El pulso de Ra¨²l a Villa
Todos los partidos ense?an algo. Tambi¨¦n los de tr¨¢mite. Frente a Arab¨ªa Saud¨ª, la selecci¨®n confirm¨® a los titulares de los partidos anteriores. Son los m¨¢s preparados para afrontar el pr¨®ximo desaf¨ªo, tanto en el plano t¨¦cnico como en el mental. Ese equipo cree en su papel. El torneo le ha ayudado y los resultados han elevado su confianza. Los suplentes se saben suplentes, excepto Ra¨²l, que mantiene el orgullo de titular. Jug¨® un partido diferente a los dem¨¢s. Pele¨® el puesto a Villa, cuyo rendimiento ha deca¨ªdo. No funcion¨® bien ante T¨²nez y siente la presi¨®n de Ra¨²l. La situaci¨®n es interesante porque permitir¨¢ observar el grado competitivo de Villa. Ra¨²l no concede ventajas, ni ahora ni nunca. Su naturaleza se lo impide. Se salt¨® obst¨¢culos, prejuicios y cr¨ªticas para retirar a Butrague?o de la titularidad en el Madrid. Desde entonces no ha cedido un mil¨ªmetro ante nadie. Tampoco lo har¨¢ con Villa.
Es importante la presi¨®n de Ra¨²l, siempre que el asunto no desestabilice al equipo. Ra¨²l hace bien en colocar a Luis en un dilema. De eso se trata. Tampoco se puede dudar de su responsabilidad. Es un futbolista responsable, consciente de su papel. Siempre lo ha sido. Con todo derecho, busca un puesto en el equipo titular. El problema exceder¨¢ de Ra¨²l si se convierte en un foco de conflicto, si alcanza demasiados decibelios en la prensa, si genera tensiones banderizas en el equipo o distrae al seleccionador, absolutamente enfocado en el torneo hasta el momento. La respuesta de Villa y quiz¨¢ de Luis Garc¨ªa les medir¨¢ en un momento cr¨ªtico del Mundial. Villa dio se?ales de ansiedad frente a Arabia. Se reserv¨® todos los remates porque necesitaba acreditarse con un gol. Quer¨ªa liberarse de la sombra de Ra¨²l. No lo consigui¨®. Se sali¨® del partido para disputar un duelo particular. Fue una respuesta m¨¢s ingenua que ego¨ªsta. Sin saberlo, estaba dando cuerda al capit¨¢n.
Villa se equivoc¨®, pero su error no le inhabilita. Tiene la juventud, el vigor y los goles. Hay algo de Ra¨²l en su car¨¢cter. Nunca ha tenido una vida f¨¢cil como futbolista. Ha tardado en establecerse como delantero en Primera Divisi¨®n. Su respuesta a la exigencia es irreprochable. Lleg¨® al Zaragoza sin ruido y se consolid¨® como goleador. Cuando fich¨® por el Valencia, no ten¨ªa garantizada la titularidad. M¨¢s bien al contrario. Villa respondi¨® con goles, muchos goles, en un equipo de naturaleza defensiva. Es un competidor. Tendr¨¢ que demostrarlo nuevamente ante Ra¨²l, el m¨¢s voraz de los competidores, que adem¨¢s no necesita jugar bien para ganarse el puesto. Le basta con que el otro (Villa) juegue mal.
Fuera de esa duda, el equipo est¨¢ hecho. Cesc tendr¨¢ oportunidades en todos los partidos. Es un futbolista especial. Volvi¨® a mostrar su incisivo sentido del juego en la primera parte. Lleva su condici¨®n de centrocampista hasta la porter¨ªa rival. Es capaz de tirar pases en la raya de gol. No se altera. Casi siempre toma las decisiones correctas. Juega con el panorama despejado donde los dem¨¢s s¨®lo ven oscuridad: en el ¨¢rea. Pero, por centrocampista que se sienta, Cesc no es Valderrama. Juega hacia la porter¨ªa porque busca el gol desesperadamente.
Iniesta no se siente titular. Es una pena. En alg¨²n partido puede resultar decisiva su contribuci¨®n. Cualquier d¨ªa Luis llena la alineaci¨®n de centrocampistas. Puede que sea el mejor recurso defensivo. Espa?a volvi¨® a demostrar que no tiene mucho empaque cuando no dispone del bal¨®n. En la segunda parte, la fatiga hizo da?o en Reyes y Joaqu¨ªn, que fue el mejor del partido. El equipo se quebr¨® por la mitad, como ha sucedido con frecuencia cuando la selecci¨®n ha jugado con extremos. Y entonces no hay Albelda que valga. Espa?a perdi¨® la pelota, Albelda no tapon¨® porque es un protector que necesita protecci¨®n y Arabia tuvo algunas oportunidades en los ¨²ltimos minutos del encuentro. Malas noticias para los suplentes que ejercieron de titulares por una vez. Buena noticia para Luis. Est¨¢ claro cu¨¢l es el equipo. El que estaba en el banquillo.
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