En busca del norte
Los ciudadanos han perdido parte de la confianza en las instituciones con m¨¢s solera y el descr¨¦dito gana posiciones. Cuando los manuales de autoayuda, las filosof¨ªas baratas y los universos virtuales que ofrece la televisi¨®n sirven de anestesia, buscar un nuevo sentido recobra importancia
Un signo de esta d¨¦cada es la progresiva p¨¦rdida de confianza en las instituciones y en la religi¨®n. Los individuos encuentran en la religi¨®n respuestas al sentido de la vida, as¨ª como un conjunto de valores determinado. Las instituciones proporcionan seguridad, justicia y orden. Hemos abandonado creencias y perdido confianza en el sistema. En ambos casos se trata de creer. El problema es que en la actualidad asistimos a un descr¨¦dito, m¨¢s que a creencias nuevas que sustituyan a las antiguas.
Las religiones. El n¨²mero de cristianos y cat¨®licos decrece en Europa, y en veinte a?os ser¨¢n una minor¨ªa. Nuestro continente no ha acogido otras religiones como Estados Unidos, donde un ej¨¦rcito de predicadores y seudosectas ofrecen opciones alternativas.
Como afirma Josep Ot¨®n Catal¨¢n en Vig¨ªas del abismo, "se ha intentado superar las aspiraciones religiosas del ser humano y sustituirlas por la libertad pol¨ªtica, el progreso t¨¦cnico, el desarrollo econ¨®mico, los avances de la medicina, la especulaci¨®n filos¨®fica y los descubrimientos de la psicolog¨ªa". La necesidad de respuestas favorece la proliferaci¨®n de libros de autoayuda y filosof¨ªas vitales. Un campo abierto a gur¨²s del coraz¨®n, fil¨®sofos sin estudios o evangelistas de pacotilla.
Empresas y pol¨ªticos. Tanto el CIS, en Espa?a, como el Eurobar¨®metro, a escala comunitaria, sit¨²an a la clase pol¨ªtica como una de las dos instituciones peor valoradas. Si un pa¨ªs pierde la confianza en los partidos pol¨ªticos, encargados de orientar las voluntades de un pueblo, ?qu¨¦ calidad de democracia podemos esperar? El reci¨¦n fallecido economista John Kenneth Galbraith dej¨® escrito, en La econom¨ªa del fraude inocente, c¨®mo el poder judicial, militar y pol¨ªtico de EE UU est¨¢ sometido al lenguaje del dinero. Las grandes empresas financian a los pol¨ªticos para que asciendan al Gobierno, desde donde ser¨¢n los siervos del poder econ¨®mico. Un fraude inocente. Todos lo sabemos, todos lo aceptamos. La violaci¨®n de las reglas del juego se ha convertido en parte del mismo.
Las grandes empresas concentran una proporci¨®n formidable de la econom¨ªa de un pa¨ªs. Las siete primeras empresas espa?olas representan un 20% de nuestra econom¨ªa. Y la poblaci¨®n concede la menor credibilidad a quienes dan empleo y producen la mayor¨ªa de bienes y servicios que consumimos.
Carencia de norte. Los j¨®venes pierden sus puntos de referencia. Los adultos tambi¨¦n se desconciertan. Nadie se f¨ªa de nadie y el descr¨¦dito se impone. Pero el individuo no puede vivir sin criterios establecidos. El inmenso vac¨ªo existencial ha sido el caldo de cultivo del poder creciente de los medios de comunicaci¨®n. Permiten entregar nuestra atenci¨®n a un mundo virtual, donde, por ejemplo, seguir la vida de famosos esconde nuestras miserias. El analg¨¦sico se ha quedado corto. Ahora lo que precisamos es anestesia.
Como respuesta, las personas se han entregado a sus grupos de pertenencia. En comidas, cenas y reuniones sociales se respira un trasfondo de inquietud existencial. Por su lado, los j¨®venes se han entregado a Internet, donde navegar no es s¨®lo una diversi¨®n, sino tambi¨¦n una b¨²squeda.
La pregunta es: ?cu¨¢l es el espacio donde esta b¨²squeda del sentido va a tener lugar en a?os sucesivos? Y lo m¨¢s inquietante: ?bajo qu¨¦ reglas se regir¨¢ tal espacio?
Fernando Tr¨ªas de Bes es profesor
de Esade, conferenciante y escritor.
N¨²meros celestiales En las ¨²ltimas encuestas del CIS sobre religiosidad en Espa?a, el n¨²mero de espa?oles que se mostraban indiferentes rozaba el 39%, cerca del 70% si sumamos los no practicantes y los ateos. El n¨²mero de sacerdotes se ha reducido en m¨¢s de un 30% en los ¨²ltimos 50 a?os, y la edad media de los sacerdotes espa?oles es de 65. En nuestro pa¨ªs hay poco m¨¢s de 1.500 alumnos prepar¨¢ndose para un posible sacerdocio.
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