Igual de pol¨¦mico

El segundo nombramiento del magistrado Javier G¨®mez Bermudez como presidente de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional puede resultar tanto o m¨¢s pol¨¦mico que el primero, anulado hace menos de un mes por el Tribunal Supremo por falta de motivaci¨®n. La votaci¨®n llevada a cabo el mi¨¦rcoles por el pleno del Consejo, de nuevo con G¨®mez Bermudez como candidato preferido por los vocales de la mayor¨ªa conservadora, fue cuestionada por los ocho restantes por "venir viciada de origen" la propuesta de nombramiento y no atenerse a lo estipulado por el Supremo.

Para los vocales de la minor¨ªa, el segundo nombramiento de G¨®mez Berm¨²dez ha sido adornado con una motivaci¨®n ficticia, ajena una valoraci¨®n objetiva de sus m¨¦ritos y capacidades, al tiempo que se minusvalora la trayectoria profesional y acad¨¦mica de los otros candidatos. Mientras que para la Comisi¨®n de Calificaci¨®n el historial de Garz¨®n cabe en tres p¨¢rrafos y el de F¨¦lix Alfonso Guevara en cinco l¨ªneas, el de Berm¨²dez, m¨¢s joven y con menos a?os de experiencia, ocupa seis folios.

G¨®mez Bermudez responde sin duda a los criterios jur¨ªdicos defendidos por el sector conservador del Consejo en la aplicaci¨®n de la ley. Ha mantenido posiciones muy estrictas frente a las excarcelaciones de etarras, sin importarle para conseguir su objetivos jur¨ªdicos intrepretar la norma de acuerdo con la realidad social, expresada en la natural repugnancia ciudadana a su puesta en libertad. Pero no es un argumento que justifique su nombramiento. Pondr¨ªa en evidencia, en su caso, un uso partidista y sectario del poder por parte de quienes le han nombrado, que no contribuye a prestigiar un ¨®rgano jurisdiccional estrat¨¦gico.