El ¨¦xito del Consejo de Derechos Humanos
George Orwell defini¨® el ¨¦xito como el resultado de ir de fracaso en fracaso sin perder una pizca de entusiasmo. Quiz¨¢, ya pudo aventurar el arduo proceso de la protecci¨®n de derechos humanos porque ?c¨®mo calificar si no la cobertura que se ha dado a la creaci¨®n del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas?
El primer fracaso ha sido su difusi¨®n: no ha merecido la atenci¨®n de los medios de comunicaci¨®n de ninguna clase; pues ?c¨®mo hacer sombra al Mundial con lo que parece un simple cambio de nombre? Ahora la Comisi¨®n se llama Consejo.
El segundo fracaso lo reflejan sus cr¨ªticos, quienes dudan de sus capacidades y futuro por el hecho de que EE UU no sea miembro; mientras otros Estados de dudosa credibilidad en cuanto al respeto de los derechos humanos s¨ª lo son, como, por ejemplo, Cuba. Si bien es cierto que Cuba es un pa¨ªs miembro, tambi¨¦n lo es que la adquisici¨®n de tal estatus se producir¨¢ en 2009 y con la condici¨®n del cumplimiento de la Declaraci¨®n Universal de Derechos Humanos de 1948 en toda su extensi¨®n.
Lo que nos lleva al tercer error, que es de comprensi¨®n: no se entiende que se ha producido un cambio de perspectiva; es decir, un progreso en la comprensi¨®n de los derechos humanos, que ya no son una cuesti¨®n de enfrentamiento pol¨ªtico entre culturas, nacionalidades o Estados, sino, al contrario, un di¨¢logo a nivel supranacional que responde a la necesidad de individuos que sufren mientras otros discuten en las asambleas. Quien ataca o menosprecia la validez o legitimidad de este nuevo ¨®rgano, olvida que en realidad el m¨¢s grave y duradero atentado contra seres humanos est¨¢ actualmente localizado en la isla de Cuba, aunque no territorio cubano sino en Guant¨¢namo.
Es por esto por lo que me gustar¨ªa subrayar la importancia y ¨¦xito que supone la inauguraci¨®n de un ¨®rgano, el Consejo de Derechos Humanos, que aspira a proteger y asegurar las esperanzas de muchos, los derechos de todos. Porque aunque fracasemos por el camino, el ¨¦xito, cuando aprendemos de nuestros fracasos, est¨¢ asegurado.
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