?Nacionalistas o golpistas?
Ha sido pr¨¢ctica com¨²n en la historiograf¨ªa dominante en Espa?a, tanto en la ¨¦poca dictatorial como en el periodo democr¨¢tico, referirse a la Guerra Civil como un conflicto entre las dos Espa?as, la Espa?a nacional y la Espa?a republicana, present¨¢ndolo como parte de un conflicto internacional en el que Hitler y Mussolini apoyaron a las tropas "nacionales" y la Uni¨®n Sovi¨¦tica apoy¨® a las tropas republicanas, consider¨¢ndose tales apoyos semejantes en cuanto a cantidad y calidad de material b¨¦lico. Esta versi¨®n de la Guerra Civil se complementa con otra que atribuye la derrota del bando republicano a las divisiones internas del Gobierno republicano, instrumentalizado ¨¦ste por el Partido Comunista, que era un mero agente de transmisi¨®n de Stalin.
La Guerra Civil, sin embargo, fue un alzamiento de militares profesionales del ej¨¦rcito, que invadi¨® el sur de Espa?a mandando tropas extranjeras: la Legi¨®n Extranjera y las tropas marroqu¨ªes. Como bien ha escrito la historiadora brit¨¢nica Helen Graham (en su excelente libro Breve historia de la guerra civil), la Guerra Civil vio la paradoja de ser una supuesta "cruzada en defensa de la civilizaci¨®n cristiana" llevada a cabo por tropas mercenarias islamistas -por cierto, conocidas por su enorme brutalidad- lideradas por el mariscal Mohamed Mezian, que acaba de ser homenajeado en Marruecos por el embajador del Gobierno espa?ol con asistencia de altos mandos del ej¨¦rcito espa?ol. Es m¨¢s, estas tropas fueron equipadas con material alem¨¢n e italiano, contando con el apoyo de 75.420 soldados italianos pertenecientes a destacamentos fascistas italianos que gozaron de plena autonom¨ªa, sin obedecer las ¨®rdenes de los l¨ªderes militares espa?oles.
Adem¨¢s de estas tropas extranjeras, los asesores nazis alemanes fueron los que definieron la estrategia a¨¦rea del bando golpista, realizando los bombardeos que incluyeron ataques sistem¨¢ticos a la poblaci¨®n civil, no s¨®lo de Guernica, sino de 26 otras ciudades espa?olas, gran parte de ellas catalanas, con el objetivo de desmoralizar a la ciudadan¨ªa que viv¨ªa en tales centros urbanos. En estos bombardeos desempe?aron un papel clave los esp¨ªas fascistas en el lado republicano, incluidas personas de derechas tan conocidas como Josep Pla (que tiene monumentos en varias partes de Catalu?a). El lado golpista no tuvo nunca escasez de equipamiento militar, como consecuencia del apoyo conocido y p¨²blico de la Alemania nazi y de la Italia fascista a los golpistas espa?oles. Nunca antes un Gobierno espa?ol hab¨ªa sido tan dependiente de los intereses y las fuerzas extranjeras como lo fue el bando golpista. Llamar a este bando nacional, identificado con la defensa de la naci¨®n espa?ola, tal como los golpistas se autodefinieron, es ignorar que su victoria se deb¨ªa a fuerzas extranjeras sin las cuales el golpe militar hubiera sido una nota a pie de p¨¢gina en la historia de Espa?a, como lo fueron otros alzamientos anteriores.
Fue precisamente la gran resistencia popular a este alzamiento lo que explica que, a pesar de la enorme ayuda nazi y fascista italiana a los golpistas, ¨¦stos no ganaron hasta tres a?os despu¨¦s de iniciarse el golpe. La Rep¨²blica tuvo muy poca ayuda militar. El infame pacto de no intervenci¨®n se deb¨ªa -tal como se?al¨® Winston Churchill- a que las clases dominantes del Reino Unido y Francia antepusieron sus intereses de clase (temerosos del contagio que una Rep¨²blica espa?ola progresista pudiera haber tenido en las clases populares de sus propios pa¨ªses) a sus intereses nacionales y geopol¨ªticos, que les habr¨ªan tenido que movilizar para interrumpir la expansi¨®n del nazismo y del fascismo en Europa.
En realidad, los ¨²nicos pa¨ªses que ayudaron a Espa?a fueron M¨¦xico y la Uni¨®n Sovi¨¦tica, ayuda que fue enormemente dificultada por el comportamiento del Gobierno franc¨¦s, que no colabor¨® en su mayor¨ªa en el tr¨¢fico de armas con destino a la Espa?a republicana. La ¨²nica ayuda extranjera vino a trav¨¦s de las Brigadas Internacionales, cuyo efectivo en batalla nunca alcanz¨® m¨¢s de 12.000 soldados, aun cuando el n¨²mero de brigadistas extranjeros a lo largo de todo el periodo fue de alrededor de 30.000. Por otra parte, las tensiones dentro del lado republicano no fueron la causa, sino el s¨ªntoma, de la falta de apoyo internacional. Algunos cronistas de tales desacuerdos, como George Orwell, exageraron el papel del Partido Comunista, atribuy¨¦ndole una influencia de la que tal partido carec¨ªa. Orwell, que como indica Helen Graham no conoc¨ªa ni el catal¨¢n ni el castellano, atribuy¨® err¨®neamente a los comunistas el deseo leg¨ªtimo de la Generalitat de Catalu?a de recuperar (durante los famosos sucesos de mayo) el control de la situaci¨®n, que hab¨ªa perdido inmediatamente despu¨¦s del golpe militar del 18 de julio.
El enorme desequilibrio de equipamiento militar fue lo que dio la victoria a los golpistas, los cuales eran plenamente conscientes de que ten¨ªan a la mayor¨ªa de la poblaci¨®n en contra, tal como reconoci¨® el general golpista Queipo de Llano (hoy enterrado con todos los honores en la iglesia de la Macarena en Sevilla, ciudad en la que sus tropas asesinaron a 36.422 ciudadanos) en su defensa de lo que ¨¦l llamaba el "terror saludable" necesario, seg¨²n ¨¦l, para imponer su mandato. Este terror de los golpistas continu¨® despu¨¦s de su victoria con el asesinato de 192.684 personas (ejecutadas o asesinadas entre abril de 1936 y junio de 1944 en c¨¢rceles o campos de concentraci¨®n, seg¨²n cifras del propio Ministerio de Justicia de aquel r¨¦gimen), adem¨¢s de 30.000 que todav¨ªa hoy permanecen desaparecidos. La mayor¨ªa de estas v¨ªctimas del fascismo no han sido ni homenajeadas ni reconocidas durante el periodo democr¨¢tico (tal como ha ocurrido con las v¨ªctimas de ETA), puesto que el Gobierno socialista espa?ol ha retrasado tal homenaje por temor a la reacci¨®n de los herederos de los golpistas.
Vicen? Navarro es catedr¨¢tico de Ciencias Pol¨ªticas de la Universidad Pompeu Fabra
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