Un carn¨¦ controvertido
El carn¨¦ por puntos, en vigor desde ayer, somete a los conductores espa?oles a nuevas normas administrativas de tr¨¢fico, mucho m¨¢s rigurosas que las anteriores, sobre todo porque a las multas y sanciones tradicionales se a?ade un sistema de p¨¦rdida de puntos que puede acabar en la retirada del permiso de conducir de un automovilista en plazos relativamente breves. El procedimiento, se supone que conocido a estas alturas por todos los ciudadanos, consiste en atribuir 12 puntos a cada conductor -ocho puntos a los novatos- e ir restando por cada infracci¨®n de tr¨¢fico detectada, desde un m¨ªnimo de dos puntos por vulneraciones veniales, hasta un m¨¢ximo de seis puntos por tropel¨ªas tales como conducir con tasas elevadas de alcohol en sangre o circular en sentido contrario a lo establecido. Un aut¨¦ntico punto y aparte para el tr¨¢fico en Espa?a. La direcci¨®n general del ramo insiste en que el carn¨¦ por puntos ha reducido los accidentes de tr¨¢fico y su mortalidad en los pa¨ªses donde se ha aplicado, como en Francia o Italia, por ejemplo. Pero tal circunstancia no garantiza su eficacia en las carreteras espa?olas, por razones que conviene recordar.
El carn¨¦ espa?ol por puntos suscita objeciones de diverso calado. Entre las menores puede citarse el exceso de celo que lleva a la retirada de puntos por infracciones que no son peligrosas para el tr¨¢fico -aparcamiento urbano en carriles-bus- y que probablemente se ir¨¢n corrigiendo con el tiempo. Otras son de mayor alcance, como una cierta indefinici¨®n en el derecho a reclamar que debe asistir en todo momento a los sancionados. Y, por fin, no hay que olvidar que el ¨¦xito del sistema va a depender de la capacidad que tenga la Administraci¨®n para gestionar su aplicaci¨®n. De nada servir¨¢ una norma rigurosa, con la amenaza te¨®rica de retirada del carn¨¦, si no hay medios -radares, agentes- para detectar las infracciones. El nuevo carn¨¦ tiene que ganarse la credibilidad desde el primer momento. Tampoco servir¨¢ de mucho retirar carn¨¦s si no se controla uno de los efectos perversos de la nueva legislaci¨®n, como el muy probable aumento del n¨²mero de conductores que circulan sin ¨¦l.
En la medida en que el carn¨¦ por puntos puede reducir el n¨²mero de accidentes y muertos en carretera, debe apoyarse desde todas las instituciones p¨²blicas. Pero tampoco hay que olvidar que el sistema implica colocar a los conductores espa?oles en un r¨¦gimen de libertad vigilada. La contrapartida l¨®gica a este r¨¦gimen severo es que el Gobierno central y las autonom¨ªas reconozcan que la responsabilidad de los accidentes no est¨¢ s¨®lo en los conductores, ni se explican ¨²nicamente por la velocidad excesiva. Muchas carreteras nacionales y secundarias son infames, la se?alizaci¨®n, incluidas autov¨ªas, es muy deficiente, y todav¨ªa perviven pasos a nivel peligrosos. El Estado tiene trabajo que hacer, adem¨¢s de descontar puntos.
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