La educaci¨®n favorita
La personalidad literaria de Muriel Spark (Edimburgo, 1918-La Toscaza, 2006) es verdaderamente singular. Pertenece a la misma generaci¨®n que Iris Murdoch y, aunque coincide con ella en cultivar un realismo en el que aparece lo paranormal, sus estilos son bien distintos. Spark es m¨¢s desenfadada. En realidad, hay una tercera novelista, excelente, que coincide con ellas, Barbara Pym. La diferencia est¨¢ en que Pym, la m¨¢s tradicional, es una retratista despiadada de la sordidez del mundo aparentemente confortable de la clase media brit¨¢nica; Murdoch afronta problemas morales de gran calado y adem¨¢s es af¨ªn al grupo de "j¨®venes rebeldes" (Sillitoe, Kingsley Amis, John Wain...); Muriel Spark, en cambio, tiene una apariencia de ligereza y un punto de humor tranquilo y punzante a la vez, que poco a poco revela su verdadera faz. Lo que ninguna de las tres elude es meter el dedo en la llaga, pero cada una lo hace a su manera.
LA PLENITUD DE LA SE?ORITA BRODIE
Muriel Spark
Traducci¨®n de Silvia Barbero
Pre-Textos. Valencia, 2006
180 p¨¢ginas. 16,35 euros
La plenitud de la se?orita Brodie est¨¢ considerada como la obra maestra de Muriel Spark y es, desde luego, una novela muy notable. La an¨¦cdota no puede ser m¨¢s sencilla: a finales de los a?os veinte y principio de los treinta, un grupo de seis alumnas de primaria de la Escuela femenina Marcia Blaine forman un n¨²cleo exclusivo regido por la se?orita Brodie, una profesora bastante peculiar. "En la d¨¦cada de los treinta hab¨ªa legiones de mujeres como ella, mujeres de treinta a?os para arriba que distra¨ªan su afligida solter¨ªa, debida a la guerra, con viajes que les revelaban ideas nuevas y disciplinas pr¨¢cticas en torno al arte, la asistencia social, la ense?anza o la religi¨®n". La se?orita Brodie explica a sus alumnas favoritas que "la palabra 'educaci¨®n' viene de la ra¨ªz latina e, que viene de ex, que significa 'sacar', y de duco, que significa 'guiar'. Significa algo que se saca. Para m¨ª, la educaci¨®n es sacar lo que ya est¨¢ dentro del alma de una alumna". De ah¨ª que sus clases sean absolutamente heterodoxas, para fascinaci¨®n de las chicas. La se?orita Brodie pide a menudo a sus alumnas que tengan abierto el libro de historia ante ellas o escribe en la pizarra complicadas sumas para fingir que est¨¢ impartiendo las clases de historia o matem¨¢ticas que el colegio exige mientras en realidad les habla de sus experiencias de la vida con intenci¨®n de ejemplaridad.
El resultado es la relaci¨®n compleja, humor¨ªstica y un punto fant¨¢stica entre ella y sus seis alumnas favoritas. Aunque las ni?as van madurando y dejan la primaria para pasar a secundaria, la se?orita Brodie, en su plenitud vital y personal seg¨²n ella, sigue manteniendo el ascendiente sobre ellas; lo mantiene en diverso grado, seg¨²n cada cual, pero por ah¨ª vamos descubriendo el sentido del poder que ella desarrolla, el mandato sobre las vidas de sus alumnas, paralelo a su entusiasmo por el fascismo, un entusiasmo elemental que le hace sentirse due?a de vidas. Las alumnas, sin embargo, se deshar¨¢n de su influencia a medida que crecen y sus destinos ser¨¢n bien distintos a los que ella previ¨®. Por m¨¢s buena cara que pone al mal tiempo, el resultado final es un tanto pat¨¦tico, retirada y empe?ada en averiguar cu¨¢l de las seis alumnas fue la que la traicion¨® dando pie a su expulsi¨®n del colegio.
Lo que resulta fascinante es el artificio por medio del cu¨¢l cuenta esta historia: el tratamiento del tiempo. La voz narradora, perfectamente omnisciente, parte de un presente continuo a partir del cual se adelanta cuantas veces le conviene hacia el futuro de modo que la agilidad o multiplicidad de enfoques del relato funciona perfectamente ayudada a la vez por la variedad de focos que establece sobre las alumnas; ¨¦stas giran como aerolitos en torno a la inamovible e infatigable se?orita Brodie y todo el relato se convierte en un juego extraordinariamente ¨¢gil y expresivo; un juego al que ayuda el h¨¢bil uso del leitmotiv con el que define r¨ªtmicamente a cada una (por ejemplo, las referencias a la famosa aura sexual de Rose, a la torpeza de Mary Macgregor, a la propia plenitud de miss Brodie...). Finalmente, lo que sucede no deja de ser irrelevante, son vidas comunes sin mayor trascendencia, pero es el conjunto lo que adquiere temperatura dram¨¢tica, una temperatura que sube sin freno hasta alcanzar un punto de ebullici¨®n donde el humor de fondo se recubre de una dura costra de realidad. La novela, en fin, es encantadoramente feroz.
La se?orita Brodie es, pues,
una mujer de ideas avanzadas y de adscripci¨®n fascista; esta mezcla hace un estupendo personaje. "?stos son mis a?os de plenitud -dice-. Recordad lo que os digo: es importante saber reconocer cu¨¢les son los mejores a?os de la vida de cada cual". "La seguridad no es lo primero -dice en otro momento, renegando de la divisa del colegio-. La Bondad, la Verdad y la Belleza est¨¢n por delante. Seguidme". Esto es lo que trata de inculcar a sus favoritas. El deseo de manejar el destino de sus chicas se volver¨¢ contra ella. Su plenitud fue una confianza insensata, pero real, en s¨ª misma que reun¨ªa feminismo, ideas sociales avanzadas y fascismo sin problema. De hecho, reconoce, despu¨¦s de la guerra, que "Hitler se port¨® muy mal". Como dice la voz narradora: "As¨ª como un desmesurado sentimiento de culpabilidad puede conducir a la gente a acciones desmesuradas, la se?orita Brodie era conducida a tales acciones desmesuradas por un exceso de carencia de culpabilidad".
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