El artista y la muerte
Vete a saber si la autora poniendo a esta novela el hechicero t¨ªtulo de El coleccionista de almas perdidas no se habr¨¢ inspirado en el de la pel¨ªcula El callej¨®n de las almas perdidas dirigida por Edmund Goulding y protagonizada por Tyrone Power. De hecho, hay bastantes semejanzas entre los protagonistas, ambos empe?ados en solemnizar su condici¨®n de feriantes y en adue?arse de la conciencia ajena. La novela se inscribe en la obra de Irene Gracia, tanto estil¨ªstica como argumentalmente, con formidable coherencia. En la anterior, Mordake o la condici¨®n infame, part¨ªa de un oscuro suceso documentado a finales del siglo XIX; ahora, tres ep¨ªgrafes iniciales procedentes de tres obras del siglo XX desencadenan la trama: un texto que postula la necesidad de explicar la vida de Anatol Chat, miembro de una famosa familia de fabricantes de aut¨®matas a principios del siglo XX, un comentario antropol¨®gico sobre las t¨¦cnicas de reducci¨®n de cabezas de los j¨ªbaros y un fragmento del art¨ªculo de Sigmund Freud, Lo siniestro, en el que nos informa que acaba de adquirir "un aut¨®mata excepcional que representa a Descartes". De la conjunci¨®n y desarrollo de estas anotaciones mezcladas con gran sabidur¨ªa por la autora surge la materia literaria, la narraci¨®n vistosa, inquietante, tr¨¢gica, centrada en el proceso educativo de Anatol cuyo final no puede ser otro que la disoluci¨®n y la nada.
EL COLECCIONISTA DE ALMAS PERDIDAS
Irene Gracia
Siruela. Madrid, 2006
228 p¨¢ginas. 18,90 euros
La autora, enamorada de esa literatura simbolista, pagana y m¨ªstica, de principios del siglo XX, y de la que la suya propia es una apasionada prolongaci¨®n, escribe una novela que con su imaginaci¨®n fant¨¢stica constituye "una r¨¦plica prodigiosa del mundo real" como lo son los artilugios del feriante Anatol que quiere convertirse en un virtuoso ejecutante capaz de insuflar vida a la materia inerte y dar voz a los mu?ecos de feria. Estamos ante una novela de artista que contiene abundantes dosis de reflexi¨®n filos¨®fica en torno a la elaboraci¨®n art¨ªstica. Aunque lo m¨¢s destacable es la habilidad con que la autora reelabora algunos de los grandes mitos de la literatura de terror: las estatuas que cobran vida, el amor y el deseo entre seres que viven a uno y otro lado de la barrera de la muerte o el tema del doble y sus infinitas variaciones.
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