El viaje inacabado del 'Winnipeg'

Cuando los exiliados espa?oles se deciden a entregar documentaci¨®n al Estado, se desprenden de su propia vida. Mercedes Corbato tiene preparadas desde hace tiempo unas cajas en las que guarda la aventura que vivi¨® junto a otros 2.000 refugiados a bordo del Winnipeg, el barco que, por iniciativa del poeta Pablo Neruda, los llev¨® de Francia a Chile entre el 4 de agosto y el 3 de septiembre de 1939. Pretende hacer copias de todo y enviarlo a Espa?a.

"Todo lo que lleg¨® ac¨¢, en nuestras manos se conserv¨®", dice Corbato. Ella ten¨ªa ocho a?os cuando subi¨® al barco con su padre, su madre, y una de sus hermanas. Hoy es la presidenta de la Agrupaci¨®n Winnipeg, en Santiago de Chile, y guardiana de los recuerdos con los que esa gente se subi¨® al barco.

Detr¨¢s de cada papel, de cada foto, Corbato tiene una historia. "Cuando subimos al barco nos dieron un cartoncito con el n¨²mero de litera", dice cuando explica que tiene "una foto de un joven con el cartoncito en la cubierta". No se ver¨¢ en la foto, pero las tarjetas eran de colores. "Era para organizarse en turnos para comer en el comedor, que era para 12 personas". "Yo ten¨ªa la tarjeta amarilla, y sab¨ªa a qu¨¦ hora com¨ªan los de la amarilla".

Entre la documentaci¨®n han conservado tambi¨¦n, durante casi 70 a?os, los salvoconductos que les permit¨ªan transitar por Francia o "las vivencias que la gente escribi¨® durante la traves¨ªa". "Otros guardan cartas o poemas que escribieron en los campos de concentraci¨®n".

Entre sus objetos personales, Corbato guarda una talla de hueso. "Era un hueso de los que serv¨ªan en las lentejas del refugio" en el que estuvo en Francia. Recuerda la historia como si hablara de la semana pasada. "Me lo tall¨® Bernardino Villanueva, un militar republicano. Lo hizo con forma de espada, con un coraz¨®n y una palomita arriba". En ¨¦l est¨¢ grabado "Cheres", la forma asturiana de decir Mercedes.

Los viejos papeles y objetos que guarda Corbato son los de su guerra y su exilio. Los mismos que conservan las decenas de asociaciones de exiliados en Europa y Am¨¦rica que se han esforzado por preservar la memoria de lo que vivieron. Quiz¨¢ no le haga ninguna gracia al ministro de Trabajo, Jes¨²s Caldera, pero el Ministerio de Cultura califica de "efecto llamada" las donaciones que se suceden desde el anuncio de creaci¨®n del Centro Documental de la Memoria Hist¨®rica. Con esta expresi¨®n se refiere a las instituciones y particulares que se han animado a contactar con Cultura para ofrecer sus fondos.

Hace dos semanas "se present¨® aqu¨ª la heredera de Concha Zardoya, que tiene correspondencia con Cernuda y Juan Ram¨®n", dice en su despacho Rogelio Blanco, director general del Libro. Unas horas despu¨¦s, otro an¨®nimo ciudadano se present¨® en el ministerio para entregar los tres vol¨²menes de un libro desconocido, publicado por ¨¦l mismo sobre el exilio espa?ol en Uruguay. En ¨¦l se recogen testimonios del exilio y se reproducen im¨¢genes. "Esto es el d¨ªa a d¨ªa", asegura Blanco.

La dispersi¨®n de documentos tambi¨¦n se da dentro de Espa?a, donde por ejemplo se han donado los archivos personales del escritor Tom¨¢s Segovia, el poeta Marcos Ana y el periodista Manuel Izquierdo (¨²ltimo director de Mundo Obrero, en 1939). Seg¨²n el ministerio, la masoner¨ªa espa?ola est¨¢ estudiando donar su archivo hist¨®rico, que no fue incautado durante el franquismo.