St¨¦phane Briz¨¦ narra una historia de fragilidad y nuevas oportunidades
Patrick Chesnais protagoniza 'No estoy hecho para ser amado'
Este es Jean-Claude Delsart: var¨®n de 50 a?os, agente judicial -empleo heredado de su padre que consiste en ir casa por casa reclamando a la gente que pague sus deudas -, divorciado, un hijo -con quien tiene una relaci¨®n cordial pero distante-, un padre -que, sin tregua, lo mira enfadado desde el otro lado del tablero del Monopoly, su entretenimiento dominical-, una casa de impasible decorado, un coche extranjero y ning¨²n aliciente. Y ¨¦ste, su anodino retrato.
"Siempre me han atra¨ªdo los personajes que, a priori, no parecen muy simp¨¢ticos", justifica St¨¦phane Briz¨¦ (Rennes, 1966), director y guionista de No estoy hecho para ser amado. Y el actor franc¨¦s Patrick Chesnais no se lo pareci¨®: "Cuando conoc¨ª a Patrick no me pareci¨® simp¨¢tico, pero luego vi que en sus ojos hab¨ªa encanto y ternura y comprend¨ª que era lo que buscaba".
Delsart observa desde la ventana de su despacho las clases de tango de la academia del edificio de enfrente. Est¨¢ en un momento fr¨¢gil. A nivel f¨ªsico -el m¨¦dico le aconseja un poco de ejercicio- y emocional -siente que es su ¨²ltima oportunidad para reclamar un poco de afecto-, se permite dar unos pasos de baile.
"Entend¨ª que la melancol¨ªa que se asocia con el tango iba a encajar perfectamente con la del protagonista", explica Briz¨¦. "No hubiera sido posible con la salsa, es demasiado sexual". Y el tango parece inofensivo.
All¨ª, en la pista de baile, hay otros personajes a los que tampoco les han ense?ado a amar o ser amados. A Fran?oise (Anne Consigny) se le da mejor querer. Es una mujer fuerte, pero sus deseos suelen pasar a un segundo plano. ?ltimamente, m¨¢s a¨²n, pues est¨¢ a punto de casarse. Es muy ilustrativo de su car¨¢cter, escribe el director, "su trabajo como orientadora y su relaci¨®n con su pareja, Thierry, al que se pasa todo el tiempo dando ¨¢nimos".
Quiz¨¢ ambos necesitaban un cambio, quiz¨¢ el tango tiene virtudes terap¨¦uticas, pero la m¨²sica de Carlos di Sardi y Horacio Salgan les descubre que ellos s¨ª est¨¢n hechos para amar y ser amados. "Para m¨ª lo m¨¢s interesante es proponer historias en las que el espectador pueda proyectar su propia historia", explica Briz¨¦. "Y me esmero en no ser explicativo, me gusta dejar agujeros en las historias porque ah¨ª caben las propias historias del espectador", a?ade.
La espita, hasta ahora cerrada de Delsart, se abre y empiezan a fluir la verdad, la indignaci¨®n, el amor y el enfado. Libera a su hijo de la herencia laboral, le recuerda a su padre que ya no es un ni?o peque?o, se enamora. Fran?oise, por su parte, se despega de los deseos de su madre, de los consejos de su hermana, de la boda. Y comienza el aprendizaje.
No estoy hecho para ser amado recibi¨® el Premio del C¨ªrculo de Escritores Cinematogr¨¢ficos en la pasada edici¨®n del Festival de San Sebasti¨¢n. Aunque ¨¦l estaba convencido de que iba a ser la Concha de Oro. "Todo el mundo, periodistas veteranos... me dec¨ªan que iba a ganar, fui d¨¦bil y me lo acab¨¦ creyendo".
Se qued¨® sin gran premio, pero, como recompensa, la pel¨ªcula ha tenido una magn¨ªfica acogida internacionalmente. "Para un director es maravilloso comprobar que las emociones contenidas en su obra trascienden a pesar de la barrera del idioma".
St¨¦phane Briz¨¦ se declara satisfecho. Despu¨¦s de todo, ¨¦l s¨®lo quer¨ªa "hacer una cosa sencilla, hermosa y eficaz".
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