"Esto parece una f¨¢brica, t¨ªo"
Unas 16.000 personas asisten en la verbena al estreno de las carpas del F¨®rum, que abrir¨¢n todo el verano
La explanada del F¨®rum estren¨® el viernes por la noche, aprovechando la verbena de Sant Joan, su nueva oferta de ocio: las carpas. El Ayuntamiento de Barcelona pretende que esta zona sirva para atraer j¨®venes y "descongestionar" as¨ª otras ¨¢reas de la ciudad donde se concentra el ocio nocturno. El viernes, seg¨²n los datos que ayer dio a conocer Barcelona de Serveis Municipals, las carpas del F¨®rum atrajeron a unas 16.000 personas.
La hora punta se registr¨® entre 3.30 y las 5.00 horas. Sin embargo, ya desde la medianoche centenares de adolescentes sal¨ªan de la estaci¨®n del metro m¨¢s cercana (Maresme-F¨°rum, de la l¨ªnea 4) para dirigirse a la nueva discoteca. Un joven, con semblante impaciente, llamaba por tel¨¦fono: "Mar¨ªa, ?d¨®nde est¨¢s? ?En Sitges? Vale, adi¨®s". Aunque el recurso de la llamada no hab¨ªa funcionado, el joven sigui¨® su camino, junto a dos amigos, a trav¨¦s de la Rambla de Prim hasta la explanada del F¨®rum.
Alrededor de la parada de metro, convertida en un improvisado punto de encuentro, se fraguaba una curiosa divisi¨®n de clases. Por una parte, los que llevaban chanclas, mochila y bebidas, que se dirig¨ªan a la playa. Por otra, los que vest¨ªan zapatos, camisa y pantal¨®n largo (tac¨®n y vestido corto, en el caso de las f¨¦minas). Estos ¨²ltimos, la mayor¨ªa chavales de entre 18 y 20 a?os, iban de cabeza a las carpas del F¨®rum. "Me voy a enfadar. A ver, ?vais borrachas?", coment¨® una chica por el m¨®vil. Aunque su tono, m¨¢s que a reproche, sonaba a juvenil y sonriente complicidad.
Un grupo de chicos mayores recriminaban la actitud de los peque?os mientras orinaban en bloque en la persiana de un local comercial: "Estos ni?os est¨¢n tontos, van y te tiran los petardos a la cara".
Para llegar a las carpas hay que atravesar la explanada dejando a la izquierda el edificio F¨®rum y despu¨¦s cruzar un puente de cemento. A partir de ah¨ª, el paisaje se torna industrial. Al fondo, el edificio gris de la depuradora. Debajo del puente, y a ambos lados, tierra removida y decenas de camiones desparramados. "Esto parece una f¨¢brica t¨ªo", repite hasta tres veces un chico poco antes de la una de la madrugada. Junto a sus amigos, hace cola para entrar a la discoteca, y les advierte: "Oye, hay mucha gente que se est¨¢ yendo", en alusi¨®n a una larga hilera de gente que parec¨ªa abandonar las carpas.
El objetivo de los j¨®venes agolpados en las colas era llegar a las carpas antes de la una de la madrugada, ya que hasta esa hora -y con la preceptiva invitaci¨®n- la entrada era gratuita. A partir de ese momento, los que entraron tuvieron que abonar 15 euros. Doce, en el caso de disponer de uno de los flyers que se pod¨ªan conseguir por Internet.
Las carpas -una de "grandes ¨¦xitos" y otra de m¨²sica house- se llenaron enseguida de gente. La empresa p¨²blica Barcelona de Serveis Municipals se felicit¨® ayer porque no se produjeron incidentes de consideraci¨®n en toda la noche. Las ambulancias, adem¨¢s, apenas intervinieron: s¨®lo a causa del exceso de alcohol, que jug¨® alguna que otra mala pasada.
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