La publicidad nos vigila
El deporte est¨¢ sometido a la dictadura de la publicidad.
Los deportistas profesionales se han convertido en reclamos publicitarios. Futbolistas, tenistas, baloncentistas, pilotos automovil¨ªsticos, golfistas, atletas hablan, visten, se mueven como personas anuncio al margen de sus proezas. No podr¨ªa ser de otra manera, a menos que quisieran renunciar a las astron¨®micas sumas de dinero que perciben. La tiran¨ªa publicitaria ha llegado tambi¨¦n al aficionado. El Mundial de F¨²tbol de Alemania es buen ejemplo de ello. Un millar de aficionados holandeses que viajaron hasta Stuttgart para presenciar la victoria de su selecci¨®n frente a Costa de Marfil el pasado viernes fueron obligados por funcionarios de la FIFA a despojarse de un llamativo pantal¨®n naranja con las letras de Bavaria, una marca de cerveza de su pa¨ªs. La explicaci¨®n recibida fue que esa bebida no figuraba en la lista de patrocinadores del campeonato y adem¨¢s pod¨ªa rivalizar con la norteamericana Budweiser, que s¨ª ha puesto dinero en el torneo. A los sorprendidos seguidores de los orange les aseguraron que pod¨ªan recoger el conflictivo pantal¨®n al t¨¦rmino del partido. La FIFA ha precisado, no obstante, que esta medida no afecta a la libertad de cada individuo para poder entrar en un estadio llevando el atuendo que le plazca. Menos mal. Resulta un alivio que el organismo mundial del f¨²tbol nos tranquilice a los aficionados, al garantizarnos que no es igual que un espectador vaya luciendo una prenda con alguna publicidad que esa misma ropa la lleven conjuntamente muchos. Voluntaria o involuntariamente, los rectores del bal¨®n han roto una lanza en favor del individualismo, lo que es de agradecer en un mundo cada vez m¨¢s uniformado.
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