Germ¨¢n D¨ªaz abrir¨¢ los conciertos del Caballero de Olmedo
La zanfona, un cachivache de cuerda frotada por manivela que inventaron nuestros tatarabuelos del medievo, tambi¨¦n puede ser un instrumento de enormes posibilidades para la m¨²sica contempor¨¢nea. Se encargan de demostrarlo int¨¦rpretes como Germ¨¢n D¨ªaz, un joven de 27 a?os -sobrino del eminente folclorista Joaqu¨ªn D¨ªaz- que ma?ana inaugurar¨¢ los conciertos del Caballero de Olmedo, una ecl¨¦ctica iniciativa musical en el palacio del bello e hist¨®rico municipio vallisoletano.
En s¨¢bados sucesivos, resonar¨¢n entre sus muros la m¨²sica medieval de D¨²lsica (d¨ªa 24), la jud¨ªa de Klezm¨¢tica Tr¨ªo (1 de julio), la guitarra flamenca de Ra¨²l Olivar (d¨ªa 8) y la deuda con la bossa nova que ha contra¨ªdo Medio Cabalo (d¨ªa 15). Todas las actuaciones comienzan a las 22.30, y con una entrada simb¨®lica de dos euros.
"A la zanfona se la minusvaloraba hasta hace poco, como si s¨®lo sirviera para las coplas de ciego. Los franceses ya nos demostraron sus posibilidades, incluso para la improvisaci¨®n", subraya Germ¨¢n D¨ªaz, que llega a Olmedo con su Rao Tr¨ªo, un proyecto m¨¢s cercano al jazz contempor¨¢neo europeo que a los sonidos de la tradici¨®n peninsular. "Nosotros somos quienes nos imponemos las limitaciones, no los instrumentos. En Espa?a ha sido fundamental el papel de la Asociaci¨®n Ib¨¦rica de la Zanfona para reflotar estos viejos y maravillosos trastos".
Tras Rao Tr¨ªo, el siguiente espect¨¢culo que se trae entre manos responde al nombre de Pi, como la letra griega. Las pedaleras se conectan aqu¨ª no s¨®lo a la zanfona, sino tambi¨¦n a cajas de m¨²sica y a un ¨®rgano de barbaria, un artefacto del siglo XIX que funciona con manivela y cartones perforados. "Me he recorrido todas las papeler¨ªas del pa¨ªs en busca de los cartones adecuados para crear la m¨²sica, pero al final tuve que ir a buscarlos a B¨¦lgica", relata. Los artilugios mec¨¢nicos, en sus manos, conviven con los cables y los enchufes. Por eso, en el pasado Popkomm de Berl¨ªn, en un lugar tan vanguardista como el centro Kulturbrauerei, los aficionados alemanes segu¨ªan sus movimientos en el escenario casi sin pesta?ear.
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