El S¨®nar contin¨²a rompiendo las fronteras de la m¨²sica
El festival barcelon¨¦s a¨²pa el clasicismo de Chic y de Linton Kwesi Johnson
Con m¨¢s de cincuenta mil visitas en sus dos primeras jornadas de actividad, el S¨®nar volvi¨® a reiterar en su 13? edici¨®n que se trata del festival musical m¨¢s importante del calendario espa?ol y resulta cita ineludible para el mercado internacional en lo que a m¨²sicas de entorno electr¨®nico se refiere. Pese a ello, el clasicismo de instrumentos como la bater¨ªa y de artistas como Chic, Linton Kwesi Johnson o de cl¨¢sicos del festival como Herbert, Laurent Garnier o el inevitable Jeff Mills, marcaron los primeros compases del S¨®nar, que ha concluido esta madrugada en Barcelona.
Varias consideraciones a tener en cuenta. La primera es que los festivales espa?oles, con el S¨®nar a la cabeza, ya son un poderoso atractivo para el p¨²blico internacional, que ha dejado de considerar a Espa?a s¨®lo como un pa¨ªs de sol, playas y bebida barata. Gracias a acontecimientos como el S¨®nar -en cuyo interior es aut¨¦ntica casualidad si se escucha hablar castellano o catal¨¢n-, Benic¨¤ssim o Primavera Sound, Espa?a comienza a ser referente como destino europeo para disfrutar en entornos homologados de m¨²sica actual y de calidad.
La segunda consideraci¨®n a tener en cuenta es que en su constante evoluci¨®n el S¨®nar es un festival que ha reventado sus propias fronteras estil¨ªsticas reinvent¨¢ndose en cada edici¨®n. Por ello, en la jornada diurna del viernes la bater¨ªa fue protagonista con formaciones por completo distintas entre s¨ª como Doravideo (bater¨ªa y v¨ªdeo), Optrum (bater¨ªa y un sensor de ruido con forma de fluorescente), Liars y Circlesquare (bandas con poso rockero atormentado, ruidista e industrial), Pole (dub digital) o Sr. Coconut (salsa marciana). Lo ac¨²stico manda en un festival electr¨®nico, y no pasa nada.
Tercera consideraci¨®n: el S¨®nar est¨¢ regido por el sentido del humor. As¨ª hay que interpretar la programaci¨®n de un concierto de White Diet, en el programa anunciados como banda que "junta el psychobilly, los mantras y el klezmer con el hip-hop", para resultar que tras este nombre se hallaban Scissors Sisters, quienes protagonizaron la tarde del viernes una insospechada sorpresa ante el delirio del p¨²blico, primero en el mundo en escuchar las canciones del segundo disco de los neoyorquinos, que se publicar¨¢ en septiembre. Sin duda ¨¦ste es un festival por el que no se puede navegar con piloto autom¨¢tico.
La cuarta consideraci¨®n tiene que ver con la reivindicaci¨®n que hace el S¨®nar del clasicismo, que hasta ahora ha tenido un par de figuras descollantes. Por un lado hay que mentar a Chic, quienes pese a tener en contra una sonorizaci¨®n inadecuada, provocaron mucho baile y m¨¢s de una lagrimita nost¨¢lgica al interpretar en el inmenso Pol¨ªgono Pedrosa, sede nocturna del festival, cl¨¢sicos como Le freak, Everybody dance, I want your love, Dance dance dance o la final Good times, cantada junto al beatboxer Rahzel. Mejor parado en lo que al sonido se refiere result¨® Linton Kwesi Johnson, quien realiz¨® un concierto soberbio de reggae-dub alentado por su poes¨ªa hablada, su conciencia pol¨ªtica y un carisma propio de aquellos artistas validados por la historia.
Pero el S¨®nar tambi¨¦n ha creado sus propios cl¨¢sicos, artistas como Herbert, concierto irregular el suyo; Jeff Mills, siempre hace lo mismo y siempre lo hace bien; Laurent Garnier, cada d¨ªa m¨¢s progresivo con su espect¨¢culo junto al teclista de jazz Bugge Wesseltoft o los imponentes DJ Krush o DJ Shadow, dos monstruos del hip-hop m¨¢s abstracto, retorcido y emocionante.
Son s¨®lo algunos nombres de un festival que aguarda con una sorpresa al doblar cada esquina de sus recintos, ocupado no s¨®lo por m¨²sica sino tambi¨¦n por cine, instalaciones o ferias de discos y revistas. Una de las sorpresas musicales de ayer vino de la mano de otro de los muchos japoneses presentes en esta edici¨®n, Tucker. Esta especie de hombre orquesta toc¨® y sample¨® en directo bajo, bater¨ªa y ¨®rgano, entre otros instrumentos, para ofrecer una especie de revisi¨®n del sofisticado mundo de Esquivel y su deliciosa m¨²sica para c¨®cteles en una versi¨®n m¨¢s cafre que incluy¨® scrachters con la lengua. Es el S¨®nar, pero a veces las fronteras lo acercan al circo.
![Neil Rodgers, l¨ªder de Chic, en su actuaci¨®n en el S¨®nar.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/GCHRTA4YRPPN3SE6U3MXUFW7KA.jpg?auth=e936189637ee9825798aed6a4a266e2b2e9c3394d91f4d1bcb7071e169075d19&width=414)
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