El PP no se f¨ªa ni de la polic¨ªa

El Partido Popular ya no se f¨ªa de nadie. Ni siquiera de un reducido grupo de miembros del Cuerpo Nacional de Polic¨ªa que supervisan los monitores de las c¨¢maras de vigilancia del Congreso. Los diputados de la oposici¨®n no est¨¢n a gusto con los peque?os artilugios que les han colocado para controlar el pasillo que divide sus despachos. Son los mismos aparatos que tienen los dem¨¢s grupos, pero ellos no los quieren. Las c¨¢maras est¨¢n en el edificio nuevo, cuyo plan de seguridad fue aprobado en 2003, antes de que Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero llegara a La Moncloa.

El PP, un partido que perdi¨® el Gobierno y la presidencia de la C¨¢mara hace s¨®lo dos a?os, ha optado por la desobediencia civil. La semana pasada present¨® un escrito para que la Mesa les quitara esas c¨¢maras. Mientras se tramita esa petici¨®n, un grupo de diputados decidi¨® resolver la cuesti¨®n por las bravas. Se subieron a unas sillas -un momento que est¨¢ grabado, como casi todo lo que sucede en la C¨¢mara- y colocaron unos sobres grandes para tapar la visi¨®n de las c¨¢maras. Y all¨ª segu¨ªan ayer esos envoltorios, ya que la polic¨ªa, sorprendida por esta protesta tan directa, a¨²n no los ha retirado.

Mar¨ªn se?ala que el plan de seguridad del Congreso es de 2003, cuando Acebes era ministro del Interior

La cuesti¨®n lleg¨® a la reuni¨®n de la Mesa el martes. El PP defendi¨® su lac¨®nico documento: "El Grupo Parlamentario Popular, por el presente escrito, solicita que las c¨¢maras de seguridad que existen en la segunda y cuarta plantas del edificio de la Carrera de San Jer¨®nimo, 40, sean desmontadas en inter¨¦s de este grupo". Un simple recorrido por esas plantas y las dem¨¢s, las que corresponden al PSOE y a los otros grupos, demuestra que esas c¨¢maras son exactamente las mismas para todos. Y nadie m¨¢s se ha quejado.

El presidente del Congreso, el socialista Manuel Mar¨ªn, se indign¨® con esta petici¨®n del PP, seg¨²n fuentes presentes en la reuni¨®n de la Mesa. Sobre todo porque no ha sido ¨¦l quien ha decidido colocar esas c¨¢maras ah¨ª. Fue el Ministerio del Interior el que, en mayo de 2003, cuando lo dirig¨ªa ?ngel Acebes, present¨® un nuevo plan de seguridad del Congreso que contemplaba tambi¨¦n la ampliaci¨®n. Mar¨ªn sac¨® a relucir el martes que ese plan era responsabilidad de Acebes y de Ignacio Astarloa, entonces secretario de Estado de Seguridad. Ambos son hoy relevantes diputados del PP cuyos movimientos fuera del despacho, como los de todos los dem¨¢s, est¨¢n controlados por la polic¨ªa por su propia seguridad.

La ¨²nica novedad que se ha producido en este plan desde que se aprob¨® en 2003, seg¨²n explic¨® Mar¨ªn en ese encuentro, es que los despachos que ocupa el PP ahora estaban en realidad destinados al PSOE, entonces en la oposici¨®n. Ese control que el PP no soporta ser¨ªa, por tanto, el mismo que el ministerio de Acebes ten¨ªa previsto para los socialistas.

Mar¨ªn y otros miembros de la Mesa discutieron con la representante del PP, Mar¨ªa Jes¨²s Sainz. Pero no se pusieron de acuerdo porque los populares insisten en que esas c¨¢maras que controlan sus movimientos en los pasillos les resultan muy molestas. Mar¨ªn les ha dado una semana para reconsiderar su actitud. Ser¨¢ entonces cuando el presidente explique el informe que ha pedido al comisario del Congreso, que ya ten¨ªa el puesto cuando gobernaba el PP. Lo previsible es que la polic¨ªa defienda el mismo sistema que ha funcionado hasta ahora.

El Congreso, como cualquier Parlamento, tiene un nivel de seguridad muy alto. Hay m¨¢s de 100 c¨¢maras, y no es raro ver a polic¨ªas saliendo de las alcantarillas. Todo se vigila, pero sin ning¨²n inter¨¦s pol¨ªtico. A no ser que alguien no se f¨ªe ni de los guardianes de su propia seguridad.