"ETA no ha mostrado nada de conciencia, sino conveniencia"
Fundador de la Escuela de Teolog¨ªa de la Universidad de Deusto, el jesuita Alfredo Tamayo (San Sebasti¨¢n, 1924) es un intelectual comprometido, una voz que no ha dejado de denunciar, muchas veces en solitario, la progresiva deshumanizaci¨®n de la sociedad vasca que ha provocado el fanatismo y que han padecido las v¨ªctimas del terrorismo de ETA.
Pregunta. Usted es una persona comprometida que ha conocido de cerca las cuatro d¨¦cadas de historia de ETA. ?C¨®mo ve el actual proceso de paz?
Respuesta. Lo primero que dir¨ªa es que ese lenguaje me molesta, porque nos lo imponen los actuales jefes de ETA y siempre caemos en sus redes. La expresi¨®n "proceso de paz" responde a un lenguaje militar, de confrontaci¨®n de dos ej¨¦rcitos, que es, en el fondo, la idea original de ETA, que quiso pactar con el Ej¨¦rcito espa?ol. Me niego a aceptar ese lenguaje que es falaz, mentiroso y tramposo.
"ETA anda muy mal de vocaciones. Tambi¨¦n le ha llegado la secularizaci¨®n que afecta a todas las religiones, empezando por la cat¨®lica aqu¨ª".
"El reconocimiento p¨²blico de la culpa colectiva ser¨ªa un gran paliativo. Los gestos son claves y pueden hacer un gran bien a las v¨ªctimas"
P. ?Y c¨®mo podemos definir la situaci¨®n actual?
R. Como una situaci¨®n en la que ETA se ve acorralada y se ve frustrada, porque no ha conseguido lo que pretend¨ªa. Lo dejaron muy claro en la carta que cinco etarras escribieron desde la c¨¢rcel [del Puerto de Santa Mar¨ªa, en C¨¢diz] en la que dec¨ªan que hab¨ªa que sustituir lo que ellos llaman lucha armada por otros m¨¦todos. Les expulsaron de la organizaci¨®n, lo cual indica que eso est¨¢ ah¨ª latente. El problema ahora para ellos es c¨®mo conseguir sus m¨¢ximos de otra manera, ya que a la pr¨¢ctica de la violencia no le ven futuro.
P. ?Su renuncia a la violencia obedece a razones de supervivencia y no a una convicci¨®n debatida y razonada?
R. No s¨®lo los seminarios, sino ellos [ETA] tambi¨¦n andan muy mal de vocaciones, de gente que est¨¦ dispuesta a arriesgar su vida o la c¨¢rcel en esta cultura del botell¨®n en que se mueve la juventud. Tambi¨¦n a ellos les ha llegado la secularizaci¨®n que afecta a todas las religiones, empezando por la cat¨®lica aqu¨ª, porque hay algo de religi¨®n de sustituci¨®n en el nacionalismo vasco violento y extremista. En un momento tan malo, hay que salvar los muebles hablando.
P. En esa carta, firmada, entre otros por Pakito, se reconoce que la violencia ya no es ¨²til para sus objetivos pol¨ªticos, pero no hay una reflexi¨®n ¨¦tica y autocr¨ªtica.
R. En las manifestaciones de ETA no hay nada de conciencia, sino de conveniencia. Y creo que est¨¢n crecidos. En ese sentido, tengo miedo de lo que vaya a hacer el Gobierno. Aunque est¨¢ claro que hablar con ellos no es el problema, lo ha hecho Aznar y lo han hecho otros presidentes antes, el m¨ªo es un miedo a lo que llaman arreglo final del conflicto o que la paz vaya a hacerse a costa de las v¨ªctimas, excarcel¨¢ndolos antes de tiempo y olvidando que hay pa¨ªses como Alemania donde el terrorismo est¨¢ castigado con cadena perpetua.
