Grasas que adem¨¢s de ser malas engordan
Los ¨¢cidos grasos hidrogenados aumentan el peso aunque se controlen las calor¨ªas de la dieta
A la retah¨ªla de efectos da?inos asociados a las grasas trans o hidrogenadas hay que a?adir uno nuevo: su consumo provoca un aumento de peso, a pesar de que se controlen las calor¨ªas ingeridas en la dieta, y tambi¨¦n una concentraci¨®n de la grasa corporal en el abdomen, lo que tiene consecuencias cardiovasculares nocivas. ?stos han sido los hallazgos de una investigaci¨®n realizada en la Universidad Wake Forest de Carolina del Norte, en Estados Unidos: los cient¨ªficos observaron c¨®mo un grupo de monos gan¨® peso tras seguir una dieta controlada, pero cuyas calor¨ªas proced¨ªan en parte de grasas hidrogenadas, que se encuentran en gran cantidad de alimentos envasados.
Muchos consumidores creen err¨®neamente que los productos que utilizan grasas vegetales son menos da?inos para la salud que los que contienen grasas saturadas, de procedencia animal. Pero las grasas vegetales, si son trans, son tan malas o peores que las saturadas. Las grasas trans, tambi¨¦n conocidas como ¨¢cidos grasos trans, son aceites vegetales sometidos a un proceso de solidificaci¨®n por la v¨ªa de a?adir mol¨¦culas de hidr¨®geno. Y se usan en los alimentos por razones comerciales: son m¨¢s baratas, potencian el sabor y permiten alargar la fecha de caducidad porque los alimentos se conservan m¨¢s tiempo.
Todo el peso extra se acumula en la cintura, lo que aumenta el riesgo de diabetes
"Estas grasas son incluso peores de lo que cre¨ªamos", explic¨® a este diario el doctor Lawrence L. Rudel, profesor de patolog¨ªa y bioqu¨ªmica de la mencionada universidad y principal investigador del estudio. "Nos quedamos totalmente sorprendidos" a?adi¨®. En un principio el estudio se dise?¨® para observar el papel que juegan los ¨¢cidos grasos trans en la aterosclerosis (acumulaci¨®n de placas en el interior de los vasos sangu¨ªneos), pero al cabo de unos a?os se observ¨® que los monos que las tomaban hab¨ªan ganado peso.
Rudel explica que a los dos grupos de monos les alimentaron con la misma cantidad diaria de calor¨ªas, pero a unos les dieron grasas trans, y a otros, grasas monoinsaturadas, es decir, grasas vegetales como las del aceite de oliva. El peso del primer grupo aument¨® un 7,2%, mientras que el segundo s¨®lo engord¨® un 1,8%. "Ante estos resultados, lo que hicimos fue tomar im¨¢genes por tomograf¨ªa axial computerizada, y nuestra sorpresa fue mayor cuando vimos que todo este peso extra se acumulaba en el abdomen y tambi¨¦n observamos que las grasas del cuerpo tend¨ªan a redistribuirse hacia la zona de la cintura", explica Rudel. "De hecho, estos monos ten¨ªan un 30% m¨¢s de grasa en la cintura que los del grupo que tomaba aceite de oliva".
Los investigadores no esperaban que estos animales ganaran peso, ya que el n¨²mero de calor¨ªas estaba rigurosamente controlado. "Pens¨¢bamos que no engordar¨ªan, pero al cabo de seis a?os de estudio -lo que equivaldr¨ªa a unos 20 a?os en humanos- nos dimos cuenta de que hab¨ªamos supuesto mal y que todo se deb¨ªa a las grasas hidrogenadas", concluye. El grupo de monos que engord¨® tomaba un 8% de grasas trans, cantidad que es comparable, seg¨²n los investigadores, a la dieta de las personas que comen mucha comida frita.
El hallazgo cobra m¨¢s importancia si se tiene en cuenta que, adem¨¢s de los efectos nocivos de las grasas trans sobre las arterias, lo que aumenta el riesgo de un accidente cerebrovascular o un infarto, el hecho de acumular grasa en el abdomen es otro factor de riesgo de sufrir diabetes. Es sabido que las personas que tienen el cuerpo en forma de manzana, con la grasa concentrada en el abdomen, son m¨¢s propensas a sufrir enfermedades cardiovasculares y metab¨®licas. Estudiar la relaci¨®n entre las grasas trans y la diabetes es el pr¨®ximo objetivo del equipo de Rudel.
"Pudimos ver", a?ade Rudel, "que los monos alimentados con grasas trans experimentaron ciertos cambios en el metabolismo relacionados con la resistencia a la insulina", que es una fase cl¨ªnica previa a la diabetes, "pero tenemos que estudiarlo m¨¢s a fondo".
Por todos estos riesgos y complicaciones, las grasas hidrogenadas son una aut¨¦ntica bomba de relojer¨ªa. Y lo peor de todo es que no es f¨¢cil escapar de ellas. Est¨¢n presentes en muchos productos que se compran en los supermercados y tambi¨¦n en los procesos de fritura de muchos restaurantes. Sobre todo, se encuentran en los aperitivos salados, en la boller¨ªa industrial, los snacks y los platos precocinados. A pesar de que provienen de grasas vegetales, que en principio son m¨¢s saludables que las animales o saturadas, el proceso qu¨ªmico al que son sometidas las hace mucho m¨¢s perjudiciales para la salud.
Desde que la industria alimentaria descubri¨® hace a?os que con un simple proceso de hidrogenaci¨®n pod¨ªa conseguir aceites muy baratos para fre¨ªr, su uso se ha extendido en bares y restaurantes.
Aunque su origen sea vegetal, las grasas trans perjudican al sistema cardiovascular porque aumentan los niveles del llamado colesterol malo (LDL) y reducen los del bueno (HDL). Por el contrario, las grasas insaturadas, como el aceite de oliva, girasol y ma¨ªz, tambi¨¦n conocidas como grasas buenas, aumentan el porcentaje del colesterol HDL.
Rudel cree que el gran campo de batalla est¨¢ ahora en los restaurantes. En Estados Unidos, desde el pasado 1 de enero, la FDA (la agencia que controla los medicamentos y productos alimentarios) obliga a todos los fabricantes a hacer constar en la etiqueta de los productos si contienen grasas hidrogenadas.
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