de presentarlos en la prestigiosa revista Science. El descenso all¨ª, comentan, debe de ser como caer en un cubo de arena, tan suelto es el material.
La gravedad del asteroide es cinco ¨®rdenes de magnitud inferior a la terrestre. "Ni siquiera est¨¢ claro por qu¨¦ el Itokawa existe, dado que para que se deshaga basta con que lo agites a unos 10 cent¨ªmetros por segundo [su velocidadd de escape, es decir, la velocidad m¨ªnima que necesita un objeto all¨ª para contrarrestar la gravedad y salir al espacio]", se?ala el cient¨ªfico Erik Asphaug en su comentario en Science. "Uno no puede evitar preguntarse c¨®mo responder¨ªa un asteroide a la primera pisada de un astronauta. ?Ser¨ªa crujiente? ?Se hundir¨ªa el pie? ?Se elevar¨ªan nubes de polvo?", contin¨²a este experto de la Universidad de California.
El Itokawa gira alrededor del Sol junto con otros cientos de cuerpos de ese tipo conocidos; los cient¨ªficos sit¨²an su origen en el cintur¨®n de asteroides que hay entre Marte y J¨²piter. Est¨¢ compuesto de olivina y piroxeno, con algo de hierro y de plagioclasa, seg¨²n describen los ivestigadores de la misi¨®n en Science. Entre las caracter¨ªsticas de este asteoride destaca la escasez de cr¨¢teres en su superficie, que muestra dos tipos de suelo, uno rugoso y otro muy liso, como el bautizado mar de Muses (la misi¨®n de Hayabusa se llam¨® Muses C antes del lanzamiento).
La Hayabusa japonesa se concibi¨® como la primera misi¨®n que tomar¨ªa muestras de un asteroide y las traer¨ªa a la Tierra. Pero sobre todo, es un viaje espacial de ensayo de nuevas tecnolog¨ªas, incluida la propulsi¨®n i¨®nica, un sistema aut¨®nomo de navegaci¨®n, el dispositivo de recogida de muestras y la c¨¢psula de reentrada en la Tierra con ellas.
Uno de los primeros problemas que los expertos de JAXA notaron en su sonda fue la degradaci¨®n de los paneles solares, debido a una erupci¨®n solar a finales de 2003, por lo que los propulsores i¨®nicos no recib¨ªan suficiente electricidad para alcanzar el asteroide en verano de 2005, como estaba previsto, sino en oto?o.
Al llegar al Itokawa, la sonda ten¨ªa que descender en picado tres veces para tomar muestras con un colector con forma de cuerno. La Hayabusa descendi¨® pero no se sabe si las muestras llegaron a su interior. Adem¨¢s, estaba previsto que en el primer descenso dejase caer un peque?o m¨®dulo, del tama?o de una lata de refresco, con microc¨¢maras y sensores para medir temperaturas. El artefacto, llamado Minerva, habr¨ªa rodado por el suelo del asteroide, pero se solt¨® antes de llegar, en una maniobra incorrecta, y se perdi¨® en el espacio.
Poco despu¨¦s del segundo descenso de toma de muestras, el Hayabusa sufri¨® un escape de hidracina, el combustible de los peque?os propulsores de maniobra y fall¨® una bater¨ªa. Luego desapareci¨® la se?al de la nave de la red de antenas de seguimiento.
Pero los contratiempos no desanimaron a los tenaces japoneses, que recuperaron en contacto con su nave. Para evitar el problema que la hidracina pudiera causar, se envi¨® la orden a la nave de calentar lo m¨¢s posible los sistemas y favorecer as¨ª la evaporaci¨®n de ese combustible; los expertos creen que la estrategia ha tenido ¨¦xito, seg¨²n inform¨® hace pocos d¨ªas el responsable del proyecto Jun-Ichiro Kawaguchi.
La nave podr¨ªa regresar a la Tierra, pero con tanto problema no ser¨ªa en junio de 2007, como estaba previsto. El plan contempla la ca¨ªda de la c¨¢psula con las muestras en el desierto de Australia. La Hayabusa est¨¢ ahora a unos 345 millones de kil¨®metros de la Tierra y la aventura sigue: "La nave est¨¢ seriamente da?ada, por lo que gobernarla y lograr que retome su trayectoria sigue siendo muy dif¨ªcil. Pese a todo, el equipo est¨¢ decidido a intentarlo y a hacerlo lo mejor posible", afirma Kawaguchi en un comunicado. Si los ingenieros japoneses logran continuar la aventura de Halc¨®n, en 2010 tal vez llegue la c¨¢psula al suelo australiano. Entonces, y s¨®lo entonces, se podr¨¢ ver si dentro hay unos pocos gramos del Itokawa.
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