La zarzuela sin sustancia

Para terminar la temporada, el Teatro Real ha optado por la ducha escocesa. Tras una emocionante Di¨¢logo de carmelitas, una Luisa Fernanda desustanciada. Y, curiosamente, las dos basaban su propuesta esc¨¦nica en una misma idea de estilizaci¨®n. Pero el convento lo pide y el aire libre zarzuelero lo abomina. Y ah¨ª ha estado el error del planteamiento de un director tan inteligente, y tan listo, como Emilio Sagi, que conoce el g¨¦nero y quiero creer que tambi¨¦n sus limitaciones y fronteras. La zarzuela muchas veces m¨¢s que carne tiene chicha y ¨¦sta tiene que aparecer en detalles que aqu¨ª se pasan por alto, el primero la ambientaci¨®n madrile?a, que es esencial a lo que sucede, y que se sustituye por una rid¨ªcula maqueta de unos cuantos edificios de la capital que luego cambiar¨¢ a una minidehesa extreme?a. Hay momentos -la Mazurca de las sombrillas- que se acercan a la opereta y cosas un poco cursis como la rosa que cuelga en el D¨²o de la Flor. No pide Luisa Fernanda semejante intento interpretativo, es como es y se dir¨ªa que viaja mal por los caminos de la reivindicaci¨®n esc¨¦nica. Mejor hubiera estado en el teatro de La Zarzuela, fiel a s¨ª misma, con sus rincones, sus campos y con el mismo reparto.

El trabajo de Jes¨²s L¨®pez Cobos fue de total distanciamiento con la partitura, de una frialdad que hace pensar si realmente le interesa. S¨®lo en el d¨²o final entre Luisa Fernanda y Javier sali¨® algo de intensidad. Quien no estuviera muy convencido de los valores de la partitura de Moreno Torroba no encontr¨® esta vez un maestro que se los desvelara, quiz¨¢ porque tampoco ¨¦l cree demasiado en ellos. Si no, no se explica.

Las voces, por fortuna, fueron harina de otro costal. Empezando por un Jos¨¦ Bros plet¨®rico, extraordinario como Javier, con una l¨ªnea impecable, que cant¨® un sensacional De este apacible rinc¨®n de Madrid y que, con Mar¨ªa Jos¨¦ Montiel -Luisa Fernanda-, bord¨® el citado d¨²o. La madrile?a estuvo impecable en lo canoro y un poquito arrebatada de m¨¢s en lo actoral, pero suya fue la frase m¨¢s zarzuelera de la noche: un "d¨¦jame y vete". Pl¨¢cido Domingo, en un papel para bar¨ªtono como es el de Vidal, ech¨® el resto, se entreg¨® a fondo no sin dejar traslucir alg¨²n problema puntual que resolvi¨® echando mano de su veteran¨ªa y de esa voz que Dios le ha dado. Muy bien Elena de la Merced en la duquesa Carolina, un papel perfecto para su tesitura y presencia. Cumplieron con buena clase Raquel Pierotti, Javier Ferrer, Federico Gallar y Sabina Pu¨¦rtolas. Casi nadie supo desenvolverse con aseo en el modo de decir los textos hablados.

El p¨²blico reaccion¨® con ovaciones para los cantantes y hubo divisi¨®n de opiniones para L¨®pez Cobos y Sagi. Asistieron los Reyes en el palco acompa?ados por el alcalde de Madrid y su esposa.