'Ad calendas grecas'
Justo tres d¨ªas despu¨¦s de la aprobaci¨®n del nuevo Estatuto de Catalu?a la prensa diaria arrojaba sendos jarros de agua fr¨ªa sobre el entusiasmo, de por s¨ª moderado, despertado por el resultado de la consulta. La primera recog¨ªa la decisi¨®n del Gobierno franc¨¦s de posponer nada menos que hasta 2030 la construcci¨®n del enlace de su TGV con nuestro AVE, ese que, Dios y los ministros de Fomento mediante, ha de llegar a nuestra com¨²n frontera dentro de tres o cuatro a?os. Es imposible creer en tan dilatado horizonte temporal y a¨²n menos confiar en tanta supuesta capacidad de planificaci¨®n de lo que va a hacerse dentro de casi seis lustros. Por eso, habr¨ªa sido m¨¢s honrado que los responsables galos de la inversi¨®n confesaran que remit¨ªan ad calendas grecas la realizaci¨®n de una obra que tantas ansias despierta en ambas vertientes pirenaicas. Ya se sabe que esta expresi¨®n equivale a posponer indefinidamente la ejecuci¨®n de una promesa sin que quien la pronunci¨® tenga voluntad alguna de ejecutarla. Cuesta creer que las autoridades espa?olas, y tambi¨¦n las portuguesas, acepten sin rechistar esta dilaci¨®n que dejar¨ªa a la pen¨ªnsula Ib¨¦rica aislada de la red ferroviaria de alta velocidad, que empieza a ser tupida en los otros pa¨ªses europeos. Tambi¨¦n Bruselas, con el presidente Barroso a la cabeza, deber¨ªa presionar a las autoridades francesas para que ¨¦stas no discriminaran de manera flagrante a una parte no desde?able de la Uni¨®n. En cualquier caso, desde Catalu?a, la del sur y la del norte, ha de hacerse evidente una clamorosa protesta y todas las instancias p¨²blicas y privadas deber¨ªan emprender las acciones oportunas para conseguir una revisi¨®n de los planes de inversi¨®n de las autoridades francesas. ?C¨®mo podr¨ªa aceptarse con resignaci¨®n que el tramo entre Perpi?¨¢n y Montpellier haya de esperar 24 a?os en ver la luz? El alcalde de Barcelona ya ha reaccionado y solicita la intervenci¨®n del presidente Zapatero para que se corrija tama?o desaguisado. Esperemos que el ejemplo cunda y haga inv¨¢lida la utilizaci¨®n de la expresi¨®n latina para describir la posici¨®n francesa.
La segunda noticia ten¨ªa origen madrile?o. El ministro de Econom¨ªa divulg¨® algunas cifras del proyecto de Presupuestos Generales del Estado para el a?o 2007 que tiene en este momento en la cocina. Entre ellas destac¨® la relativa a las inversiones en infraestructuras que prev¨¦ que asciendan a 13.000 millones de euros, lo que implica un incremento notable sobre la suma del ejercicio anterior. Buenas noticias, habida cuenta de la necesidad de potenciar las infraestructuras que tiene la econom¨ªa espa?ola. Seg¨²n detall¨® el ministro, una parte de los 13.000 millones ha de destinarse a la renovaci¨®n, modernizaci¨®n y mejora de las autov¨ªas que enlazan Madrid con Zaragoza, Madrid con Alicante, Madrid con Burgos y Madrid con Sevilla. Es dif¨ªcil hallar un ejemplo m¨¢s claro de sumisi¨®n al modelo radial que impera en los dise?adores de nuestras redes viarias. Como tambi¨¦n es dif¨ªcil creer que no hay alguna autov¨ªa que pudi¨¦ramos calificar de perif¨¦rica por no tener su origen, o su final, en la Puerta del Sol que no necesite con urgencia una reparaci¨®n de su firme o una mejora de su trazado. El resto de la partida prevista se dedicar¨¢ a completar las obras del tren de alta velocidad ya emprendidas en tres l¨ªneas, concretamente la que ha de unir Madrid con Barcelona, adem¨¢s de la de Madrid a M¨¢laga y la de Madrid a Valladolid. Debe puntualizarse que en el caso de las dos primeras la inversi¨®n se materializar¨¢ en los tramos finales, ya alejados de su origen, puesto que es en Andaluc¨ªa y Catalu?a, respectivamente, donde las obras se llevar¨¢n a cabo; el resto de estas dos l¨ªneas ya est¨¢ en funcionamiento.
Resulta apreciable que en estas previsiones presupuestarias el efecto del nuevo Estatut de Catalunya es m¨ªnimo, por no decir nulo. En definitiva, hace a?os que los presupuestos del Estado incluyen una partida que deber¨ªa permitir completar la esperada conexi¨®n ferroviaria de alta velocidad entre Madrid y Barcelona, pero resulta tambi¨¦n evidente que, por m¨²ltiples razones, algunas de ellas responsabilidad de los propios catalanes, a?o tras a?o s¨®lo se ejecut¨® una fracci¨®n de escaso monto de su total. De tal manera que en realidad la cifra que aparecer¨¢ en el Presupuesto de 2007 es en parte la misma que ya figur¨® en ejercicios anteriores. Si en su d¨ªa se anunci¨® por las autoridades competentes que el AVE llegar¨ªa a Barcelona en 2003 o en 2004 es porque ya dispon¨ªan de las partidas presupuestarias precisas para cumplir la promesa. Por lo tanto, no ha habido un esfuerzo adicional para cumplir con la exigencia, que recoge el flamante Estatuto, de incrementar las inversiones, especialmente en infraestructuras, en Catalu?a hasta alcanzar una proporci¨®n similar a la que nuestro PIB representa en el espa?ol.
Es razonable argumentar que no ha habido tiempo para reflejar en el proyecto de Presupuesto el compromiso adquirido por las Cortes espa?olas al aprobar el texto ahora refrendado por la ciudadan¨ªa. Es posible, tambi¨¦n, que las palabras del ministro no hayan reflejado con exactitud el esfuerzo inversor que se piensa realizar en Catalu?a, que incluir¨ªa las obras tambi¨¦n en curso para hacer llegar el AVE hasta la frontera, aunque mejor ser¨ªa no pasar de Figueres, vista la escasa prisa que los franceses muestran por una conexi¨®n con su TGV. En cualquier caso, bueno ser¨ªa que, cuanto antes, los ciudadanos pudieran comprobar, primero en las cifras que figuran en los papeles que se elaboran en Madrid y despu¨¦s en hechos tangibles, los efectos positivos que seg¨²n se nos ha dicho este Estatuto ha de tener. Y que ahora no se nos vuelva a remitir ad calendas grecas cuando se solicite pruebas fehacientes del cambio de panorama que, en el terreno de la financiaci¨®n y de las inversiones, este Estatuto comportaba. Porque de lo contrario el desencanto y el enfado podr¨ªan ser considerables.
Antoni Serra Ramoneda es profesor em¨¦rito de la UAB.
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