Mecenas del viejo mundo
La filantrop¨ªa no tiene en Europa el relumbr¨®n que proporcionan las grandes fortunas de EE UU, pero es una actividad en franca progresi¨®n
Florencia ya no es el centro del mundo, pero la tradici¨®n de los Medici sigue vigente en Europa. La filantrop¨ªa es un valor en alza. La tradici¨®n occidental de las fundaciones tiene su origen en Europa, aunque su desarrollo dista mucho del que ha alcanzado en Estados Unidos. Un estudio reciente de la OCDE cita varios argumentos para justificar esa asimetr¨ªa. En primer lugar, una cuesti¨®n de tama?o: las grandes fortunas del mundo son estadounidenses y coinciden, nombre por nombre, con los mayores fil¨¢ntropos. Hay una segunda raz¨®n, m¨¢s cultural. En el mundo anglosaj¨®n, el sector privado ha venido a cubrir las carencias del sector p¨²blico, y en algunos casos incluso a sustituirlo. Ese papel est¨¢ reservado en Europa al Estado de bienestar: los impuestos sostienen una completa red de seguridad social, a diferencia de lo que ocurre en EE UU.
"Las administraciones deber¨ªan dedicar m¨¢s recursos a la gente con necesidades. Yo lo hago. Eso s¨ª es socialismo", dice Esther Koplowitz
Los miles de millones donados por Warren Buffet no est¨¢n al alcance de las fortunas a este lado del Atl¨¢ntico. Pero la robustez de la econom¨ªa europea en los ¨²ltimos a?os se ha traducido en un renacimiento de la filantrop¨ªa. Uno de los ejemplos sonados recientes es el de la brit¨¢nica Anita Roddick, fundadora del grupo de cosm¨¦tica The Body Shop. Roddick vendi¨® su compa?¨ªa a L'Or¨¦al y se embols¨® 188 millones de euros por sus acciones. A sus 64 a?os, piensa donar la mitad de esa suma a proyectos de caridad. "No quiero morir rica", afirm¨® tras este anuncio; "el dinero no significa nada para m¨ª".
La filantrop¨ªa nunca es totalmente desinteresada. Alfred Nobel invent¨® la dinamita, pero es mucho m¨¢s conocido por los premios que concede la Academia sueca. "Ganar dinero es importante, pero todav¨ªa lo es m¨¢s el deseo de pasar a la posteridad", explica Luis Monreal, uno de los hombres fuertes de la Fundaci¨®n Aga Khan. Los incentivos fiscales son otro de los atractivos del mecenazgo. Pero hay otro tal vez m¨¢s relevante: la pr¨¢ctica totalidad de las grandes empresas se han lanzado a crear fundaciones por razones estrat¨¦gicas. "Saben que van a vender m¨¢s y mejor si su nombre se asocia al compromiso con la sociedad", explica Monreal.
Dos fundaciones espa?olas -la de La Caixa y la ONCE- est¨¢n entre las 10 mayores de Europa, aunque estas instituciones no siempre est¨¢n directamente relacionadas con la filantrop¨ªa. Las fundaciones europeas est¨¢n sometidas a menos obligaciones que las de EE UU en lo que se refiere a la separaci¨®n de las compa?¨ªas que generaron su capital. La OCDE cita como ejemplo la Fundaci¨®n Carlsberg de Dinamarca, propietaria de los intereses cerveceros de la familia Carlsberg. Pero hay muchos m¨¢s, tambi¨¦n en Espa?a.
Las grandes fortunas espa?olas son cada vez m¨¢s activas en este terreno. Rosal¨ªa Mera es cofundadora de Zara y la segunda mujer m¨¢s rica de Espa?a, seg¨²n la clasificaci¨®n de Forbes, con un patrimonio de unos 1.300 millones de euros. Desde que dej¨® el consejo de Inditex destina "casi todo" su tiempo a su fundaci¨®n, Paideia, que centra sus esfuerzos en la educaci¨®n, la creaci¨®n de empresas de econom¨ªa social para ayudar a colectivos desfavorecidos y el desarrollo rural. Su entrada en la filantrop¨ªa obedece a razones personales.
A los 38 a?os tuvo un hijo con un grado de par¨¢lisis cerebral que lo convierte en una persona totalmente dependiente. "?se es el germen de la fundaci¨®n, aunque tambi¨¦n hay otras cosas, convicciones personales", describe. Mera tiene las ideas claras sobre lo que debe y no debe ser la filantrop¨ªa. Pragm¨¢tica y poco partidaria de actitudes proteccionistas, asegura que hay que gestionar las fundaciones como empresas "para que puedan sobrevivir por s¨ª solas y escapar de ese gran estigma del paternalismo, que es mala cosa". Y lanza un aviso a la Administraci¨®n: "El Estado no puede esperar que el tercer sector resuelva sus problemas".
Esther Koplowitz, principal accionista del grupo FCC, comparte esa actitud cr¨ªtica. "Las administraciones deber¨ªan dedicar m¨¢s recursos a la gente que no tiene cubiertas sus necesidades b¨¢sicas. ?sa debe ser la prioridad, y s¨®lo despu¨¦s otros asuntos. Yo lo hago. Eso s¨ª es socialismo", afirma con inusitada vehemencia. Poseedora de una fortuna de 2.700 millones de euros, seg¨²n Forbes, Koplowitz canaliza sus inquietudes a trav¨¦s de su fundaci¨®n con un par de proyectos estrella: la construcci¨®n de un centro de investigaci¨®n biom¨¦dica, en Barcelona, y de residencias en Barcelona, Madrid y Valencia para ancianos sin recursos y para minusv¨¢lidos ps¨ªquicos y f¨ªsicos. En total ha invertido 60 millones en proyectos filantr¨®picos: "Se critica mucho a EE UU, pero en algunas cosas, como ¨¦sta, deber¨ªamos tomar ejemplo".
Hay historias mucho m¨¢s an¨®nimas. El empresario catal¨¢n Joan Riera fund¨® en los a?os cuarenta del siglo pasado una f¨¢brica de calcetines. Riera decidi¨® invertir en Suram¨¦rica parte del dinero ganado y adquiri¨® unos terrenos en Venezuela donde m¨¢s adelante se descubri¨® petr¨®leo. Se retir¨® en 1970 y a su muerte, en 1997, la Generalitat se encontr¨® con una herencia millonaria: unos 33 millones de euros.
Por sus dificultades con el ingl¨¦s, el empresario sol¨ªa viajar con un traductor cuando iba a EE UU a controlar sus inversiones. Su legado est¨¢ relacionado con ese detalle: los 33 millones est¨¢n destinados a que los j¨®venes de Santa Coloma de Farners (un peque?o pueblo de Girona con unos 9.000 habitantes) y su comarca (la Selva) estudien idiomas en el extranjero.
Lejos de Europa y EE UU empieza a extenderse tambi¨¦n el fen¨®meno de la filantrop¨ªa. A una velocidad de crucero inferior, ya pueden verse fundaciones en las econom¨ªas m¨¢s boyantes, como India y, en menor medida, China. Aunque no todo son luces. "Los tiempos de la filantrop¨ªa", dec¨ªa Cesare Pavese, "son los tiempos en que se encarcela a los mendigos".
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