P. ?Qu¨¦ forma hay de superar ese fanatismo nacionalista tan arraigado?
R. No s¨¦ si los socialistas, en concreto el presidente y los que van a sentarse con ellos, son conscientes de qu¨¦ tipo de gente tienen delante. Patxi L¨®pez ser¨¢ un hombre de sentimientos humanos, pero los que tiene enfrente van a lo suyo, son gente nada contrita, nada arrepentida. Son unos interlocutores sumamente peligrosos, por lo que toda prudencia, toda astucia y toda firmeza es poca. Y pudiera ser que de lo ¨²nico que se arrepientan es de que les sale mal el asunto y van a peor, pero de compasi¨®n por los dem¨¢s, nada. Eso s¨ª que es impresionante en este pa¨ªs.
P. En esa falta de compasi¨®n hay tambi¨¦n una responsabilidad de la sociedad, que ha mirado hacia otro lado.
R. Ah¨ª entra mucho la culpa de los nacionalismos moderados, que no han sido suficientemente contundentes en este asunto. Y de la Iglesia. Los obispos han sido muy l¨ªderes en la comunidad nacionalista, pero apenas he o¨ªdo o le¨ªdo exhortaciones eclesi¨¢sticas para aborrecer los cr¨ªmenes de ETA. S¨®lo el obispo de Bilbao, monse?or Bl¨¢zquez, y 250 sacerdotes de Vizcaya pidieron excusas por haber estado demasiado alejados de las v¨ªctimas, pero en Guip¨²zcoa nadie, y eso que s¨®lo en San Sebasti¨¢n ha habido cien muertos.
P. ?Qu¨¦ papel asigna a las v¨ªctimas?
R. Estar ah¨ª. Seguir repitiendo que con las v¨ªctimas no se juega. Hay mucha pluralidad, es cierto, pero todas coinciden en decir que les han destrozado la vida. Por eso no se les puede manipular ni olvidar, ni tampoco establecer ese igualitarismo entre las v¨ªctimas asesinadas por ETA y las familias de los etarras, al que tanto tiende la Iglesia. No es de recibo. Unos son delincuentes que est¨¢n pagando sus cr¨ªmenes y los otros eran ciudadanos normales.
P. Del mismo modo que en ETA no hay autocr¨ªtica, en la sociedad vasca tampoco hay conciencia de culpa.
R. Fuera del entorno en que se mueven las v¨ªctimas apenas existe esa conciencia, y el tiempo y la buena vida juegan en contra. La conciencia de culpa colectiva en el caso del pueblo alem¨¢n por los cr¨ªmenes nazis la ha destacado Dorotea Soelle, que se queja de que nunca oy¨® a sus padres hablar del nazismo y que lo que le abri¨® los ojos fue leer a Ana Frank. Su sentido de culpabilidad le llev¨® a decir que se avergonzaba de hablar alem¨¢n, un sentimiento mucho m¨¢s profundo que el recientemente expresado por el Papa en Auschwitz.
P. ?Ser¨ªa importante reconocer p¨²blicamente esa culpa y esa responsabilidad colectiva?
R. Vendr¨ªa muy bien. Hace unos a?os, organizamos una misa por las v¨ªctimas y acudieron pocos curas, pero, sin embargo, estaba Josu Jon Imaz. Un hombre como ¨¦l no s¨¦ si es capaz de perdir perd¨®n en nombre del PNV, pero ser¨ªa muy importante, un gran paliativo. Los gestos son claves y pueden hacer un gran bien. Siendo canciller alem¨¢n, Willy Brandt visit¨® Polonia y en Varsovia se puso de rodillas ante el monumento a las v¨ªctimas de las matanzas nazis. Fue un impacto muy beneficioso.
P. Los grandes gestos requieren de grandes l¨ªderes sociales.
R. Ya no tenemos personas como las de la posguerra, los que empezaron con la Uni¨®n Europea. Ahora hay grandes median¨ªas, aunque yo tengo esperanza en las mujeres que suben a la pol¨ªtica, hasta que les corrompa el poder.
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